Capítulo 42: Últimas horas juntos

412 29 2
                                    

(Narra Sam)

Regresamos a la mesa bajo la mirada de las personas que se preguntaban qué pasaba y porqué una niña de solo trece años había salido corriendo desesperada, Albert estaba en silencio, la reacción de Caitlin lo había dejado algo sorprendido pero no dijo nada al respecto. Me sentí aliviada al recibir ese mensaje de Max diciendo que ya había encontrado a su hija, de seguro llegarían en cualquier momento, solo quedaba esperarlos y saber qué pasaría luego.

-Entonces, tú eres Sami- habló Albert de la nada, me sorprendí cuando recordó la manera en la que me llamaba cuando solo era un niño.

-Sí, esa soy yo. Nos conocimos en la empresa de Max, tú me hablaste sobre Disney y lo genial que era Max para ti- él se sonrojó un poco y yo reí-. Es increíble que me recuerdes.

-Bueno, no recuerdo demasiado, ya sabes- asentí, era obvio ya que él solo era un niño pequeño y seguramente su vida había cambiado muchísimo en esos ocho años-. Eras la novia de Max.

-Sí.

-¿Y por qué te fuiste?- preguntó- Me refiero a Nueva York- aclaró.

-Mi hermano vive allí- intenté mentir pero no demasiado, en realidad solo estaba ocultando una parte de la historia, no le iba a contar acerca de James y Adam, ni que Max tenía una hija escondida de mí.

-¿Pero no amabas a Max?- preguntó inocentamente y no pude evitar sonreír ante una pregunta tan tonta. Claro que lo amaba, más que a nadie.

-Sí, mucho- admití-, pero las relaciones de los adultos son más complicadas, ya sabes...- Albert asintió como si esa explicación tonta (pero verdadera en cierto sentido) fuera suficiente, pensé en todo lo que había pasado, algún día Caitlin y él se enterarían de la verdad, necesitaban saberlo, era parte de su historia también.

La puerta del local se abría cada veinte segundos y no podía evitar mirar cada vez para ver si era Max quien llegaba con Caitlin. Tardaron casi veinte minutos, cuando vi a Caitlin pasar por la puerta me puse de pie rápidamente, Max venía detrás de ella. La niña comenzó a correr en dirección a mi y se abalanzó sobre mis brazos cuando estuvo cerca. Caitlin me estaba abrazando. Me costó reaccionar pero lo hice luego de unos minutos, Max se acercó quedando parado frente a nosotras de manera que yo pudiera verlo, su sonrisa era enorme.

-Caitlin, que bueno que estés aquí- dije aún abrazándola.

-Lo siento, Sam- susurró, se separó para mirarme y se colocó al lado de su padre-. Papá me contó muchas cosas, lamento todo- miré a Max sin poder creerlo, por la mirada que me dedicó comprendí que ella no sabía nada acerca del secuestro de mi loco ex novio y su aliado-, y gracias por haber pensado en mi felicidad- agregó.

-No debes disculparte, Caitlin. Y descuida, siempre pienso en tu felicidad- me sinceré, siempre pensaba en Caitlin y mucho más ese último tiempo, me asustaba la idea de que ella no aceptara mi relación con su padre pero al parecer sí lo hacía.

***

-¡Adiós!- gritó Caitlin desde la puerta de su casa y se encerró en ella y así ya habíamos llevado a ambos niños a sus hogares.

Max comenzó a conducir otra vez.

-Fue una tarde alocada- dije recordando todo lo sucedido, no había pasado mucho más luego del regreso de Caitlin y Max, simplemente disfrutamos el almuerzo.

-Lo sé, son agotadores- se quejó, buscó mi mano con la suya y entrelazó nuestros dedos-. Caitlin te ama aún más ahora- sonreí, yo la amaba a ella también.

-¿Qué hablaron cuando la encontraste?- me interesé.

-Simplemente le dije la verdad. Ella tenía miedo de que yo la olvidara por ti o algo así- me tensé al escuchar sus palabras, justo eso era lo que yo no quería-. Hey, no, descuida, hablé con ella, aclaramos todo, ella sabe el lugar que ocupa en mi corazón y sabe que lo otro que queda de él te pertenece a ti hace demasiado tiempo como para negarlo- las palabras de Max siempre eran demasiado tiernas, dulces, sinceras-. No debes preocuparte por nada, soy un gran padre.

-Si, lo eres- acepté con una pequeña sonrisa-. ¿Qué tienes planeado ahora?

-¿Por qué crees que siempre tengo algo planeado?- cuestionó de manera divertida, yo reí.

-Porque es así siempre- me encogí de hombros, llevó mi mano a su boca y besó mis nudillos sonriendo.

-No tengo planes ahora. ¿Qué quieres hacer tú?- preguntó.

-Mirar películas y comer chocolate, ¿podemos?- Max asintió energéticamente.

-Primero debemos hacer algo- lo miré frunciendo el ceño, paró ya que teníamos luz roja en el semáforo-: ir al hotel y cancelar tu reservación para esta noche y la de mañana. Te quedarás conmigo para pasar las últimas horas juntos antes de que te marches, y no acepto un no por respuesta- sonó decidido y seguro, tan típico de Max George.

Always Together - You and I 2 (Max George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora