Capítulo 2: Recordando el pasado

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Estar sentada en ese lugar hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas. Ese auto... ¿cuántos recuerdos encerraba? ¿Cuántas veces me había besado con Max allí adentro? ¿Cuántas veces le agradecí por el préstamo? Parecía que no habían pasado ocho años.

-Lindo auto- dije cuando Jennifer lo puso en marcha.

-Gracias- sonrió-. Kevin me lo regaló cuando anunciamos el compromiso con Dylan. Según entendí, pertenecía a un empresario de otro pais... ¿México? No, era Canadá. Sí, estoy segura, Canadá- asintió con la cabeza mientras salíamos del aparcamiento-. Es usado pero parece nuevo, ¿no?

-Claro.

Fuimos todo el viaje hablando acerca de la empresa. Me contó que Kevin estaba arreglando unos negocios importantes pero que nadie sabía muy bien en qué estaba metido. También resumió su historia con Dylan Blair, el hijo de Kevin. Se sorprendió cuando le comenté que era de Canadá y bromeó acerca de que ''tal vez conocía al viejo dueño del auto''. Si tan solo supiera la verdadera historia...

Llegamos a mi edificio. Yo no tenía auto pero Connor sí y me alegré al ver que ya estaba aparcado afuera.

-Nos vemos mañana- dijo Jennifer.

-Gracias por el paseo. Hasta mañana- me despedí.

Entré rápidamente al edificio y subí en el elevador hasta el piso siete. Si algo sí había cumplido es que había evitado los viejos edificios con elevadores rotos. Las puertas se abrieron y corrí hacia el apartamento que alquilaba con Connor. Cuando entré, me encontré con una imagen adorable: Connor durmiendo en el sillón con la boca abierta y abrazado a una almohada. Bien, tal vez no estaba enamorada perdidamente de Connor, pero estaba segura que era el único chico que podría causar sentimientos en mí parecidos al amor verdadero.

Me arrodillé y lo besé en la mejilla. Frunció su nariz y se pasó la palma de la mano por toda la cara. Reí sin poder evitarlo y abrió sus ojos, mostrando su hermoso color azul.

-Sam- dijo con voz adormilada.

-Buenas tardes, bello durmiente- saludé mientras él se sentaba y yo me ponía en pie-. ¿Sabes? Creo que un buen novio debe esperar a su novia despierto. Pero en cambio llego y te veo durmiendo como un oso.

Ambos reímos. Pasó sus brazos por mi cadera y yo dejé mis manos en sus hombros. Como el estaba sentado y yo de pie entre sus piernas, debía mirar hacia abajo mientras que él apoyó su mentón en mi estómago y me miraba a través de sus largas pestañas.

Bien, no voy a negarlo: Connor estaba buenísimo.

-Creo que estás olvidando algo.

-No estoy olvidando nada.

-Beso, beso, beso- rogó.

Reí y me agaché para besarlo. Digamos que en la escala del uno al diez, sus besos eran un bien merecido nueve.

-Hola- susurré pegando mi frente con la suya.

-Te extrañé.

-También yo- susurré-. ¿Cómo fue tu día?

-Aburrido- se puso de pie y volvió a abrazarme-. ¿Cómo te fue a ti?

-Bueno, las personas no son tan malas como pensé que sería. Sobreviviré- bromeé.

Connor no sabía nada acerca de mi vieja vida en Canadá. Sí le había contado cuando recién comenzábamos a salir que había salido con James dos años y que luego conocí a Max y comencé a salir con él pero no le conté más que eso. No era necesario que supiera que Max era millonario, un gran empresario reconocido en todo el mundo; no era necesario que supiera que mi ex novio era un psicópata que terminó encerrado tras las rejas con una persona que trabajaba a solo metros de distancia de mí, Adam. ¿Para qué contarlo?

-Jace llamó hace unos minutos. Quiere saber cómo te fue en tu primer día- me avisó.

Jace... No podía negarlo, tenía el mejor hermano del mundo. Sí, habíamos tenido problemas en el pasado pero en todos esos años nuestra relación había aumentado en grande. Hasta que decidí que viviría con Connor, viví junto a él y Nathan, quien se había ganado el papel de mi mejor amigo. Ellos me aceptaron en su apartamento, cubrieron todos mis gastos, me dejaban mi tiempo para estudiar cuando tenía exámenes... Eran geniales.

Tiempo después de que había comenzado a vivir en Nueva York con ellos, Jace y Nathan abrieron su propio pub en el centro. Rápidamente fue un éxito y el negocio aumentó en grande. Habían hecho mucho dinero. Por lo tanto, cuando yo me marché para vivir con Connor, ellos abandonaron ese viejo apartamento por uno mucho más grande cerca del pub. No entendía porqué seguían viviendo juntos pero quién sabe, ellos eran muy amigos y se entendían a la perfección.

Cuando Connor se retiró para tomar una ducha, llamé a Jace.

-¿Hola?

-Hey, soy yo- saludé.

-Hola, pequeña. ¿Cómo fue el primer día de trabajo?

Me senté en el sofá y llevé mis piernas a mi pecho.

-Estuvo bien.

A pesar de que no estaba mintiendo, no podía evitar sentirme un tanto confundida.

-¿Por qué creo que me estás mintiendo? ¿Qué pasa, Sami?

-Yo... Bueno, es Max- susurré, mirando hacia atrás por si Connor estaba en el pasillo escuchando.

-Ya hemos hablado acerca de esto, Sam. Puedes pensar en él, aunque no es lo mejor, pero debes seguir con tu vida. Connor es un buen muchacho.

-Ya lo sé, Jace. Pero la prometida del hijo del dueño de la editorial... Ella tiene el mismo auto que Max me había dado a mí, en Canadá- recordé.

-¿Qué?

-Es tan extraño. Al principio pensé que tal vez no lo era... Pero la patente, el número de placa, era el mismo. Y cuando entré solo lo confirmé: ese era mi auto.

-Oh por Dios...- murmuró Jace.

-Jamás podré olvidarlo, lo sé, pero esto... ¿Crees que significa algo?

-Han pasado ocho años- recordó. Se hizo un silencio desde el otro lado de la línea y suspiró pesadamente-. No, Sam, es solo una coincidencia. Por favor, piénsalo: es un maldito auto. Si no puedes olvidar a Max, bien, pero no pienses tanto en esta situación. El auto ya no te pertenece, le pertenece a la prometida de quién sea que es el hijo del dueño de la editorial. Ocho años- repitió.

-Supongo que tienes razón- murmuré.

-¿Quieres un consejo? Sal con Connor. Ve al cine, ve a cenar con él, hagan algo. Olvídate de tu primer día de trabajo, del auto, del hijo del dueño, de su prometida, de Max. Inténtalo, aunque sea por esta noche. Un poco de diversión nuca le hizo mal a nadie.

Ambos reímos.

-Estoy cansada.

-Bien, tal vez no tanta diversión- se corrigió-. Solo disfruta de tu novio, ¿crees que puedes hacerlo?

En ese momento, Connor entró en la sala con solo pantalones anchos. Se veía tan bien: cabello mojado, su cuerpo al descubierto, sus ojos azules, su piel brillante por la ducha...

-Claro que puedo hacerlo. Adiós- colgué.

Connor me miró frunciendo el ceño.

-¿Qué es lo que puedes hacer?- preguntó divertido.

Me levanté del sillón, caminé hace él y pasé mis brazos por su cintura.

-Nada, solo quiero quedarme contigo.

Connor sonrió, tal vez porque pensaba que estaba bromeando o algo así. Pero suavizó su mirada cuando entendió que no hablaba de esa manera sino que estaba siendo sincera y seria respecto a esta relación.

-No tienes que pedirlo dos veces- respondió sonriendo- porque yo también quiero quedarme contigo.

Always Together - You and I 2 (Max George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora