Capítulo 25: Todo cambia.

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(Narra Sam)

-Cuídate y llama si necesitas algo, por favor- me dijo Jace en el aeropuerto. Reí ante tanta protección y asentí con la cabeza mientras se acercaba a abrazarme. Connor tenía que trabajar por lo que no había podido ir a despedirme-. Parece extraño que vuelvas a Canadá.

-Es solo trabajo, Jace, por favor- dije restándole importancia. No le había dicho nada acerca de Max porque de seguro no dejaría que me marchara si lo supierta. Él quería que sea feliz, con Connor, en Nueva York, y Max hacía que dudara si en verdad quería esas cosas. Max me hacía cambiar de opinión siempre. Después de ese extraño mensaje de voz que me había dejado en mi teléfono, no volví a saber nada acerca de él. No lo llamé de regreso como había pedido porque supuse que sería mejor así. Una semana había pasado desde entonces-. Debo irme, el vuelo sale en media hora- le recordé.

-Sí, claro- suspiró-. Canadá encierra muchos recuerdos, Sam.

-Lo sé- afirmé con la cabeza.

-Recuerdos que volverán al estar allí- siguió.

-Lo sé. ¿Qué intentas hacer con esto?- suspiró frustradamente. Había algo en su rostro que no me dejaba tranquila. Jace estaba dudando.

-Nada, solo no te olvides que aquí está la gente que te quiere. Yo te quiero, Nathan te quiere, Connor te ama. No lo olvides.

-Esto suena a despedida- murmuré.

-Uno nunca sabe lo que puede pasar al recordar, Sam. Somos fuertes, o eso aparentamos, pero cuando los recuerdos llegan otra vez o alguien del pasado aparece... todo cambia.

***

Llegué al hotel. Era lindo, completamente accesible respecto al precio y no quedaba tan lejos del centro de Canadá. Ah... Canadá. Qué bien se sentía estar de regreso después de tanto tiempo. Mi país, mi hermoso país. Miré por la ventana de lo que sería mi habitación por una semana: podía ver a las personas abrigadas por el frío caminando de un lado a otro, apuradas, disfrutando de Vancouver. Quería salir. Así que después de ir a la cocina del hotel para comer algo, salí a disfrutar. Visité viejos lugares, los cuales casi no recordaba. Quise ir a mi viejo edificio, el que Andrew me alquilaba y que no tenía elevador, pero quedaba del otro lado de la ciudad y no recordaba exactamente como ir. Luego tomaría un taxi.

Saqué de mi bolsillo la dirección de la nueva editorial que me había dado Dylan. Él había sido muy bueno en dejarme ir a Canadá, le pareció una buena idea y me pidió que visitara la editorial cuando pudiera para ver como iban las cosas. Así que pedí un taxi levantando mi mano y le pedí que me llevara hasta allí.

(Narra Max)

Una maldita semana había pasado desde la pelea con Jack en el café y una semana después de haberle dejado ese estúpido mensaje en el celular de Samantha. Pero, aunque era muy estúpido, merecía una respuesta y ella no había llamado. Una semana más, siete días más, y aún no sabía nada de ella. Seguramente se había arrepentido, seguramente no volvería a Canadá porque en Nueva York tenía todo y en Canadá solo tenía recuerdos. Pero ugh, la quería otra vez, conmigo, de regreso. Tenía que volver, no podía no cumplir con su promesa. Inconscientemente, llevé una mano a mi pecho en donde descansaba mi primer tatuaje. Ella tenía que verlo.

-Nina, iré a la editorial para ver cómo va todo- le dije mientras salía de mi oficina ya que no estaba haciendo demasiado y me aburría. La espera me estaba matando.

-Claro, señor George- me dijo sonriendo.

Me subí a mi camioneta Jeep. Ah, cómo la quería. Comencé a conducir de camino a mi nueva editorial. Hacía rato que no me pasaba, ¿cómo estaría Derek? De seguro bien, él era genial en su trabajo. Tendría que llamar a Dylan luego para avisar cómo iba todo y para que me informe cómo iba todo en Nueva York. Era complicado tener tantos lugares de los que debía hacerme cargo, además de una hija y una relación amorosa tan complicada. ¿Relación amorosa? Bueno, no estaba seguro de poder definir así mi relación con Samantha pero eso era para mí: la única relación amorosa de toda mi vida. Penélope vino a mi cabeza en ese momento... Tan hermosa, tan buena, tan Penélope. Pero no era Samantha, y jamás lo sería, y me lamentaba que no fuera ella porque sino habría funcionado. Tal vez hasta nos podríamos haber casado. Mi familia la quería, creían que era buena para mí aunque habrían pensado eso de cualquier chica ya que ellos quería que yo dejara a Sam en el pasado para avanzar hacia el futuro (cómo me había pedido Jack) pero yo no podía hacerlo, mucho menos ahora que Sam estaba otra vez en mi camino.

-Buenos días, Max- me saludó Will que ahora se ocupaba de la editorial y, claro, su salario era mucho más alto.

-Hey, hermano- saludé-. ¿Cómo va todo aquí?

-Todo va bien. El chico de Nueva York, Derek, es una maravilla- dijo sonriendo mientras levantaba las cejas rápidamente. Comencé a reír ya que era claro que Will lo decía con doble sentido: Derek le parecía atractivo. Lamentablemente, mi amigo y Cody, su novio de hacía muchísimos años, ya no estaban juntos. En verdad se querían, o eso parecía. Recordé la fiesta en la que le dije a Chad que Derek era gay. Parecía tan lejano cuando, en realidad, no había pasado tanto tiempo desde aquella fiesta.

-Sí, Kevin Blair me lo dijo. Espero que esté dando lo mejor de sí mismo.

-Lo está haciendo- dijo William, adoptando una postura más seria y profesional-. Como sea, ¿quieres ir a ver las demás oficinas?

-Claro vamos.

Always Together - You and I 2 (Max George)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora