Suit

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07 Suit - Traje.



El ajetreo se había dado muy temprano en la mañana... mientras Hyoga aun estaba durmiendo, y Seiya todavía no había llegado a la mansión como habían acordado que haría.

Por lo tanto, Shun era el único que estaba allí, 'soportando' a la señorita Kido ir y venir nerviosamente por todos los cantos de la mansión.

—¡Debe ser perfecta!

—Lo será Sahori... como siempre.

La diosa se giró para verlo, detenidamente, después de todo Shun era el único que no era uno de sus asesores que había aguantado su histeria hasta ese momento.

—Solo debes relajarte un poco, todo ha sido meticulosamente coordinado.

Shun observo a la joven mujer a instantes de hacer lo que le pedía, comenzando a respirar para calmarse, cuando de golpe una de las asistentes entro seguida de dos hombres más, y un enorme perchero lleno de trajes... camisas, zapatos, hasta incluso diferentes tipos de corbatas.

—Aun no hemos hecho la prueba de los trajes, Señorita. Y necesitamos saber si estos van bien. —la joven clavo su mirada deliberadamente en Shun, que le devolvió una sonrisa un tanto apretada.

—¡Es verdad! ¡Ninguno de ustedes se ha probado los trajes, y la fiesta es mañana, Shun!

El Santo de Andrómeda solo suspiró, dirigiéndose al perchero con cansancio.

—No es el fin del mundo, Sahori-san.

—Si lo les queda ninguno no habrá tiempo de mandar a hacer arreglos.

La joven, Shun la conocía como Uehara Akane, estaba siendo tan insistente como el primer día en que irrumpió en la mansión con todo aquel guardarropa para él y sus compañeros.

Shun simplemente le sonrió, viendo uno por uno los trajes, hasta quedarse con dos de ellos.

—Listo, puedes sacarnos de la lista a Hyoga y a mi... y si la Señorita Kido me disculpa.

No espero un segundo más, colgó los trajes en sus brazos y desapareció por las escaleras hacia el ala donde estaban sus habitaciones.

Sabia muy bien que Hyoga en realidad no estaba durmiendo, pero hacia aparentar que en verdad lo estaba... quizás hasta estuviera ejercitándose allí adentro, con su puerta bien cerrada con llave y sin contestar a ninguna clase de llamado externo.

Shun no se molesto en hacer el intento siquiera, cerró la puerta de su propio cuarto y abrió las ventanas... la habitación de Hyoga no era contigua a la suya, pero en medio de ellos siempre había estado la que le correspondía a Shiryu, así que podría atravesar su balcón sin ningún problema.

—¡Gracias por dejarme totalmente solo! —soltó apenas atravesó el ventanal del cuarto del Cisne, encontrándolo como él ya había imaginado en pleno ejercicio de brazos.

—No quisiste seguir mi consejo... ahora no tienes derecho a quejarte.

El Santo de Andrómeda no contesto siquiera, simplemente se dejo caer en la cama, con los trajes que había llevado con él a un lado.

Por unos momentos, ninguno de los dos, hiso ningún movimiento. Ni Hyoga para retomar la acción en su ejercicio, ni Shun para levantar la cara de las cobijas de la cama.

Sin embargo, la curiosidad del Cisne fue mayor después de unos minutos más.

—¿Qué es eso, Shun?

—¿Qué es que, Hyoga?

Con un bufido, el rubio Santo se levanto del suelo alfombrado, para acercarse a la cama donde Shun parecía renuente a moverse por un tiempo indeterminado.

—Esto.

—Oh, el traje que te pondrás la noche de mañana... el otro es mío.

Hyoga lo observo con una ceja en alto. Esa loca mujer que Sahori había designado para que se ocupara de ellos y su vestimenta no había dejado de acosarlos a ninguno de ellos durante toda la semana.

—¿Así de simple? ¿No hay intentos de entrar en la habitación donde estamos vistiéndonos?... ¿No intento ayudarte con tu ropa interior?

Shun se removió en la cama, de solo recordar lo incomodo que lo había hecho sentir ese día. Aunque luego de hablarlo con los demás, se sintió un poco mejor de no haber sido el único de ello. Desde ese día, tanto ellos como Seiya habían estado escapando de esa dichosa prueba de trajes.

—Los tome a ojo... puede que no sea perfecto.

—Lo llevare, aunque me quede fatal... nada me pondrá en una habitación cerrada otra vez con esa mujer. —Hyoga sentenció con decisión, abriendo la funda donde venia el traje.

En principio, Hyoga se sintió encantado por el color gris del traje, y por la textura suave de la tela. Lo observo por unos instantes antes de conseguir una toalla, la verdad era que quería probárselo en ese mesmo momento.

Shun no presto atención cuando el rubio se deshizo de su ropa sudada y se interno en el baño, tampoco cuando salió aun húmedo, diez minutos después. Solo levanto la cabeza de la cama cuando un asombrado Hyoga le había arrojado su toalla húmeda por sobre su cabeza.

—¿Te queda bien?

—Mas que bien, es como si lo hubieran hecho para mi... ¿tú lo elegiste?

Shun asintió, asombrado de que en verdad parecía cortado a medida.

—¡Ponte el tuyo! —Hyoga insistió, arrojando el traje sobre él y sacándolo de la cama a rastras.

Para cuando el Santo volvió a la habitación, Shun llevaba un traje de tres piezas en un azul oscuro, con un chaleco cruzado que también le quedaba como cortado a medida.

—Bueno, hay que reconocer que tienes un excelente ojo... por lo menos para esto.

Hyoga sonrió, parado detrás de se compañero, con el reflejo del espejo devolviéndole una imagen que de seguro robaría muchos suspiros en la fiesta de Sahori.


Final de día 07



Notas Finales: Otro día complicado, se corto la luz y el internet no volvía... parece que cuando uno mas quiere hacer las cosas temprano mas se retrasa.

Fictober2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora