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08 Hide - Ocultar.


Hyoga se preocupó cuando su compañero y amigo de infancia no se presentó para el almuerzo. Seiya le había dicho que Shun no se estaba sintiendo bien, y lo habían enviado a casa junto a su hermano.

El rubio no entendió bien las excusas que el moreno le estaba dando, seguro tan superficiales como el mismo Shun se las había dado a él.

Shiryu en cambio, eligió su característico silencio. Encogiéndose de hombros cuando Hyoga le pregunto que era lo que sabia él acerca del tema.

Se sentía traicionado, y altamente humillado... porque Hyoga entendía que ambos sabían la verdad de lo que le estaba pasando a su amigo, y ninguno de ellos lo estaban compartiendo con él.

Las horas de clase fueron un suplicio, y apenas la campana sonó, Hyoga no espero por un segundo más, ni oyó los gritos de sus compañeros tratando de detenerlo. Su único pensamiento era saber de primera mano que era lo que estaba sucediendo con Shun.

El rubio llego al edificio que Shun compartía con su hermano, pero evito las escaleras principales, trepando con maestría aprendida, la parte trasera del edificio... y quedando a solo un palmo del balcón de la habitación del mas joven de su grupo.

Primero arrojo su mochila, por lo que sabia que su amigo podía saber que alguien había llegado hasta allí. Luego, saltar la baranda metálica, era extremadamente sencillo para alguien como él.

—Shun. —comenzó llamando, pero antes de que pudiera llegar a golpear el vidrio de la ventana con sus nudillos, la vos de Shun resonó al otro lado.

—¡Hyoga, vete!

No fue un grito en si mismo, pero obviamente había desesperación en su tono de vos.

—¿Shun?

No hubo ninguna respuesta por unos momentos, hasta que el teléfono en sus pantalones comenzó a sonar con el tono personalizado conocido.

—Shun... ¿Qué sucedió?

«Hyoga, no deberías estar aquí.»

Hyoga se quedo mirando intermitentemente su teléfono en sus manos, y la ventana, completamente cubierta por una cortina oscura.

—Shun, yo lo siento... pero nadie me dijo que sucedió contigo.

«¿Qué? Le dije a Seiya que te lo explicara. Por eso no debías estar aquí.»

—¿Qué? Seiya no me dijo nada, tartamudeo durante todo el almuerzo y Shiryu solo se encogió de hombros... pensé que algo terrible te había pasado. ¿Qué sucedió?

Shun se rió del otro lado de la línea. Un profundo suspiro escapando de sus pulmones, luego de una leve queja que tenia por protagonista a Seiya.

«Nada grave en realidad, puedo asegurártelo, Hyoga.»

—¿Entonces?

«No es que haya querido ocultártelo deliberadamente... pero ya sabes cómo son algunas instituciones escolares. Y Niisan paga mucho por mi escolarización.»

Eso no había falta que Shun se lo dijera, Hyoga mismo podía ver a Ikki trabajar hasta a horarios insanos con tal de proveer lo mejor para su pequeño hermano.

Asintió sin pronunciar palabra, con sus ojos clavados en la ventana que no revelaba nada, pero que él sabia estaba Shun del otro lado.

«Así que es importante para mí continuar ocultando mi condición de Omega hasta por lo menos llegar a la universidad.»

¿Shun un Omega?

¿Y él siendo un Alpha no lo había notado?

«¿Estas enojado, Hyoga?»

La pregunta rápidamente lo saco de su pensamiento, apresurándose a negar, aun con sus ojos en la ventana, y el teléfono firmemente apretado a un costado de su cabeza.

Su cabeza hervía de preguntas que le gustaría preguntarle a su amigo... pero por alguna razón, todas le comenzaron a parecer completamente banales. Él sabía, por todas las clases dedicadas a Alphas, lo que los Omegas pasaban en sus 'calores'.

Pero Hyoga jamás había olio feromonas muy fuertes en Shun, si bien ya hacía tiempo había aceptado que olía maravillosamente bien, aun después de dos largas horas de ejercicio físico y sin una ducha de por medio. Nada que se acercase a un Omega a punto de entrar en celo.

—¿Qué paso?

Shun entendió rápidamente la pregunta, y se limito a suspirar del otro lado.

«¿Sabes cómo son las tabletas supresoras Omegas, Hyoga?» Hyoga asintió, y puede que Shun en verdad lo estuviera viendo, por que leve risa se escuchó al exagerado movimiento de cabellos rubios. «Bien, entonces sabes que dos de esas pastillas son placebos, se toman para que el clico sea normal por más que el anticonceptivo este haciendo efecto. Hay celo, pero no niños.»

De golpe Hyoga se tensó, tosa su espalda se puso rígida. Podía ver a Shun a través del vidrio, sus cabellos sudados y pegados al contorno de su rostro. Una sonrisa tímida se dibujó en sus labios, cuando se sentó pegado a la ventana.

«Fui un tonto que no se dio cuenta... y no es que me haya saltado esa clase, creo que simplemente lo olvide.»

—¿Estas bien?

«Sí, en casa tenía una inyección de emergencia para estos casos, estoy fuera de la 'locura sexual' pero el cuerpo me duele horrores. Además...»

—Tu olor... —Hyoga quiso golpearse apenas reconoció lo que había dicho, mientras Shun enrojecía por completo.

«Puedes sentirlo.» No era exactamente una pregunta.

—Soy un Alpha... es normal que lo huela.

—¡Y serás un Alpha sin cabeza si no te bajas de ahí en este mismo instante!

Hyoga salto, y Shun grito desde la línea, aun en su oído. Incluso, el rubio había visto el movimiento abortado a ultimo momento de querer abrir esa dichosa ventana, antes de recordar la razón por la que debía tenerla cerrada.

—¡No te quiero ver por los alrededores siquiera! —Ikki gruñó, pero estaba bastante divertido con el rubor que le había nacido al rubio desde el cuello hasta el nacimiento del cabello.

Hyoga se disculpó y prometió no volver.

Incluso aseguro que él solo había estado preocupado por Shun.

Pero era mejor agachar la cabeza en esos momentos, no había momento en que Ikki no fuera un férreo sobreprotector con su hermano, y él podía imaginarse como de territorial debía estar el Alpha mayor en esos momentos.

Sí, Hyoga claramente sabia elegir sus batallas.


Final de día 08.



Notas Finales: Omegaverso... sé que hay personas a las que no les gusta, pero yo lo amo. Me encanta... siempre y cuando no caiga en los clichés consabidos del género.

Fictober2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora