Jealous

120 12 6
                                    

11 Jealous - Celoso.



Hyoga era un hombre seguro de si mismo, siempre lo había sido... y desde que Natasha estaba en su vida, él creía que casi nada podía desestabilizarlo.

Se negocio estaba cada vez mejor, mas lleno de clientes, y tenia una solida economía. Su casa estaba mas cálida desde que se tenia una hija a quien cuidar.

¿Qué podía ser tan grave como para mover el suelo bajo sus pies?

—Papá, ¿tú y mamá están peleados?

Hyoga hizo un alto en su comida por un instante. Su hija, su tesoro absoluto sobre la tierra, parecía temerosa de las palabras que abandonaron sus labios.

—¿Yo... y Shun?

Las coletas se movieron con la cadencia rítmica de su asentimiento.

Hyoga trago un nudo que no sabía que se había formado en garganta. Shun y él no habían tenido una pelea en años, y las discusiones habituales por cosas relacionas al Santuario, simplemente no las tenían frente a la niña. Esa era una regla tacita entre ellos.

—No. —concedió con voz suave, como si estuviera explicándole algo realmente complejo. —Shun y yo no hemos peleado, amor. ¿Por qué lo preguntas?

Natasha empezó a balbucear, y a negar cualquier tipo de razón por haber formulado su pregunta.

—Natasha... puedes decírmelo. No me voy a enojar.

La niña asintió, pero aun así tardo un tiempo en volver a ver a su padre a los ojos.

—Fui al trabajo con mamá, y ahí una mujer muy linda estaba hablando con él... y los dos reían, y se abrazaban. —Natasha describió, gesticulando cada acción que relataba. —Parecían felices... como si fueran novios.

Sus ultima palabras fueron en verdad susurradas, como un secreto incomodo que nadie debería saber. Pero Hyoga estaba seguro de que su pequeña niña lo había gritado en medio del restorán. Incluso, alzo sus ojos celestes, esperando que algunos de los comensales circundantes lo vieran sorprendido por la noticia recibida.

Pero, obviamente, no había nadie que se hubiese volteado en su dirección.

—Eso... —el Santo de Acuario quería decir algo... cualquiera cosa. —Shun... él...

¿Pero que decir?

Hyoga tenia entendido que ellos no eran mas de lo que siempre habían sido; amigos, compañeros... hermanos.

No que el rubio no estuviera pensando en traspasar esa barrera invisible entre ellos, constantemente. Además, todo el asunto de Natasha en sus vidas, y el apoyo incondicional del Doctor, algo debía de significar.

—De seguro solo es una amiga. —balbuceo con una sonrisa un tanto apretada.

La niña lo observo por unos instantes, antes de encogerse de hombros y seguir con su comida como si no hubiera nada mas importante en el mundo.

Sin embargo, Hyoga no podía hacer lo mismo, no podía siquiera conseguir dar un bocado más. Aparto su plato y espero a que su hija acabara de comer, ellos tenían un itinerario ya formado para llevar a cabo en su día de descanso... pero bien podían hacer una pequeña escala.

El rubio llevo su auto hasta el hospital donde Shun trabajaba, no era por nada en especial, solo quería que Natasha lo saludara.

Sí, esa era una buena excusa.

—¡Mamá! —la niña grito, saliendo del coche apenas Hyoga le había abierto la puerta.

El santo Dorado se dio cuenta de que Shun venia por la acera, quizás de su propio almuerzo, mientras de su brazo llevaba a una joven mujer.

—Natasha. ¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a verte, papá y Natasha te extrañan mucho.

Shun rio al comentario, y consiguió ver a su compañero venir detrás de Natasha, aunque por su semblante no estaba siendo un buen día para su amigo.

—Hyoga, déjame presentarte a la Doctora Akiyama Chiasa... Chiasa, ellos son mi familia. —Hyoga sonrió, orgulloso en medio de sus celos asesinos, por como los había presentado Shun. —Mi hermano Hyoga, y mi sobrina Natasha.

—Un placer conocerlos. —Akiyama sonrió, acariciando la cabeza de Natasha con una dulzura que a Hyoga le dieron ganas de arrancarle las manos a la mujer.

—Sí igualmente. —Hyoga gruñó, sin tardar en tomar de la mano a su hija. —Veo que estas ocupado, mejor nos vemos después.

Y sin más, el rubio se fue antes de que Shun dijera una sola palabra.

—¿Tu has visto lo que yo?

—¿El hecho de que no pareció muy contento de verme?

—No, claro que no... Hyoga solo es un poco introvertido.

—Y muy celoso... por lo que parece.

Shun no contestó, pero dejo escapar un pesado suspiro, que la misma Doctora Akiyama interpreto como un 'Ojala'


Final del día 11.



Notas finales: Ya es muy tarde y necesito descansar... perdón por esto.

 perdón por esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fictober2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora