Ticket

101 13 3
                                    

20 Ticket - Boleto.



Los últimos días habían corrido demasiado rápidos, demasiado complicados.

Él aún tenía una enorme cicatriz curándose en su espalda, luego de la ultima batalla. Y, aun así, viajo al Santuario y estuvo de nuevo en su puesto de trabaja sin ninguna queja.

Ahora estaba de camino al departamento de Hyoga, con Natasha de su mano, pensando que todavía debía de pensar en la cena antes de poder usurpar la cama del rubio y dormir unas horas al menos.

—¡Papá! —Natasha salto en un grito alegre, apenas Shun había abierto la puerta.

El santo dorado de Virgo parecía confuso de verlo aun en la casa, cuando debería de estar trabajando ya a esas horas. Pero ahí estaba, sentado en el sofá, como si no tuviera nada mejor que hacer en esos momentos.

—¿Qué haces aquí, Hyoga?

—¡Acabo de renunciar! —Hyoga explicó, abrazando a una Natasha que no dejaba de contarle su día en la guardería.

—No puedes renunciar, Hyoga... eres el dueño. Digo, por si te has olvidado de ese detalle.

—Bueno, oficialmente... solo soy el Barman, Shun. —El rubio parecía divertido, como si molestar a un cansado Shun fuera su hobby favorito. —Pero bueno, digamos que mi renuncia es solo temporal.

El Santo de Acuario mostro en su mano, algo que Shun podía reconocer bien, pero que no sabia porque exactamente Hyoga estaba mostrándoselos.

—¿Para qué son?

—Dos semanas Shun, lejos solos y descansando... Natasha, tu y yo.

—¿Dónde?

Hyoga estrecho sus ojos, pero no contesto hasta que se hubiera cerciorado de lo que decían los boletos de avión en primer lugar.

—Brasil. He oído que tienen un verano eterno... sol, playas.

—No he dormido nada en horas.

—Dormirás en el avión, Shun.

—No he arreglado ninguna maleta, Hyoga.

—Yo tengo todo ya preparado. Mira. —el rubio señalo sobre su hombro, dos maletas ya listas y dos bolsos más de mano.

—¿Tú has hecho eso?

—Sí... bueno, en verdad Mamá me ayudo a tenerlas listas. —Hyoga aceptó, optando por su as bajo la manga, antes de dejarle a Shun tiempo para pensar en una negativa. —¿Que dices tú Natasha, te gustarían unas vacaciones?

—¡Si! —la niña salto sobre las piernas de Hyoga.

—Eso es chantaje... quiero que lo sepas.

—Eso es saber usar muy bien las cartas que tengo en mi mano, Shun.

—Natasha aun no ha comido, yo no he comido. —Shun intentó buscar excusas, no que la idea de viajar y descansar fuera de todo lo que había sido su vida en esos últimos días, no le apasionara, pero aun era muy previsor para simplemente dejarse ir. —Tengo que avisar al hospital.

—Uno: aun hay tiempo antes de que salga nuestro avión. La cena corre por cuenta mía, donde ustedes quieran... Dos: No tienes que llamar al hospital, solo a la mansión y que ellos se ocupen.

—Hyoga, esta no es una misión... no puedo jugar siempre esa mano. —suspiró de manera cansada, pero se acerco a su compañero para leer bien los boletos de avión. —No tienen fecha de vuelta.

—No, y es que mi idea son dos semanas, sé que cualquier cosa puede hacernos volver antes... solo necesito que digas que sí, Shun. Una especie de celebración.

¿Celebración?

¡Claro, Natasha!

—Sí, iremos de vacaciones.

—¡Si, vacaciones! —Natasha salto del regazo de su padre, para estar colgada de Shun en muy poco tiempo.

—¿Cuándo sale el avión?

—Aún hay tiempo.

—Bueno, entonces me acompañaras a hablar directamente al hospital... de ahí algo rápido de cena, y nos iremos al aeropuerto.

Hyoga acepto el recorrido, yendo directamente a recoger las maletas y bolsos. Una última revisión por parte de Shun para saber que era exactamente lo que llevaban y lo que no, y los tres estuvieron dentro del auto.


Final del día 20



Notas Finales: Bueno, ya no sé cuantas veces toqué el universo de Okada, pero si lo hago es por que me encantan estos tres juntos.

Fictober2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora