—¿Qué demonios quieres ahora tú aquí?
La observó extrañado ¿Por qué estaba tan molesta? Y antes de preguntárselo, su olfato lo alertó.
—¿Estás lastimada? —le inquirió preocupado, acercándose a ella.
—Sólo me corté un poco el dedo ¿Qué quieres aquí, Dariem?
—¿Segura es un poco? Déjame ver.
—Sí, sólo es un pequeño tajo.
La tomó de la mano, y observó el corte. Su vista incluso en la noche era buena.
—¿Qué haces? —le inquirió extrañada, incómoda, al ver que él acercaba el dedo a sus labios.
Y sin decirle nada, lo lamió, estremeciéndola.
—N-No hagas eso, es asqueroso —se quejó quitándole la mano.
—Es para que deje de sangrar.
—A eso iba al baño, a desinfectarme la herida y ponerme una bandita —le dijo caminando hacia él.
Dariem la siguió por detrás, y observó como ella tomaba una caja blanca que guardaba en una de las gavetas, y sacaba una botellita de agua, tirándose un poco en el dedo.
—Aún no respondiste porqué estás aquí ¿qué quieres? —le preguntó mientras se echaba agua oxigenada.
—No volviste al asentamiento.
—Tú si que eres un cara dura, Dariem. ¿Te lavas la cara con cemento?
—¿Qué? —le preguntó extrañado.
—Huiste la otra noche, te desapareciste por días ¿Y me preguntas por qué yo no volví?
Se colocó la bandita, y lo miró molesta.
—Ya tuve que aguantar un estúpido ésta noche, dos no.
—No sé a quien te refieres, pero si estoy aquí, es porque Luna te extraña.
—No pongas a la niña como excusa.
—Es la verdad. Intenté que te olvidara, que se distrajera con una chica de nuestra familia, pero ella se niega a que no seas tú.
—¿Y así lo resolviste tú, verdad?
—No sé a que te refieres.
—¿Tú también te distrajiste con una mujer de tu especie?
—Esto no viene al caso, estoy aquí por Luna.
—Iré a verla.
—¿Cuándo?
—Mañana, mañana temprano estaré allí.
—De acuerdo, gracias.
—Yo tampoco lo hago por ti, Dariem, lo hago por Luna.
***
—¿Qué te parece si a éste lo pintamos de amarillo?
—Déjame sola —se quejó la niña, tapando su dibujo—. Yo no quiero estar contigo.
—Pero Dariem me pidió que te cuidara hasta que regresara.
—Vi como lo besabas —le dijo molesta, afilando sus pupilas.
—Eso es algo que hacen los adultos.
—Yo no quiero que te bese a ti, no te quiero a ti, prefiero a Narel.
—Pues que lástima, niñita, a Dariem no le gustan las humanas. El prefiere a las mujeres de su especie.
—Él no te quiere a ti.
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Dariem
Science FictionLuego de que Narel defendiera a un muchacho, de la golpiza que le estaban propinando unos vándalos, descubre que se trata de una Bestia, una raza de humanos híbridos, que ha sido exportada y comercializada, como esclavos, hace más de treinta años at...