CAPÍTULO 23

39.5K 4K 366
                                    

—Te veo diferente ¿te hiciste algo en la cara?

—No —sonrió divertida Narel—. ¿Por qué lo dices?

—No lo sé, te ves más bonita —le dijo Camille, observándola detenidamente—. ¿Estuviste con Dariem?

—S-Sabes que no hablo de mi privada.

—Es eso —sonrió traviesa—. Deben haber follado como dos conejos en celo —rio divertida.

—No y no, no he estado con él. Nuestra... "Relación" aún no es como antes, Dariem tiene mucho por disculparse. La forma en que me trató, como la misma mierda, le llevará mucho tiempo remediar.

—Pero Nari, eso fue hace más de un mes, ya déjalo pasar, ya fue. Él está arrepentido y lo sabes.

—Lo sé, pero aún no estaremos juntos

—¿Y si se va con otra?

—Pues problema suyo —pronunció en un tono molesto—. Bastante tuve que perdonarle cuando pasó lo de Luna.

—Hablando de ella ¿Cómo está la niña?

—Abrió sus ojos —le dijo emocionada—. Aún no he podido verla, ya que los médicos consideran que es una etapa delicada, y lo mejor es que esté con Dariem.

—¿Pero ella está bien?

—Eso creo, no he podido hablar mucho con él.

—¿Por qué?

—Está con Luna.

***

Había terminado de leerle un cuento, algo que había aprendido los dos meses que Luna había estado dormida. La niña se veía muy bien de ánimo, ya comenzaba a comer algunos sólidos, y preguntar cuando se irían.

Los médicos le habían asegurado que las lesiones serían leves, incluso hasta podría recuperarse sin secuelas, con el paso de los meses, ya que al ser tan pequeña, más favorable sería el desarrollo.

—Dar.

—Dime cariño —sonrió, abrazándola a él.

Ambos estaban acostado en la cama de la habitación de ella.

—¿Puedes quitar esto? —le pidió señalando el conejo rosa que estaba sobre una pequeña mesa.

—¿Por qué?

—No me gusta.

—De acuerdo, lo sacaré ¿pero recuerdas quién te lo dio?

—Sí, por eso no lo quiero. ¿Puedes sacarlo, Dar?

—Sí —pronunció en un tono bajo, confundido.

Tomó al conejo, y lo dejó bajo de la cama.

—Luego me lo llevaré ¿de acuerdo?

La pequeña morena asintió con la cabeza, abrazándose a él, y cerrando los ojos.

—¿Tienes sueño?

—Un poquito. ¿Estarás aquí?

—Claro que sí —sonrió suavemente, besando su frente—. Descansa Lu.

***

Hacía cuatro días no veía a Dariem, él sólo respondía sus mensajes, cuando ella le hablaba. Si Narel no lo hacía, él tampoco tenía la intención de contactarse con ella.

Y la castaña ya comenzaba a sospechar que el muchacho no tenía más interés en ella. Quizás Camille tenía razón, había conseguido otra mujer, con quien follar cuando le viniera en gana.

La última vez que habían hablando, le había pedido ver a Luna, pero Dariem le había dicho una vez más, que los médicos le habían aconsejado que fuera cuando la niña quisiera verla. Y Luna no había preguntado por ella.

Suspiró, y se acurrucó en el sofá, comiendo helado, con el sonido de la televisión de fondo. Ni siquiera estaba viendo la programación, sólo quería algo de ruido para no sentirse tan sola.

Tomó su celular, y observó la hora. Eran cerca de las once de la noche, y ella aún no tenía sueño, estaba aburrida. Pero sabía que al día siguiente debía trabajar.

Con muy pocas ganas, se levantó del sofá, y arrastró sus pies hasta la habitación, quitándose la ropa para tomar un baño de agua caliente. Tal vez así su cuerpo se relajaba, y podía dormir.

Desde que habían atrapado a Orión, se había sentido un poco más segura. Pero dudaba que tuviera mucho tiempo encerrado, ni siquiera estaba en el lugar que se merecía. Estaba en un centro de salud mental, y sabiendo que su familia tenía mucho dinero, hasta podría conseguir pagar la prisión domiciliaria... Si es que llegaban a juzgarlo.

Respiró profundo, y abrió el grifo de agua caliente. Mientras el agua comenzaba a caer, desató su cabello, dejándolo suelto.

Se metió bajo el agua, dejando que el agua tibia relajara su cuerpo, y se puso a pensar que haría con su vida. Tal vez podría pedir que le adelantaran las vacaciones, e irse algún bonito a lugar a despejar su mente. Aquel año había sido un completo caos en su vida.

Con la llegada de Dariem, la creación del asentamiento, la búsqueda por la aprobación de la ley para ellos, el secuestro de Luna, su coma... La cabeza de Narel estaba saturada ya, necesitaba vacaciones.

Y se iría sola, tal vez con Camille, si decidía estar unos días lejos de Onías. Dariem ni quería verla, Luna tampoco. Todos habían continuado con sus vidas, menos ella.

Cerró los ojos, sintiéndose afligida, y tomó la esponja, poniendo un poco de jabón líquido, antes de comenzar a pasarla por su cuerpo.

Llegó hasta su vientre, y abrió los ojos, mirando hacia abajo. La ansiedad y los nervios, comenzaban a pasarle factura por lo que parecía, algo que antes no le había ocurrido.

Siempre había sido de buen comer, y jamás había engordado, hasta ahora. Su vientre estaba levemente abultado, parecía una panza producto del alcohol, o hinchada.

—Ahora estás gorda, y por eso no te quiere —se dijo así misma, pensando en Dariem—. Que se joda.

***

—Ella se ve preciosa, ya parece la misma Luna de siempre —sonrió Onías, observando a la niña jugar sobre la cama, con unas muñecas.

—Lo sé, no sabes lo que me tranquiliza verla así, tan llena de energía.

—¿Hasta cuándo debe estar aquí?

—Unas semanas más, luego debo traerla a control. Oye ¿podrías mirarla por un momento? Necesito hacer una llamada.

—Claro, ve tranquilo —sonrió.

Dariem salió de la habitación, y marcó el número de Narel. Hacía una semana no hablaba con ella, y como la castaña había dejado de mandarle mensajes, creyó que ella estaría enojada con él. Por lo que había optado no molestarla.

Bienvenido al buzón de voz de-

Cortó la llamada, gruñendo molesto. Desde temprano en la mañana había querido comunicarse con ella, pero siempre le atendía el buzón de voz.

Aquella noche, luego de que Luna se durmiera, iría a visitarla.

...

¡Hasta aquí por hoy! Nos vemos mañana bell@s 😘❤💞

DariemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora