Capítulo 20

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Dante

Serena duerme plácidamente, mis manos acarician su sedoso cabello. Nuestras piernas se encuentran entrelazadas, sus manos apoyadas sobre mi pecho. Su rostro escondido en el hueco de mi cuello.

Flashes de anoche comienzan a reproducirse en mi cabeza, pudimos aclarar las cosas con Serena. Finalmente le conté todo lo que fui y soy, también le expliqué que ya no quiero estar relacionado con ese mundo.

Se que nuestros padres lo estuvieron y actualmente tienen algunos problemas, que vienen arrastrando de años. Pero no soy quien para juzgarlos, varias veces los escuche hablar cuando era más chico.

Todavía no recuerdo bien, como es que ingresé a ese mundo. Era chico, lo único que quería era divertirme, amaba los autos, joder, que mejor manera de correr carreras. Siempre supe que era ilegal, pero no me importó en ese entonces. Con el pasar de los años, me fui dando cuenta de la gravedad de mi situación, no quería perjudicar a mis padres o a mi hermano. No quería ese futuro para mí, pero me costaba salir.

Desde que tengo uso de razón, estoy en el taller de mi padre, desde pequeño que él siempre me fue enseñando. Lo que quiero decir con esto, es que nunca lo hice por falta de dinero o por saldar una deuda, yo solo me metí.

Siempre tuve una pica con un Jasón, eramos rivales, de pandillas distintas. Gané todas las jodidas carreras contra él, nunca necesite usar nitro, ni nada extraño para poder ganarla. Es estrategia y pisar el acelerador cuando corresponde. Pero Jasón está metido en lo más oscuro de las calles, por eso siempre se manejaba de contramando. Nunca nada legal, tampoco que yo fui un santo, pero no necesitaba ser tan ilegal para ganar.

Jasón siempre quiso mi puesto, era capaz de hacer cualquier cosa con solo estar en mi lugar. Antes de venirme a España, deje todo claro con él. Le di mi podio, por supuesto que mi equipo, no quiso ser liderado por alguien tan sucio como él. Pero ese ya no era asunto mio, yo le di lo que él quería.

Espero que no me joda más, ahora quiero ser un buen hombre para Sere, ya no quiero estar más metido en esas tinieblas y tampoco quiero que Serena lo este. Si a mi chica le gusta correr y competir, joder, lo haremos de forma legal.

Hace ya casi medio año que estamos juntos con Serena, no puedo creer como es que pasó el tiempo.

Cada día que pasa, me enamoro un poco más de ella. Su forma de pensar, de actuar, sus pensamientos, sus caricias, besos y abrazos. Sus palabras tiernas y lindos mensajes de buenos días y buenas noches.

Siento caricias en mi cabello, mi chica se despertó. Su cuerpo se pega más al mío, con mi mano derecha acarició su mejilla, aún sus ojos siguen cerrados. Acerco mis labios a su mejilla y depósito suaves besos.

Noto como se forma su preciosa sonrisa, acerbo mis labios a su carnosa boca y le doy un beso.

-Buenos días mi amor -su voz suena un poco más grave de lo normal.

-Buenos días princesa hermosa mía -depostio un beso por cada palabra.

-Me duele la garganta -comienza a toser.

-Eso puedo notar, ahora te hago un té con miel -se acurruca más sobre mi.

-No quiero contagiarte -pensaba darle otro beso, pero esconde su rostro en mi cuello.

-Pienso darte besos durante toda la vida, con o sin peste.

Se incorpora rápidamente y siento como estampa sus labios contra los míos.

-Sos tan tierno -coloca sus manos alrededor de mi rostro y me observa, solo a mis ojos.

-Te amo Serena, joder, despertaste que sea un cursi, que diga cosas tiernas, que piense en color rosa, que me vuelva jodidamente loco por ti.

-No sos el único cariño.

Y así pasamos parte de la mañana, dándonos besos, diciendo cosas tiernas. Como le dije a Serena, le preparé un té calentito con mucha miel y un rico tostado.

Luego de una mañana tranquila, nos dimos un baño y nos alistamos para ir a buscar a Mateo. Le prometimos que iríamos a buscarlo, para pasar la tarde.

Serena estaba hermosa con su pollera de Jean oscura, una manga corta blanca y una zapatillas. Su maquillaje como siempre impecable, su perfume delicioso floral.

Mi atuendo consistía en unos pantalones negros abuchonados, como se usan ahora. Una remera maga corta gris y un canguro. Mis zapatillas, que de casualidad eran las mismas que las de Sere.

-¿Lista? -me coloco a su lado y apoyo mi mano en la parte baja de su cintura.

-Lista -me besa en la mejilla y ambos salimos de mi departamento.

El día se encuentra soleado, una perfecta tarde, para disfrutar de  la compañía de Sere y el cariñoso Mateo.

El viaje a la ONG fue rápido, ya que no hay mucho tránsito. Serena se encuentra sumida en sus pensamientos. Una de las cosas que más me gusta de esta relación, es que ninguno de los dos necesita llenar los silencios. No son silencios incómodos, cada unos está navegando en su mente.

Estaciono el auto justo en la puerta de este gran hogar, antes de que Sere se baje del auto. Tomo su rostro entre mis manos y le doy un cálido beso. Luego  la dejo libre y se va a buscar al campeón, esta tarde iremos al shopping.

Los minutos pasan y observo con serena aparece acompañada por Mateo, el niño trae comonsiempre su conejo de peluche y su mochilita. Mi novio tiene esa sonrisa que me vuelve loco y que me genera unas ganas inmensas de adoptar a este niño.  Quiero ayudarla a Serena, quiero ayudarlo a Mateo. Somos jóvenes para ser padres, pero con el poco tiempo que conozco a este niño, ya se llevo mi corazón. Sese lo ama como si fuera suyo, hay que demostrarle a la justicia que estamos capacitados para ser sus padres.

Me bajo del auto y me coloco en cuchillas, Mateo viene corriendo y lo atrapó con mis brazos y le doy una vuelta, acarició su cabecita y él coloca su cabeza sobre mi hombro.

Y así pasamos otra tarde maravillosa, cada vez entiendo más el lenguaje de señas y debo decir que me se defender. Todavía me falta aprender, pero tengo facilidad para hacerlo.

Y con el paso del tiempo, puedo entender que es lo que siente Serena. Porque estoy sintiendo exactamente lo mismo. Cada minuto que pasó al lado de Mateo, incrementa mis ganas de apurar con ese maldito papeleo.

Me cuesta entender cómo es que lo abandonaron, ¿Cómo es que un padre o madre, deja a su hijo en una bolsa?

Pero no soy quién para juzgar, quizás tuvieron sus razones. Aunque eso lo justifica, el tema de la bolsa. Lo que más me duele es que hay más niños como Mateo y peor aún a otros los matan.

¿Qué culpa tiene la criatura?. Los hijos no eligen a sus padres, me da bronca, impotencia. Hay matrimonios, parejas, novios, que desean profundamente tener un hijo y por razones médicas no pueden hacerlo. Esas personas sufren horrores, darían lo que fuera por poder tener un bebé. Y las personas que tiene la bendición de ser padres, los matan, los tiran por ahí.

Que injusta que es la vida, pero yo creo que nadie se salva. Si uno hizo daño, tarde o temprano, la vida te acomoda. Quizás no es de público conocimiento, quizás uno ve a la persona que está increíble. Pero uno nunca sabe su interior.

Joder que me pongo filosófico, cómo cambio mi vida. Serena me volvió más blando, más humano y lo tan robot.

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Los adoro

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