Capítulo 38

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Dante

Me encuentro admirando la belleza de mi mujer, de mi futura esposa. Su cabello se encuentra esparcido por toda la almohada. Su semblante es sereno, sus pestañas largas y respingadas. Su nariz preciosa con ese pequeño diamante, sus orejas llenas de mini diamantes y algunas argollitas. Acaricia su cuerpo, recorro cada parte, siento como su piel se eriza ante  mis caricias.

Se acerca, aún dormida, más a mi cuerpo. Nuestras piernas se encuentran enredadas, sus manos apoyadas en mi pecho, su rostro escondido en el hueco de mi cuello.

Su torso desnudo, sus pechos descubiertos acarició suavemente su pequeño piercing. Pero la tentación es inevitable, con cuidado de no moverla demasiado. Comienzo a marcar un sendero de besos desde su mejilla hasta mi objetivo. Pequeños gemidos se le escapan y me vuelven loca. 

-Buenos días princesa -susurro en su oído, no me despido de esa zona sin dejarle un beso húmedo en el lóbulo de su oreja.

-Muy buenos días -susurra en respuesta. Su cuerpo se pega mas al mio, si es que eso es posible. Acaricio su espalda, su cintura y mis manos se pierden por zonas más profundas.

-Extrañaba tanto estos momentos -le digo mientras me deleitó por su figura.

-No te das una idea de cuanto te extrañe. Me di cuenta que jamás podrías haber mantenido una relación a distancia, cuando eramos más chicos.

-Una de las razones por las que nunca dije nada. Era una tortura despedirme de vos y no verte hasta las fiestas.

-Pero ahora ya no va a suceder eso, vamos a vivir juntos. Disfrutar de nuestra cercanía y darle muchísimo amor a Mateo.

-Que no te quepa ninguna duda. Ahora quiero mi beso de los buenos días -hago un piquito y ella gustosa, une nuestro labios en un profundo beso.

Pasamos una mañana llena de amor, viviendo cada momento. Luego de un tiempo Mateo se despertó y vino a darnos un hermoso abrazo. Nos quedamos los tres acostados, no hacia falta hablar. Las palabras estaban de más. El pequeño se encontraba acostado, en el medio de ambos, ambos brazos extendidos y disfrutando las caricias que le hacía su madre.

Esta imagen me la pienso guardar en lo más profundo de mi mente, en mi álbum de recuerdos. Ya son varios los momentos que tengo capturados y este se va a quedar con todos ellos.

Los días siguientes fueron iguales, todas  las mañanas amanecíamos de la misma forma. Hubo noches que Mateo durmió con nosotros, otras que estábamos solos. Por las tardes, les hacia de  guía turístico. Los llevaba a comer, a tomar una rica merienda. Compramos algunos regalos ya para las fiestas, dentro de muy poco tiempo llega la navidad. 

No quise tocar el tema de la empresa, Sere está al tanto de todo. Aparentemente estamos muy cerca de descubrir quien fue, nadie se imagina lo que estamos haciendo. Ninguno de los empleados se lo ve venir. 

Pero ahora pienso disfrutar de mi familia, anoche uno de los abogados me mando un mail confirmando la iniciación de nuestro plan de acción. La semana que viene llega mi padre y le pondremos un punto final a todo este asunto. No veo la hora de regresar a mi hogar. 

Me encuentro acostado en la cama, con Mateo a mi lado. Estamos vienen por décima vez en este día Ironman. Joder, que me se hasta los diálogos. Pero al pequeño le encanta y con esa carita sabe que me tiene. 

-Iré a ver si tu madre necesita ayuda -le digo a Mateo. Solamente asiente y vuelve a mirar la película, joder.

Cuando salgo de la habitación, un olor delicioso inunda mis fosas nasales. Con pasos lento me voy acercando hacia la cocina, Sere está muy concentrada en su trabajo. Cortando las papas y poniéndoles especies. Una linda música suena de fondo, sus caderas a poemas se mueven al compás, mis jodidos pantalones le quedan grandes. Mi camiseta blanca, se encuentra anudada en su vientre. Su pelo esto hecho un moño en la cima de su cabeza. 

Es la jodida imagen perfecta. 

-¿Te gusta lo que ves? -me atrapó.

-Mucho -me acerco a ella y me coloco justo detrás. Mis manos acorralan su cintura, mi boca atrapa su cuello. Continua con su labor, mientras que beso su cuello, devoro cada parte. 

-No quiero regresar -susurra. 

-Tampoco quiero que lo hagas, pero debemos hacerlo. Solo me quedaré una semana más, luego volveremos a estar los tres juntos.

Gira su cuerpo y queda acorralada entre la mesada y mi cuerpo. Mis manos aún siguen en su cintura, las suyas viajan a mi pecho. Ahora mis ojos solo observan el anillo, ese anillo que elegí especialmente para ella. Ese anillo que es el símbolo de nuestra relación, de nuestra fidelidad. Tomo su mano delicadamente, beso la sortija. 

-Este anillo representa nuestro infinito,  nuestro amor, nuestra fidelidad.

-No hay día que no lo observe, no hay día que no se me escape una sonrisa al verlo.

-Créeme que no veo la hora de que ambos estemos frente al juez y decirte cuanto te amo, continuado del "si quiero".

-¿Cuándo te volviste tan romántico? -pregunta con una sonrisa en su rostro. 

-Desde el día que supe que quería que estés al lado mio, para el resto de mi vida. Solo vos pudiste sacar esta parte de mi. Solo quiero verte sonreír, decirte palabras y gestos tiernos. Todo lo que hago es por vos. 

-Joder, que me vas a hacer llorar cabrón -ambos estallamos en una carcajada. Serena sujeta mi rostro y nuestros ojos se conectan. 

-Te amo Dante y quiero vivir a tu lado para siempre, siempre. 

-Amén. 

Luego de nuestro pequeño encuentro en la cocina, la comida ya estaba lista. El pequeño apareció  a los pocos minutos, con su peluche en mano. Joder, tendré que comprar uno nuevo. Pero adoro ver como lo observa, como lo cuida. 

Los tres cenamos en familia, esta era nuestra última cena. Mañana cerca del mediodía debíamos estar en el aeropuerto. Mi mujer y mi hijo regresan a España, me encantaría que los tres retornemos. Pero aún no termina el asunto de la estafa, la semana siguiente viaja mi padre. 

Mateo quiso dormir con nosotros en la cama, a cada rato me decía cuanto me quería y que me iba a extrañar muchísimo. Y yo no me cansaba de repetirle cuanto lo amo. Serena lloraba en silencio, lagrimas de emoción caían de sus preciosos ojos. 

Ella siempre soñó con este momento, pero jamás se imaginó que yo iba a estar a su lado. En este caso la realidad superó su expectativa y joder, me encanta. 

La mañana siguiente desayunamos los tres en la cama, esta vez me encargué yo del desayuno, con Mateo. Dejamos a nuestra princesa descansar en sus aposentos, mientras que nosotros hacíamos unas ricas tortitas, cortamos fruta, Mateo exprime naranjas y yo preparo café y chocolatada. 

-Voy a cuidar a mamá en tu ausencia, como te lo prometí -Mateo me comenta, mientras esperamos que se cocinen los hot cakes. A veces me pregunto, si este niño de verdad tiene casi cinco años. 

-Ese es mi muchacho, debemos cuidar de ella y darle mucho amor. 

Los adoro 




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