La Estrella Agonizante (Terminada -En edición )

Verte

La única vez que salí de mi habitación fue en aquella celebración, desde ese momento me encerré en esta, no quería tener ningún contacto con ningún espectro y mucho menos con Hades, aquel balcón era el único contacto con el exterior, pasaba todo el día ahí, sentada en una silla de madera con solo una cobija entre mis piernas. El frio causado por la nieve no me importaba, solo quería pasar el resto del tiempo mirando el horizonte, durante ese tiempo la única persona con la que me gustaba hablar y me comprendía, era Pandora, sabía que odiaba este lugar que si pudiera saldría de aquí lo más antes posible, incluso ella me reveló una artimaña que Hades me tendió.

Flasflack.

— Le hemos traído algo de comer. —dijo una de las sirvientas dejando, fruta, semillas, vino, pan entre otras cosas en una mesa cercana. —

— Se los agradezco. —conteste desde el balcón. —

Las mujeres se inclinaron ante mí para después salir, una vez escuché la puerta serrarse me levanté y caminé hasta donde estaba la comida. La verdad lucia apetitosa y ya había pasado un día sin haber comido nada, miré las uvas, su color violeta y su forma perfectamente redonda y voluminosa le daban un toque más apetitoso, decidí tomar unas cuantas y llevármelas a la boca.

— Mi señora es mejor que no lo haga. —una voz femenina me detuvo, para acto seguido mirar al origen de esta. — Espero no importunarla.

— Pandora.

— Sé que es una falta de respeto entrar sin ser avisada, pero deducía que algunas cosas no le habían informado. Y veo que entre en el momento adecuado.

— ¿A qué te refieres Pandora?

— Sabe que si come algo proveniente del inframundo se atara a él para siempre. —sus palabras me alertaron y miré al fruto en mis manos. —Por su expresión creo que no le han dicho nada.

—No.

— No sé preocupe, pero le ruego que no se lo diga a nadie. —la mujer bajo la mirada. Caminé hacia ella y colocando mi mano en su mentón alcé su rostro. —

— Está bien confíe en mí. —sonriéndole suavemente. —

— Sé que nuestro primer encuentro no fue digamos adecuado, puedo sentir que desea salir de este lugar con todo su corazón. No será nada sencillo, pero yo la ayudaré. —escuchar eso me sorprendió que los ojos se me abrieron de un golpe. —

— Pero ¿Por qué quieres ayudarme? ¿acaso tú no eres la mano derecha de Hades? —Pandora tomo mi mano y retiró los frutos que tenían en esta para volverlos a poner en aquella bandeja de plata. —

— Por qué se cómo se siente ser separada de su hogar. —mi mirada era de extrañes, aún no encontraba el sentido a establecer en esta situación. — En la era del mito fui condenada por mi curiosidad a servir a el señor Hades, ser un siervo que sacrificaría por su deleite. Pero tú Helena, tu si tienes opción. —escuchar mi nombre me lleno de alegría, siempre me llamaban Perséfone, saber que alguien aquí me llamaba como soy, me hacía sentir feliz. —

— Y ¿Cómo me vas a ayudar? Hice un trato con Hades, yo a cambio de la vida de mis amigos

— Primeramente, dejando de comer esto. Y con lo que corresponde a sus amigos no creo que Hades lo cumpla el solo quiere ver cómo este mundo se consume en muerte y desolación, pero podremos detenerlo desde adentro hasta que usted pueda salir.

— Gracias Pandora. —no dude en abrazarla, en verdad necesitaba tanto un apoyo en estos momentos. —

— Bueno. —separándome de ella. — por el momento no coma nada, yo le traeré comida del exterior así no se atará al inframundo.