Violencia

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Escuchaba los rumores, Aiacos había llegado a Yamir una formidable batalla junto con sus espectros más cercanos se estaba suscitando, mi rostro había entristecido, al recordar que Sasha había escogido la segunda opción, esto sumado el desprecio de Hades me estaban comiendo por dentro. ¿Cómo puedo evitar tantas muertes si son tan serrados? Esto me causaba dolor de cabeza.

Mi distracción era cuidar al pequeño, este incluso me revelo uno que otro secreto acerca de mi vida anterior, que incluso me sacaba una que otra sonrisa. Quien iba a imaginar que en el tiempo del mito era bastante dramática, algo que no formaba parte de mi personalidad y que tuve un problema con una ninfa que se llamaba Menta, y bueno digamos que no le fue muy bien. Cómo quisiera que Hades fuera el que me contara esto, que estuviera conmigo, pero el decidió alejarme por un motivo que no comprendo.

— Estoy preocupado por la señorita Pandora. —susurro el pequeño, aprovechando mi distracción, creyendo que no lo había escuchado. —

— La quieres mucho. —el pequeño puso una cara de vergüenza. —

— No, no, no... lo que quería decir es que... mmm...

— No tienes por qué excusarte, quiero saber acerca de ella.

— Bueno... —el joven tomo una posición más cómoda para relatar lo que supuse era una larga historia. — La señorita Pandora no tuvo una vida favorable, castigada por los dioses por abrir una caja que contenían los males del mundo, vago por la tierra sin descanso alguno, hasta que nuestro dios, el benevolente Hades, se apiadó de ella y le dio un lugar en el Inframundo. Estuvo tan agradecida que le juro lealtad a nuestro dios, sirvió y atendió el Inframundo convirtiéndose en la mano derecha del señor Hades y cabeza de su ejército. —el pequeño bajo la cabeza y apretó disimuladamente sus puños arrugando las sábanas que tenía debajo, tomé su mano para poder tranquilizarlo y entregarle confianza con una sutil sonrisa. —

— Tranquilo, todo está bien.

— Pero cuando nuestro señor la conoció y la llevo al Inframundo, poco a poco su actitud cambio, a pesar de eso fue muy amable con usted, consolándole y dándole a poyo mientras se acostumbraba a su nueva vida, incluso no dejaba de decir que se sentía muy feliz por usted y el señor Hades cuando obtuvieron nupcias, pero con el paso de los años y con la primera guerra santa ejecutándose, la señora Pandora actuaba de forma extraña, siempre hacia lo posible para que usted y el señor Hades no estuvieran mucho tiempo juntos, con la excusa de protegerla lo cual él lo tomo como un buen gesto. Después de su fatídico deceso, la señorita Pandora se preocupaba de consolar y ayudar a nuestro dios por su pérdida, siempre estaba con él jurando que ella nunca se alejaría de él y siempre estaría a su lado. Incluso se corrió un rumor en donde la señorita Pandora junto con algunos espectros viajaban buscando algo o alguien, todos creyeron que eran los 108 espectros... Pero no estoy seguro de ello.

Las palabras del joven me hicieron reflexionar, tal vez esta era la oportunidad que necesitaba para saber porque Pandora quería eliminarme.

— Y ella siguió actuando así, a lo largo de todas la guerras santas.

— No, era extraño, cuando la guerra empezaba nuestro dios siempre esperaba la noticia de que usted regresara lo cual nunca sucedió, en todos esos momentos parecía que la señorita Pandora respiraba de alivio como si se regocijara de que usted no haya regresado, siendo franco esta es la primera vez que la veo tan tensa e indecisa como si algo le hubiera salido mal. ¡Esto es un dolor de cabeza! — el pequeño comenzó a alborotar su cabello como un medio de liberarse de la presión. — Apreció a la señorita Pandora, pero usted es mi reina y ante todo debo obedecer a sus palabras, pero tampoco quiero el mal para ella. Solo prométame que no le dira nada de esto al señor Hades, tengo miedo de que ella reciba un castigo más severo.

La Estrella Agonizante (Terminada -En edición )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora