Cuadro

177 24 0
                                    

Era imposible dar cinco pasos sin detenerme a descansar, tomar un poco de aire y tratar de que la sangre deje de fluir, con el mayor esfuerzo intentaba que el dolor no sea la preocupación de Pandora, aun así, ella siempre se mantuvo atenta a cualquiera de las fatigas. Caminamos hasta salir de aquel laberinto, ella me ayudo a recostarme cerca de un pilar, sus ojos yacían preocupados en la herida que manchaba mi vestimenta y cuerpo .

— Llamare al carruaje.

Con un silbido fino y largo que retumbó por todo el lugar incluso creo un eco que poco a poco fue desapareciendo, el silencio demostraba que nada se acercaba, pero no fue por mucho tiempo, escuchaba el tenue sonido de galopes de caballos que cada vez se hacían más fuerte hasta que pude visualizar al imponente carruaje, galopando a toda velocidad hasta llegar dónde su ama. Pandora abrió la puerta con cuidado me coloco en su interior, mi respiración se cortaba en un intento de aguantar el dolor.

— Espera... —la detuve antes de que cerrará la puerta. — Prométeme que me llevaras dónde Hades... —aunque con esfuerzo mis últimas palabras causaron la preocupación de la morena que no pudo ocultarlo, sus ojos abiertos y sus cejas curvadas era el testimonio de no querer obedecer. —

— Lo haré mi señora. —pude percibir sus dudas, aun así, le sonreí levemente. —

La mujer cerró la puerta y condujo aquel carruaje que tenía la capacidad de volar, observaba por la ventana como el lugar poco a poco se volvía más pequeño mientras que la mano que envolvía el rosario reposaba en mi abdomen, intente acomodarme y con mis ojos semi cerrados observaba la sangre en gran cantidad, ya no tenía mucho tiempo... El sueño volvió a abrigarme y en este solo una imagen se formaba... Hades.

Al abrir mis ojos el carruaje ya estaba en tierra, no sentía ningún movimiento, gire mi rostro para ver por la ventana con la creencia de que Pandora había roto su promesa, no la culpaba mi bienestar era su prioridad, pero lo que vi fue otra cosa, los lienzos del impostor... Este lugar era su taller. No podía estar confundida, aquellos cuadros tenían el firme trazo del falsario, con mis únicas fuerzas salí del carruaje apoyándome en la puerta, busqué a Pandora con la mirada y al enfocarme en la sima de las grandes escaleras, la vi... de rodillas ante el mismo impostor. Mi corazón se paralizó, tenía miedo el trauma había regresado sentía sus manos en mi cuerpo, el sabor de la sangre en mis labios y la violencia de sus besos, esa maldita noche aun la recordaba que incluso empecé a temblar, pero tenía que ser fuerte, estaba segura que esa persona que me hizo tanto daño no era Hades si no el mismo Alone.

Con un fuerte suspiro subí las escaleras. Pandora una vez más sentía el terror causado por la tristeza que se allanaba en el corazón del humano que logro obtener el poder del dios Hades, con sus manos en el mármol observaba como sus propias lágrimas lo manchaban cuestionando si en verdad la tristeza que vio en sus ojos momentos atrás era verdadera, aun así, porque estaba tan llena de miedo y pánico, este humano retorció ese significado, no era pureza, no era salvación solo miedo y tristeza que iba a entregar al mundo usando a Hades... La creencia del humano tallada desde su nacimiento juzgaba fielmente que la muerte era solo eso... Muerte y tan convencido les entregaría eso a todos los que habitan esta tierra.

Por desgracia ya no podía haber nada más, estaba cansada, herida y perdida que no se opuso a que Alone sujetará su cuello y que poco a poco lo iba a apretando impidiéndole respirar.

— Basta... —mi voz llamo la atención del impostor alzando su mirada y dejando a Pandora está al sentir el aire empezó a toser. —

— Mi reina. —su sonrisa era sutil, pero cargada de una gran maldad, aún con mi mano en la herida intentaba subir las escaleras que me llevaban ante él. — Te ves pálida, amada mía.

La Estrella Agonizante (Terminada -En edición )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora