Invierno

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Salí de la sala lo más rápido posible tenía que contactarme con Dégel quería saber lo que estaba pasando, pero el aire denso de este lugar me lo impedía. Mi actitud no pasó desapercibida los espectros del lugar intentaban detenerme para saber lo que me pasaba, pero los ignore completamente

Mi velocidad fue interrumpida por mi vestido el cual se enredó en mis pies y caí al piso.

— Maldita sea. —miré esta incomoda vestimenta, la tomé y rasgué todo el vestido para moverme mejor. —

Me sentía más libre, y corrí con más agilidad abría puertas en busca de mi habitación tenía que llegar al balcón el único lugar en donde podía comunicarme con el mundo exterior pero cuando abrí la última puerta me envolvió una brillante luz. Era el jardín.

— ¡Señora Perséfone!

Escuché las voces de los espectros a lo lejos. No quería que interfieran. Así que tomé las puertas y las cerré, lo siguiente que hice fue que con mi cosmos el metal de estas se retorciese y cualquier persona que interactúe con ella será severamente quemado. Escuché los intentos de querer entrar, esto los mantendría ocupados.

Caminé hasta el centro de aquel jardín no sabía si iba a funcionar, pero tenía que contactar con Dégel, me hinque en el prado y cruce mis manos para elevar mi cosmos y que este lo alcance en aquella tierras gélidas.

Blue Graad. Siberia.

El frío invadía su cuerpo con cada segundo sentía que estaba perdiendo su vida solo tenía un pensamiento y era ella, la mujer que nunca dejo de amar y que no pudo salvar.

— Dégel, Dégel... —mi voz era desesperada en intentos de encontrarlo. El en cambio creía que era una ilusión hasta que abrió los ojos delicadamente, era una figura borrosa pero inconfundible. —

— Helena... ¿Cómo es posible? —su voz era débil, y verlo congelado me lleno de tristeza y mis lágrimas testificaban mi estado. —

— Dégel me estoy comunicando a través de mi cosmos. —toque su mejilla estaba helada. —

— Perdóname, yo quería salvarte... quería estar contigo y decirte que...

— No digas nada. —coloque mis dedos es sus labios. —Esto fue mi culpa, fue yo quien le dije a Sasha a cerca del Oricalcos. Fue yo quien te cause esto.

— Te equivocas, fue una gran ayuda, gracias a ti sabemos cómo llegar al Lost Canvas. —su voz era débil lo estaba perdiendo. —

— Dégel no voy a perderte a ti también.

Eleve mi cosmos que causó una gran luz que iluminó toda la sala, cuando está se disipo, Dégel se encontraba en un lugar distinto, un campo de flores. Miró confundido el lugar y más aún cuando su cuerpo no estaba cubierto de hielo, Al alzar la mirada miró perplejo a Helena la cual lo observaba con tristeza y dolor.

— Helena...—corrió hacia mí y estrecharme en sus brazos. —

— Lo siento Dégel. —derramando lágrimas. El me miró con ternura y seco mis lágrimas. — Si no me hubiera dejado llevar por mi debilidad en la Catedral estuviera aún en el santuario, con todos ustedes. Y Ahora tu... —agache mi cabeza en su pecho. —

— No digas eso. —alzando mi rostro. — Tú hiciste lo correcto. No quiero que pienses de esa manera, no quiero que llores. —pero su rostro se llenó de dolor intenté sostenerlo, pero fue inútil cayó de rodillas al piso, su piel una vez más se volvió helada y su aliento lo delataba. — Yo lamento... —intentando formar una palabra, pero el tiritar de sus labios le impedía. — No pude salvarte... no pude cumplir mi promesa...

La Estrella Agonizante (Terminada -En edición )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora