8° ¡MALDITO APARATO!*

769 67 4
                                    

¿Alguien tiene un gato y un destornillador? Necesito levantar mi mandíbula del piso y atornillarla de nuevo a mi cara.

Cuando los chicos me propusieron ir al Starbucks por nuestra dosis de cafeína diaria, nunca me imaginé que vería algo como lo que estoy viendo en este momento: una Mina totalmente desconectada del mundo mientras escucha música en la fila de espera de la caja, en calzas, camiseta y zapatillas de correr, sudada y moviendo la cadera al ritmo de la música que está escuchando.

Rápidamente busco un apartado y me escabullo ahí. Mina aún no se ha percatado de mi presencia y preferiría que eso quedara así por un rato más, está hermosa cuando se desinhibe. Mis compañeros me preguntan qué beberé y, luego de pedirles un frappuccino mocha, ellos van a la caja y yo me quedo sentado en el apartado, maldiciendo a mi cuerpo traicionero.

Bajo la vista a mi regazo y frunzo el ceño: tengo una erección contenida y los pantalones de correr no me ayudan a disimularlo para nada. Anoche era más fácil ya que los vaqueros me ayudaban, pero estos son más ajustados y elastizados y no disimulan nada. Puedo aguantar pero terminaré igual que en el baño: con una dolorosa necesidad y una corrida en la ducha.

Escucho risas y me asomo a ver de qué se trata. Veo a los chicos riendo a carcajadas y a Mina mirándolos como si tuvieran dos cabezas. Es natural que no entienda su humor, suele ser bastante retorcido. Entonces, no soy muy bueno leyendo labios pero, capto el momento justo en el que Pato la invita a sentarse con nosotros. ¡HAY DIOS NO!

Ella duda un instante y termina aceptando. Me recuesto nuevamente en el sillón del apartado y maldigo mi suerte. Aunque, por otro lado, ¿sería tan malo que Mina viera lo que me produce? Tal vez si le doy una pista de lo que quiero, se dé y luego pueda purgarla de mi sistema. No sería mala idea. Tampoco voy a ser tan brusco pero, mostrarle mis intenciones y expresarle que no hay ningún compromiso o atadura, tal vez consiga que ella se entregue a mí y al fin pueda sacármela de la cabeza. La otra opción es seguir como estoy: con el no dormir y las sesiones de manitas en la ducha y eso no es muy cómodo.

No, mejor la primera opción. Esto será interesante. Anoche solo pude escucharla retorcerse, ahora voy a ver como se retuerce en el asiento en vivo y en directo. Me voy a divertir de lo lindo.

Los chicos se acercan a la mesa con Mina acompañándolos. Su sonrisa es espléndida hasta que me ve a mí y su cara cambia. No para mal. Un brillo aparece en su mirada y noto como aprieta la mandíbula. Parece que mi vampirita está recordando lo que pasó anoche, excelente. Me corro un poco y le dejo lugar a Mina junto a mí. Como todos los demás ya se sentaron (y éste es el único lugar que queda), sonrío satisfecho mientras, mordiéndose su carnoso y esponjado labio, se sienta junto a mí como si fuera una sentencia de muerte, lo cual no hace sino más que aumentar mi diversión.

La miro, escaneándola en profundidad como hizo ella conmigo en el bar. Su sonrojo es ligero, lo suficiente como para que los que están más alejados no lo noten. Pero yo, que estoy al lado, lo noto a la perfección. Parece estar conteniéndose, es adorable en sus esfuerzos.

La charla fluye sobre peleas, entrenamientos y combates mientras bebemos nuestros vasos con el logo verde y blanco. Me sorprende el hecho de que parece que tenemos el mismo gusto en café. Mina parece un poco tensa pero se va relajando a medida que pasan los minutos. Necesito que se retuerza así que, bajo una mano disimuladamente y, apoyándola sobre su pierna, empiezo a trazar círculos en el interior de muslo. Ella se tensa y me mira disimuladamente. Los chicos están tan inmersos en la conversación que no lo notan. Yo la miro por el rabillo del ojo y sonrío de lado para que note que es intencional. Mi mano asciende y desciende por su pierna en caricias largas y lentas. Cada vez que mis dedos están cerca de su núcleo, Mina aprieta las piernas.

Esto es muy divertido, me la estoy pasando en grande. Ella, cansada de mi juego, me quita la mano de su pierna y la deja sobre la mía, apretándome los dedos con fuerza a modo de advertencia, la cual, por supuesto, ignoro. Agarro mi teléfono:

"Q pasa? T molestan unas inocents caricias?"

"D inocents nada, lo estás haciendo a propósito y m lo dejast muy claro, ya basta"

Su contestación me divierte, ya ha captado por donde vienen los tiros. Y por eso mismo me veo tentado a contestarle y lo hago con regocijo, el cual se convierte en uno maligno al verla reacomodarse en el asiento mientras lee.

"Oh cariño, d eso nada. Adoro ver cómo t retuerces desesperada x contener lo q t produzco, m encanta."

Sus ojos se abren como platos y me mira. Ladeo la cabeza sonriendo aun y le guiño el ojo. Los chicos, ajenos a mis maquinaciones, siguen su charla mientras yo continúo con mi "plan malvado". Estiro un brazo por el respaldo del sillón donde está sentada y empiezo a acariciar la piel descubierta de su espalda y su hombro con el pulgar. Veo como tiembla ante el contacto y yo disfruto como un poseso. Su mirada se alza hasta la mía con desesperación, la desvía hacia los chicos y la devuelve a mí. Sé perfectamente lo que está diciendo, pero no me interesa así que, para ilustrar mi punto, me encojo de hombros, lo cual no hace sino más que aumentar su incomodidad.

Me acerco a su oído lo suficiente para que sienta mi aliento sobre la piel, que le arranque un escalofrío:

-A mí no me importa que ellos vean lo que te hago, no es nada malo pero, aunque fuera así, no lo notarían, están demasiado metidos en lo que están hablando. Podría pasarles un elefante por al lado y no lo notarían. En cambio yo sí que te noto y me afectas. ¿Quieres saber cuánto?

Su respiración se entrecorta y me mira alarmada, pero también excitada. Su rubor ha aumentado en su cara y su respiración se ha acelerado. Por más que intente disimularlo, es demasiado evidente.

-Sé perfectamente que estás excitada, tu respiración es más rápida, tus mejillas y el puente de la nariz se han enrojecido aún más y, además, estás apretando tanto los puños como las piernas. Te repito ¿quieres ver como estoy yo?

Mientras le hablo empiezo a masajearle la mano que tengo más cerca de mi regazo con la que tengo libre. Le masajeo el dorso con el pulgar, entre los tendones, la muñeca, la palma. Su mano se abre lentamente, relajada. La acerco paulatinamente a mí erección que ya palpita de necesidad, ansía su contacto.

Los chicos estallan a carcajadas y eso la tensa de golpe apretando, de nuevo, la mano en un puño, pero rápidamente vuelvo a relajarla masajeándole tanto la mano como la nuca. Quiero que esté relajada, que se sienta tranquila por más que esté rodeada de gente, que se desinhiba como cuando bailó conmigo en el club, que nadie más importe, que no le preste atención a nada ni nadie más que a mí.

Consigo que vuelva a su estado de relajación-excitación y puedo notar que está conteniendo un gemido de placer. Nota mental: el cuello es uno de sus puntos. Vuelvo a acercar su mano lentamente a mi zona palpitante pero, antes de que llegue, su teléfono suena y rompe el hechizo, haciendo que ella se aleje y dejándome a medias. ¡MALDITO APARATO!

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora