Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)

47° La salida (Parte 1)*

Mi hermano aceptando a Chris... Son buenas noticias pero me han dejado desconcertada, no suele hacerlo con tanta facilidad. Bien sabe Dios lo que tardó en aceptar a Marco, aunque jamás confió del todo en él y tuvo razón. Sea como sea me complace, eso hace las cosas más simples.

Mientras me sigo aplicando crema, no puedo dejar de imaginar lo que sucede detrás de la puerta de mi baño a raíz del sonido de la ducha. Soy humana y muy pervertida ¿qué quieren que diga? Prendo el aire acondicionado, no solo por el calor pesado por la lluvia de afuera, sino por mi temperatura corporal. Las imágenes que cruzan mi mente me han puesto caliente y, o prendo el aire o termino como Johnny de "Los 4 fantásticos 2": el agua del cuerpo se le evapora al salir de la ducha por la temperatura corporal de él frente a la chica que le gusta.

La diferencia es que, en él, eso está justificado por ser "la antorcha humana" y yo solo soy una luchadora con un apetito sexual muy activo y una mente "muy pero muy sucia".

Ya con el frescor del aire, intento eludir todas las imágenes que pasan como una película por mi cabeza y concentrarme en arreglarme. Una vez que mi cuerpo está humectado, me quito la toalla de la cabeza y me desenredo el pelo. Con eso listo, estoy dejando caer la tolla para vestirme, cuando escucho la puerta abrirse. Estaba tan concentrada en obviar el ruido que salía del baño para no pensar en cosas que no debo, que no escuché cuando dejó de sonar.

Por el espejo puedo ver a Chris, saliendo de la ducha, todo húmedo, con el cuerpo chorreando agua y solo una minúscula toalla cubriendo su cadera. La boca se me hace agua y deseo secarle las gotas del cuerpo con la lengua. Me pilla mirándolo y sonríe, la toalla apenas se sostiene y deseo con todas mis fuerzas que caiga al suelo.

Oh Dios, Santa Claus, el conejo de pascua y las calabazas de Halloween. ¿Por qué es tan difícil apartar mi mirada de su cuerpo? Sin ningún pudor, dejo caer la tolla para vestirme, después de todo, ya me ha visto desnuda más de una vez. Veo cómo sus ojos pasean por mi figura, deteniéndose cuatro veces: en mi pecho, en mi trasero, en mi entrepierna y en mi tatuaje. Con una sonrisa ladeada y una ceja alzada se abre la toalla, mostrando su esculpido cuerpo por completo y yo babeo al verlo en todo su esplendor mientras se seca.

Sacudo la cabeza para salir del hechizo y tomo el par de bragas negras que me pondré para esta noche. Sé perfectamente que me observa mientras me las pongo y, cuando voy a ponerme el sostén, siento las manos de Chris tomar el lugar de las mías en las tiras del enganche del mismo.

- Permíteme.

Sus labios están pegado a mi cuello, aspirando el suave aroma de mi piel; sé que mi jabón le gusta. Me abrocha el sostén entre besos y sonrío seductora, mordiéndome el labio de manera sexy.

- Si por mí fuera, te lo estaría quitando, no poniéndotelo. Mejor vístete antes de que mi deseo venza a mi razón y tu hermano se enoje porque no salimos a comer como se supone que tenemos planeado.

Me da un azote juguetón y se empieza a vestir como yo. La visión de su trasero es espectacular: firme, redondeado, absolutamente mordible. Me encamino hacia el armario y saco el vestido que usé para la cena con él. Al verlo, se le abren los ojos como platos y sonríe como un demonio.

Me lo coloco junto con los zapatos que me regaló y me siento ante el tocador a arreglarme. Mientras me seco el pelo, veo como se coloca los pantalones, que le quedan como un guante y se mete la camisa dentro de la cinturilla. La misma le queda ajustada, marcando su figura de triángulo invertido que tanto me gusta. Cuando se coloca la americana y las botas, está para comérselo, el tono de la camisa va con sus ojos. Con mi pelo seco, me delineo los ojos, me pongo rímel, una ligera sombra sobre los párpados y un poco de brillo en los labios. Miro el resultado y quedo satisfecha. Me coloco una pulsera de oro fina en la muñeca y un anillo del mismo material en el dedo anular.