26° La cita (parte 2)*

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Paolo se ha lucido. La cena estuvo deliciosa y el postre está excelente. Me alegra que Mina lo disfrute, le pedí específicamente a Paolo este postre luego de que Tomás me dijera lo mucho que amaba Mina el chocolate. Un dato como ese no se puede dejar así a la ligera y me fue de gran utilidad. Todo planeado con mucho cuidado, cada detalle. Cuando la vi salir de la casa casi me da un ataque. Estaba tan sexy que no me podía creer lo que estaba viendo. Mina no es una simple mujer, es una diosa.

Controlarme ha sido un verdadero desafío, verla comer es toda una visión, cómo degusta cada cosa que se lleva a la boca, cómo mastica con lentitud y delicadeza cada bocado, sus gestos al saborear la comida. Ha sido una lucha titánica contra mis instintos más básicos. Sin embargo, Mina lo vale.

El verla degustar el postre ha sido el golpe de gracia, su gemido de placer ante la dulzura del postre ha sido peor que cualquier otra cosa, fue como una corriente eléctrica de mil ochocientos watts cruzándome el cuerpo entero a la velocidad del rayo y dirigirse íntegramente a mi entrepierna. Me empalmé en un segundo, fue casi doloroso. Intento relajarme mientras me concentro en mi propio postre y repaso la cena; hasta ahora todo ha ido perfecto. La charla sobre mi madre fue más simple de lo que esperaba, no me dolió tanto como otras veces, no sé por qué pero estoy convencido de que ella es la culpable. Normalmente evito el tema de mi madre, sin embargo con Mina quería hacerlo, quería explicarle cada detalle, quería que ella lo supiera, que me conociera a fondo.

Algo no cuadra, ¿qué me está ocurriendo?

Niego con la cabeza internamente, si esto sigue igual me volveré loco. Alzo la vista para ver a Mina a punto de terminar su postre. Tan hundido estaba en mis cavilaciones que no noté que el tiempo pasó. Cuando mete el último pedazo en la boca, veo que un poquito de chocolate queda en la comisura de su boca. Pasa un dedo por la mancha de chocolate y se la lleva a los labios. ESTOY PERDIDO.

Me levanto y me acerco a Mina. La levanto y la acerco de un tirón delicado a mi cuerpo. Se ve que la he sorprendido por su cara, sus ojos de plata están ampliamente abiertos y sus labios se encuentran ligeramente separados. No sabe lo que esa invitación le está haciendo a mi autocontrol. Que  lo siga teniendo es la única razón por la cual aún no la he besado como desearía.

- Mina, esto no era con otra razón más que conocerte, compensarte lo que te hice pasar pero... Dios, no puedo más. Me gustas, me atraes, me excitas, me estas volviendo loco. No quiero que creas que solo me atrae tu cuerpo; tu mente, tu sentido del humor, toda tú me enloqueces.

- Lo sé, no te preocupes.

- Lo que quiero decir es que, he estado intentando controlarme toda la noche porque mi razón de invitarte no era física pero, el verte con el chocolate, me mató. La próxima vez que esté intentando controlarme, recuérdame que no pida chocolate.

Su sonrisa me dice todo lo que necesito saber.

- Muy bien, trato hecho.

Antes de que pueda decir "a" nuestros labios están unidos en un beso profundo. Mi lengua sale disparada a encontrarse con la suya mientras mis manos recorren las hermosas curvas de su escultural cuerpo. Sus manos me agarran de las solapas de mi chaqueta, acercándome a ella, para luego desplazarse a mi cuello y unirse en mi nuca. Es la sensación más perfecta que pude imaginar, es mejor que en mis más dulces sueños. Su boca es el paraíso, sus labios son esponjosos y suaves, su lengua entre atrevida y tímida, toda una contradicción, todo unido al delicioso sabor del postre y el de ella mezclados. Mi cerebro está al borde del colapso.

La atraigo hacia mí con más ímpetu, no debe quedar ni un centímetro entre nosotros, quiero que sienta cada milímetro de mi cuerpo vibrando por ella, que note lo que me produce. Sin embargo, me doy cuenta de mi error: al hacerlo, su cuerpo ha quedado encajado a la perfección contra el mío como si fuéramos dos piezas de un mismo rompecabezas, como si, al hacer a uno de los dos, hubieran estado pensando en el otro.

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora