9° Desastre en potencia 2-0*

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  ¡BENDITO APARATO! Nunca en mi vida estuve más feliz de que esta cosa existiera. El sonido de "I love rock and roll" de Joan Jett me anuncia que es Marissa quien me llama y rompe el hechizo de Chris. ¡GRACIAS AMIGA!

Me disculpo y me alejo de la mesa para atender:

- ¿Qué pasa Mari?

- ¡S.O.S! Necesito tu ayuda, estoy teniendo problemas con la cocina.

Ya sabía yo que algo como esto iba a pasar. Marissa es excelente con los postres, le gusta prepararlos, pero a la hora de hacer comida... Bueno, digamos que no es precisamente su fuerte.

- Ok, ok, no te preocupes que ya voy, solo intenta no quemar la casa hasta que llegue.

- Gracias, gracias, gracias, gracias. Te debo una.

- Me debes como veinte, pero ¿quién las cuenta?

La risa de Marissa llega por el teléfono y me indica que mi táctica de relajación funciona.

- Te veo en unos minutos.

- Hecho.

Corto la llamada y vuelvo a la mesa para despedirme. Los chicos entienden cuando les explico y me desean suerte. Chris es otro cantar. Sus palabras me dicen que valla, que mi amiga me necesita, pero su tono me da a entender todo lo contrario junto con su mandíbula y puños apretados. Lo he dejado excitado. Bueno se lo tiene merecido por hacerme lo que me hizo anoche y lo que me estaba intentando hacer recién, así que no sentiré ningún remordimiento, no se lo merece.

Me doy media vuelta y salgo del Starbucks. Paro un taxi y me voy a casa. Cuando llego, entro, me doy una ducha rápida, me cambio de ropa y voy a lo de Marissa. Al entrar veo que la cocina es un desastre: harina por todos lados, pedacitos de cáscara de huevo, manchas de clara y leche. Esto es un desastre. Miro el recetario que tiene en frente y me sorprendo ante lo que veo.

- ¿Estabas intentando hacer pastas caseras? ¿Te gusta complicarte la existencia, no es así?

- Es que quería que fuera muy especial.

- Podrías haber buscado algo más simple.

- Lo sé. Ayúdame por favor.

Suspiro y empiezo a limpiar el desastre mientras pienso en algo fácil, que parezca un platillo muy elaborado y que garantice que la cocina seguirá siendo del hermoso color azul cielo que es ahora. Entonces se me prende el foco: tortilla española con lomo a la crema. Recuerdo que Tomás compró un lomo hace dos días y, tras decirle a Marissa que valla pelando papas y busque aceite y más huevos, voy a la cocina de mí casa para buscar la carne.

Revuelvo la heladera y lo encuentro, está perfecto y quedará genial cuando esté cocido en su propio jugo, con crema y un poco de vino blanco. Cuando retrocedo con la carne en las manos, me choco contra algo duro. Qué raro, creía que la barra estaba mucho más atrás. Me yergo para darme vuelta y casi pego un salto y tiro el plato, cuando me encuentro con el rostro de ceño fruncido de Tomás reflejado en la heladera de acero inoxidable. Me doy vuelta furiosa.

- ¿Se puede saber qué demonios estás haciendo ladrona de lomos?

- ¡DIOS NO HAGAS ESO! Me has dado un susto de muerte. Y para tu información solo estoy llevándome esto porque Marissa casi destroza la cocina tratando de hacer pasta casera y la ayudaré a cocinar algo más simple que consta de lomo.

- ¿Marissa haciendo comida casera que no sean postres?

- Sí, por desgracia.

- Llévatelo y salva la cocina. Las paredes y los muebles no tienen por qué sufrir.

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora