27° La cita (parte 3)*

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Señoritas alerta roja, a partir de acá empieza escena +18 a todo color, leer bajo propio riesgo. Disfruten ;).



¡DIOS ESA BOCA! Me está enloqueciendo. Me quema, me excita, sabe cómo y dónde tocar para hacerme vibrar de placer. Cuando se arrodilló delante de mí, no sabía qué estaba haciendo hasta que lo vi mirar mi tatuaje. No muchos entienden lo que es y la mayoría se pregunta por qué me hice algo como eso. Lo que no ven es que eso me representa, la fuerza con la femineidad, la aspereza con la suavidad, que se puede ser dulce pero también firme. Cuando vi el diseño por primera vez a los dieciocho años, supe que era para mí. Me costó cuatro sesiones de tres horas, dolió una barbaridad, pero estaba dispuesta a aguantarlo, necesitaba tenerlo en la piel. Aquel que lo entendiera, me estaría entendiendo a mí.

-Es hermoso, es como si fuera un resumen de ti, la muestra más pura y simple de tu personalidad tan contradictoria como perfecta.

Eso me deja con la boca abierta, no se me cae la mandíbula al piso porque mis músculos, piel y tendones lo evitan porque si no, ya no estaría unida a mí cara. ¿Realmente lo entendió a la primera? ¿Tan transparente soy para él? ¿Tan profundo entró en mí que pudo leerme como a un libro abierto con una facilidad asombrosa? Al parecer sí. Me ha dejado sin aliento. Lo miro asombrada y su sonrisa cómplice me dice que sabe lo que ha producido en mí a la perfección.

-¿No te la esperabas no es así?

-No, para ser sincera no. Nadie lo entiende a la primera, nunca habían dado en el clavo sin que tuviera que decir ni una palabra. Siempre lo mantengo oculto, no por vergüenza, me encanta el dibujo, pero estoy cansada de dar explicaciones del porqué de algo tan crudo, permanente en mi piel. Eres el único que lo ha entendido sin necesidad de nada más que verlo.

-Es muy simple Mina, tú eres una contradicción en ti misma.

Se levanta y me toma una mano para acariciarla mientras la otra va a mi rostro. Su mirada es dulce y promete ternura mientras me derrite con ligeros masajes entre los tendones de mis dedos.

-Eres dulce, pero firme a la vez, suave a la vez que dura, eres una luchadora feroz, pero aun así no pierdes tu femineidad. Incluso tu cuerpo da muestra de eso, tan suave y esponjoso en algunos lugares y, en otros, firme como una roca. Piel satinada, como si se tocara seda, sobre músculo firme. Por momentos eres como una fiera, con las garras expuestas, lista para atacar, y otras tan dulce y tranquila como una gatita, pidiendo una caricia, un mimo sobre el lomo que te haga soltar un ronroneo.

-Yo... Nunca nadie lo había entendido así.

-Pues parece que no te conocían. Yo tampoco lo hago tanto como me gustaría pero, lo que sí hago es entenderte. Te observo, noto cada reacción, cada gesto, cada muestra de ti misma. Puedo leerte porque, hasta cierto punto, somos muy parecidos. La mayoría ve en ti solo una parte de lo que eres: ven a la luchadora, a la guerrera intrépida, a una chica fuerte a la que no creen que llore cuando está triste. Sin embargo hay mucho más.

-¿Y qué es lo que tú ves? ¿Qué es eso más que hay?

-Veo una joven que, si bien es fuerte, también tiene un interior frágil, que no tiene miedo a luchar por lo que desea o por lo que cree. Veo a una joven que, si bien es una luchadora, también es una mujer con sentimientos, que siente cada ofensa o cada alegría con la misma intensidad que cualquiera o que, incluso por ser fuerte, las siente con mayor intensidad aún. A una mujer que no tiene miedo a mostrar que tiene miedos como todos los demás, que tiene preocupaciones como el cuidar su aspecto aunque sea un poco, si alguien a su alrededor sufre, si alguien necesita su ayuda. Veo eso y mucho más Mina.

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora