49° La salida (Parte 2 - Final)*

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  Lo deseo y lo deseo AHORA. El baile me ha puesto como una moto. ¡Por Dios que éste hombre sí que mueve las caderas! Mi hermano siempre bailó bien y sabía que Chris también lo hacía, pero me ha sorprendido su manera de moverse al ritmo de la salsa. Puedo sentir que él también me desea, aunque la presencia de mi hermano lo pone tenso: tengo que hacer que se relaje.

Me aprieto contra él, me gusta sentir la firmeza de sus músculos contra mi cuerpo. Gime, yo sé que le gusta, y continúo frotándome contra él. Siento como la tensión de sus hombros se va relajando a medida que mis labios pasean por su cuello, sus manos masajean mis caderas y mi trasero, apretándome más contra él.

De repente, parece recuperar la razón y se aparta de mí. ¡MALDICIÓN!

- Mina, hay que parar.

- No, porfa, te deseo.

- Lo sé y yo a ti, no tienes idea de cuánto...

- Esto me da una idea.

Vuelvo a frotarme contra él, contra su dura erección. Chris aprieta los dientes para no gemir. A duras penas habla entre jadeos, entrecortado.

- Mina... No, aquí no... está tu hermano, no podemos.

Suspiro frustrada y me cruzo de brazos, más corta-chorro no puede ser. Me voy a levantar pero él me detiene agarrándome de la cadera.

- Mina no es que no quiera, tu misma has sentido la erección que tengo, pero todo marcha bien con tu hermano, no quiero estropearlo ahora. Te prometo que cuando estemos a solas te daré lo que quieres y más ¿sí?

Quiero decir que no, que yo lo quiero ahora, quiero ser irracional e insistirle hasta que acepte pero, además de que sé que nunca lo hará, también sé que tiene razón. Todo está marchando bien con Alex y no quiero arruinarlo; quiero que mi hermano esté feliz y también quiero estar con Chris así que, mejor llamar a la razón y controlarme, puedo esperar un poco más por lo que deseo.

- Está bien, está bien, sé que tienes razón.

- Me alegro de que lo entiendas bebé.

Me besa de nuevo con dulzura, acariciando mi rostro mientras me aparta los mechones del flequillo. Lo abrazo por el cuello y le devuelvo el beso con profundidad: si solo voy a conseguir esto, mejor que valga la pena.

Pedimos otra ronda de cervezas y, mientras nos las traen, mi hermano y mi cuñada vuelven de la pista. Están sedientos como nosotros cuando volvimos, nos bebemos la cerveza entre charlas y risas. Tifani, a la que ya le empieza a pegar el alcohol, es un tiro al aire: está completamente desinhibida y es súper graciosa. Hasta Alex se ríe de ella.

Así la noche pasa entre baile, alcohol y risas. Para cuando estamos cansados y nos vamos, ya llevamos seis horas en el local. Mientras nos acercamos al auto, Chris y yo caminando y Alex cargando a Tifani a la que le duelen los pies y no puede mantenerse en pie por el pedo que lleva encima, revisamos quién está mejor de reflejos y termino conduciendo yo de vuelta a casa.

Una vez dentro de casa, mi hermano se lleva a mi borracha cuñada sobre el hombro, que no para de reírse y de decirle guarradas, a la habitación y nosotros desaparecemos dentro de la mía. No alcanzo a dar cinco pasos, que ya me alza en volandas y me tira sobre la cama para luego colocarse sobre mí.

- ¿Lista para divertirnos?

No puedo responder, su boca atrapa la mía y su lengua es una auténtica guerrera en batalla. Primero la americana, luego la camisa, mis zapatos, los suyos, mi pulsera y el collar, mi vestido, sus pantalones, mi sostén, mis bragas y su bóxer, todo vuela por el aire para acabar en el piso en un revoltijo de ropa mientras nosotros nos convertimos en un revoltijo pasional sobre la cama.

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora