46° La aprobación de la familia...*

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Alex parece frustrado y Mina muy relajada: el gatito debe de estar impidiendo el intento de coacción para el chocolate. En un impulso que, tal vez, sea bueno a futuro, llamo al gatito que se levanta pesadamente y viene conmigo. Mina enseguida abre los ojos como platos y Alex sonríe triunfante. Antes de que ella pueda decir "a", él la está agarrando en volandas, la tira sobre el sillón y se le tira encima.

No puedo creerme lo que estoy viendo y tampoco puedo evitar reírme ante los chillidos de Mina exigiéndole a su hermano que salga de encima de ella. La escena es de lo más cómica: a pesar de que Mina no es pequeña, Alex casi la hace desaparecer bajo su corpachón. Ella se sacude, se retuerce, lo pellizca, pero no hay caso, por más que consigue moverlo mínimamente no se lo puede quitar de encima.

- Alex quítate de encima.

La voz de Mina suena amortiguada por el aplastamiento de su "hermanito".

- No hasta que me digas dónde escondiste la delicia marrón.

- No, eso es mío.

- Vamos hermanita, se generosa y comparte.

- ¡TU NI NECESITAS CALORÍAS!

- Ni tú y aun así lo comes así que, vamos, desembucha. No me obligues a torturarte porque sabes que lo haré.

Mi vampiresa parece finalmente rendirse y, suspirando pesadamente, le revela el escondite de su tesoro de cacao: la mini-heladera del garaje. Alex, la mar de contento, se levanta de encima de su hermana y se va hacia el lugar que le han indicado. Antes de desaparecer por la puerta, me hace un asentimiento con la cabeza, en lo que yo creo, es un agradecimiento. Le devuelvo el gesto y miro a la mujer que me nubla la mente. Mina bufa frustrada y, alzando la cabeza, me mira con el ceño fruncido.

- Debiste haber dejado el gato donde estaba, me vengaré.

Mi risa estalla en mi pecho: una venganza de Mina, eso suena muy interesante y, dejando al felino en la hamaca, me levanto y me acerco a ella hasta acomodarme entre sus piernas.

- Lo espero con ansias vampirita.

Mirando por donde se fue Alex, sus brazos se enroscan en mi cuello y me atrae hacia ella para besarme. El beso se profundiza hasta que ella me muerde el labio con fuerza. Me separo y la miro asombrado: su sonrisa pícara me da a entender que ha sido un mero inicio de su venganza, y ya me está gustando.

Cuando empezamos de nuevo un beso profundo y su cadera comienza frotarse contra la mía, se escuchan golpes en la puerta y ambos bufamos por el repentino corte a nuestro particular "juego": sé travieso mientras Alex no mire.

Como el timbre vuelve a sonar, me levanto y ayudo a Mina a levantarse para ir a abrir. Mientras ella va, yo me quedo con nuestro espía felino que, ahora, duerme en la hamaca que yo he dejado caliente por estar acostado en ella. Lo acaricio mientras observo el jardín: en la piscina puedo ver las ondulaciones causadas por las gotas de lluvia que empiezan a caer cada vez con mayor frecuencia y eso, sumado al sonido que producen las mismas contra el techo de madera, crea una melodía armónica y relajante. El aroma a lluvia y ozono es refrescante mientras pienso en lo que me dijo Mina sobre esta cosita peluda.

La idea que tuve antes mientras la observaba con el minino surge de nuevo en mi cabeza, será interesante ver su reacción ante ésto pero primero debo arreglar un par de temas.

Mientras pienso en eso, aparecen Mina y Marissa por la puerta. La segunda me saluda y, al ver al gatito, tiene la misma reacción que Mina: al instante lo agarra y se sienta con él en las piernas acariciándolo. La bola negra ronronea, satisfecho con la atención y los mimos recibidos, ¡qué envidia! Ya quisiera yo que cierta vampira pudiera hacer eso mismo conmigo en éste momento.

Lest-Out-Love (Serie Amor Enjaulado I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora