Capítulo 31: El principio del fin

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Solo en la agonía de la despedida observamos las profundidades del amor

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Solo en la agonía de la despedida observamos las profundidades del amor.

-George Eliot.

19 de mayo, 2018
1:05 am

—Está despertándose, ve por el doctor. Yo me quedaré afuera.

—Pero puede liberarse.

—Imposible, no hay forma de que pueda quitarse las cadenas. Ahora muévete.

Con un movimiento brusco, Leon se sentó sobre el piso. Miró a su alrededor percatándose de que no se encontraba en el salón, ¿en dónde estaba? No reconocía la sucia habitación donde despertó.

Le dolía la cabeza tal cual como si fuera los síntomas de una resaca, tenía sed y estaba desorientado. Trató de llevarse ambas manos hacía su cabeza, pero dicho acto se vio interrumpido por unos grilletes que rodeaban sus muñecas. Intentó liberarse, sin embargo, las cadenas no cederían sin la llave.

Tengo que encontrar a Blair.

Jaló de las cadenas una y otra vez usando más fuerza, y en todos los intentos obtuvo el mismo resultado que la primera vez. Ni siquiera tenía la posibilidad de dislocarse los pulgares para que sus manos pasaran por el hueco de los grilletes.

Su única esperanza era que alguno de sus amigos se diera cuenta de la ausencia de su mujer y fueran a buscarla. No tenía miedo de morir, hace años que dejó de temerle a la muerte, sin embargo, temía por la vida de esa joven mujer y del bebé que espera. No, simplemente no podría soportar si algo malo le llegasen a pasar.

—Esto será rápido, pronto acabará su sufrimiento. —La voz de un hombre hizo que Leon saliera de sus pensamientos, quien con enojo vio al hombre dejar un pequeño maletín sobre una mesa.

— ¿Dónde estamos? —preguntó con cautela.

—Dentro de una zona boscosa, algo retirado de la fiesta en la que estaba, pero puede estar tranquilo. Aquí nadie nos encontrará —respondió dando -para asombró del agente- muchos detalles.

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