Capítulo 37: Conociendo al proyecto Génesis

728 44 22
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Maldad, una palabra para diferenciar aquello que no sea bueno

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Maldad, una palabra para diferenciar aquello que no sea bueno. Sin embargo, ¿cómo se puede llamar a la humanidad donde no hay nadie bueno?

7 de octubre, 2018
11:23 pm

— ¿Sabes algo de Aneska y Adam?

—Lo consiguieron, tal cual lo planeamos. Chambers creyó que tú estás con ella. En unas horas saldrá de la crisálida.

—Esa es una buena noticia, pronto podrán conocerme realmente.

—Cuando llegué el momento, no tienes que demostrar afecto por ninguno.

—No soy estúpida, quiero que me ayuden y me respeten. Tengo todo bajo control.

— ¿También tienes todo bajo control con ese agente?

—En especial con él. Kennedy es el pasado de Blair, no mío; tan solo es el padre de mi hijo y por eso lo tengo que soportar. Puedes estar tranquilo, él no representa una distracción que pueda poner en peligro nuestro plan de acabar con Ian.

Eso espero, Génesis.

Guarde el móvil, después de terminar la llamada. Suspire agobiada, a veces resulta estresante hablar con él, pues la tranquilidad que muestra y el tono de voz con el que habla suele tener un efecto que, hace que le temas. En mi caso no es miedo, es temor a decir algo que no le parezca, no lo quiero defraudar.

Me acomodo el chaleco antibalas una vez más, nunca me ha gustado ponérmelo porque es incómodo para alguien con mi físico. Miró el reloj, no deben de tardar. Me encuentro escondida entre la maleza a unos metros de la carretera, esperando a Leon y Benji.

Esta vez no entraría sola a un cuartel para robar información, pues aquel sitio está repleto de hombres armados hasta los dientes y no quiero que me descubran. Por eso necesitábamos a Leon. Él se haría pasar por Ian y yo por uno de sus escoltas, por esa razón porto un fastidioso chaleco.

Me sujeto el cabello en una coleta baja, usando la liga que saque de mi antiguo departamento. Ahora que lo pienso, no entiendo porque Leon decidió vender el suyo y vivir en el mío. Es increíble que siga conservando mis cosas, es como si yo aun viviera allí: las sabanas huelen a mi perfume, en la alacena está mi cereal favorito y repudiado por él; toda mi ropa esta acomodada en el armario; tiene mis dulces favoritos; entre otras cosas.

Proyecto Génesis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora