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No sabe cómo pero terminó sentado junto a Jongin y el equipo de natación durante todo el discurso dado por los directivos pero terminó ahí, lo bueno es que no estaban en primera fila sino en la tercera y ambos aprovecharon para tomarse las manos para que nadie los vea, son estúpidos porque ambos ya se habían besado frente a todos.

-Es lo que te hace el amor, te convierte en un tonto que no se da cuenta que los demás se comportan como un voyeur cuando te das un beso. –dijo Jongdae mirando al frente sonriendo como si estuviera hablando a una cámara o a una persona. Jongin y Kyungsoo se dan cuenta de eso y solo lo miran actuando raro con una cara de miedo.

El moreno se acercó al oído del blanquito. –Me da miedo. –susurró.

-Es tú amigo, deberías acostumbrarte. –dijo Kyungsoo sin dejar de ver a Jongdae mirando al frente aún en su pose perturbadora.

-Lo sé pero sigue siendo muy extraño. –contestó de vuelta. El brujo giró a su derecha para ver al moreno y este le sonrió. –Como esa vez que vimos el caballo, nunca lo voy a olvidar. –se río con ganas, pero Kyungsoo no le siguió el juego y se mantuvo callado. Jongin notó como estaba más pálido de lo usual observando mirando más allá de él, extrañado decidió preguntar. – ¿Qué s-sucede? –se giró con recelo hacia donde estaba viendo y la sangre se le heló.

El caballo estaba parado ahí.

Ayer estaban asustados por aquello, más Jongin quien no había podido dormir bien, le causaba cierto repelús el ver como se mezcla algo animal y algo humano, era muy bizarro.

-Agachémonos y vamos a hacer silencio. –susurró escondiéndose entre los estudiantes de las gradas aun con sus manos entrelazadas, aquella cosa los vio a ellos ayer y se jodieron porque los quería perseguir. Tomaron aire estando cubiertos completamente por los chicos de natación y en parte de los que estaban a su alrededor.

-No hagamos ruido. –sugirió. –No hagamos ruido, no hagamos ruido. –repitió varia veces Kyungsoo. –Solo no hagamos nada de ruido.

El moreno asintió.

El caballo estaba parado ahí en una parte en donde no le llegara el sol para morir de insolación como los demás pero lo suficientemente como para que si llegaran a hacer algún ruido se podía escuchar, desde la rara pose en donde estaban los dos se podía ver cómo era que aquella cosa estaba mirando a los directivos como esperando a hacer algo bajo su autoridad. Ambos tragaron sus gritos, lo peor es que ellos son los únicos asustados con esa figura, los demás lucían como si todo estuviera normal, ¿por qué no estaban viendo lo que ellos veían?

Solo no debían hacer ruido y listo.

Jongdae estornudó.

Los dos pares de ojos fueron a parar a la nuca del rubio con un odio bendito que hasta el diablo le helearía la sangre (¿el diablo tiene sangre?). Su pendejez siempre metía a los demás en problemas que casi siempre era difícil de ser sacados de eso, no lo podían culpar cuando fue una respuesta involuntaria de su cuerpo pero igual estaban que lo odiaban en ese momento, lo malo fue cuando el caballo giro a donde estaban ellos, más en Jongdae por estornudar, después de unas fracciones de segundos volvió su cabeza de nuevo al frente.

Suspiraron agradecidos y regresaron a sentarse como la primera vez, ya más relajados que antes pero sin dejar de cogerse las manos ni separarse en ningún momento.

Dos manos, una blanquecina y otra morena, se dirigieron a la cabeza del rubio y le lanzaron un fuerte golpe; Chen se giró molesto tocándose aquella, también tenía una lagrimilla cayéndole por el ojo izquierdo por el dolor. – ¿Qué les pasa par de locos? –preguntó.

W I T C H. /KaiSoo|SooKai  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora