—Deja de morderme, Duncan —refunfuñé.
—Eres una quejica —rió.
Lo miré mal y negué tapándome de nuevo con la manta gris. Estábamos en mi cama y no paraba de morder mi hombro. Me molestaba que me mordiera.
¡Me molesta que me muerdan! ¿A quién le gustaba eso?
—No te enfades, pequeñaja —dijo abrazando mi cintura con su brazo y atrayéndome a él. Puse mi mano en su pecho y sonreí tontamente. Lo quería tanto.
—Tonto.
Sus labios chocaron con los míos y abrí los ojos de la impresión. Tras unos segundos, le seguí el beso y sonreí. Sus besos eran tan especiales. Tan suaves y apasionados.
—¿Podré volver a trabajar en la empresa? —pregunté separándome de él.
—Estás herida, Rosie. Ya veremos lo que pasará, de momento no.
—Jo.
Susurré. Su mano empezó a acariciar mi barriga y lo miré.
—Encerraremos a ese cabron.
—Te quiero mucho —susurré besando su mejilla.
—Y yo, nena. Oye, tenemos una cena en la empresa por la nombracion de mi hermana a nueva socia, ¿vendrás no?
—¿Esta noche? —pregunté acariciando su rostro.
—Sí, prometo que no te pasará nada.
—Bueno, esta bien —respondí mirando mis piernas.
—¿Te ayudo a ducharte o podrás tú?
—Podré yo, idiota.
(...)
La cena de empresa de Duncan era una cena donde cada uno de los miembros de la empresa estaban presentes. Había gente desconocida, que suponía que eran socios de los hermanos.
Yo, había elegido vestir con un vestido blanco bastante bonito.
Tenía un escote cuadrado y bastante sencillo. En la parte inferior, iba abierto por la pierna hasta medio muslo. La espalda estaba descubierta y sujetada por la tira que era el cierre del vestido. Había elegido unas sandalias altas plata y un maquillaje de noche. Mi cabello estaba recogido en un moño bajo y divinamente peinado.
—Vamos, mi hermana nos espera —habló Duncan sacándome de mis pensamientos. Me agarré a su brazo mientras caminábamos bajo la atenta mirada de todas las personas que estaban allí. Sophia se encontraba junto a Justin, la madre de Duncan y su padre.
—Buenas noches —dijo Duncan cuando llegamos junto a ellos. Los cuatro se giraron en nuestra dirección y Sophia sonrió emocionada.
—¡Hermanito! —exclamó abrazándolo. Éste le devolvió el abrazo a la vez que Justin besaba mi mejilla cómo saludo,—Hola Rosie. ¿Qué tal estás?
—Muy bien, gracias por preguntar Sophia.
La abracé suavemente y el padre de Duncan sonrió en mi dirección. La madre de Duncan, apartó la mirada de mi y se apartó de nuestro lado. Esta mujer jamás me querría para su hijo.
—Ya queda poco para el nombramiento —sonrió Sophia nerviosa.
—Minutos —rió Justin.
—Vayamos a sentarnos, Rosie —susurró Duncan sonriéndome. Asentí nerviosa y empezó a caminar a nuestra mesa. La mesa estaba compuesta por Sophia, Justin, los padres de Duncan, Duncan, y yo.
Claro estaba quién sobraba ahí.
—¿Y qué haces aquí, Rosie? —preguntó la madre de Duncan.
—Cenando —sonreí amablemente. Justin contuvo la risa por mi vacile y miré a Duncan, quién miraba a su madre.
—Con mi hijo me refiero, no pintas nada.
—Señora, tengamos la cena en paz —dicté empezando a cabrearme.
—Buenas noches señoras y señores —una voz habló por el micrófono central que había en el pequeño escenario,—Quería darles las gracias por asistir al nombramiento de Sophia Hamilton cómo nueva socia general. Es un honor para mí ser el presentador de éste día tan especial para la empresa y para la familia Hamilton, a la que tan agradecidos estamos. Sin más delaciones, Sophia Hamilton, suba al escenario por favor.
Los aplausos llenaron la sala a la vez que Sophia empezaba a andar hacia el escenario con el precioso vestido que llevaba.
Su cabello estaba suelto en ondas. Llevaba un maquillaje sencillo de noche. El vestido, era azul oscuro y muy sencillo, pero no menos bonito.
—Hola a todos, y bienvenidos —habló Sophia al micrófono. Se notaba que estaba nerviosa, sus manos temblaban y su voz era nerviosa,—Quizás muchos de ustedes me conocerán como la hija pequeña de los Hamilton, pero no me gusta que me conozcan por eso. Me llamo Sophia Hamilton, sí, es mi apellido, pero soy Sophia, una chica de 23 años, editora profesional y luchadora de sueños. Gracias a ustedes estoy hoy aquí para ser nombrada socia general de la editorial, y no puedo estar más agradecida. Todo se lo debo a mis hermanos, sin ellos no sería nadie. Justin, eres el hermano que nunca pude tener, te quiero Duncan— todos reímos,—Es broma, Duncan, te quiero muchísimo, y a ti también Justin, sois los mejores hermanos que una mujer puede tener. Sin vosotros no sería nadie hoy, me habéis echo llegar aquí con vuestro apoyo. Y sobre todo, gracias a ti, Rosie, por devolver la felicidad a mi familia. Para mí, ya eres una Hamilton.
—Dios —susurré notando las lágrimas en mis ojos. Duncan acarició mi brazo consolándome y sonreí aplaudiendo junto a las demás personas.
—Gracias —habló antes de bajar del escenario.
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Maltratada
Lãng mạnRosie Scott es una mujer de 23 años, la cuál se muda de la casa de sus padres. Ella puede con todo y contra todo. Menos con Larry, su novio desde hace 5 años. Ella sufre constante maltrato tanto psicológico cómo físico por parte de Larry. Duncan Ha...