NARRA ROSIE
Duncan seguía dormido a pesar de haber pasado toda la noche aquí. Después de esa pequeña crisis de recuerdos tras mi información, decidí que se fuese a mi cama y no condujese hasta su casa en ese estado.
Él accedió sin hablar más allá que un simple "si", y se durmió en pocos minutos. Se notaba que estaba agotado mentalmente.
No estaba segura si había hecho bien en decirle toda la verdad, o... había cometido un error.
Estaba confusa.
Por un lado, pienso que he hecho bien, sentía que me había quitado un peso de encima; pero por otro lado, ver a Duncan con dolor me mataba.
Él era tan grande, pero a la vez tan manipulable. Sentía pena por él, no se merecía esto que estaba pasándole. Sabía que había abierto una serie de problemas que me vendrían a mi todos de golpe, por abrir mi bocaza.
Mi móvil empezó a sonar con un ruido bastante estruendoso, y fui a cogerlo para evitar despertar a Duncan.
—¿Si?
—Rosie, soy Sophie. ¿Está mi hermano contigo?
—Eh, sí. Esta durmiendo en la cama.
—¿Cómo?
—Vino a casa agobiado, buscando respuestas sobre mí, ya sabes... Y le conté toda la verdad.
—¿Queeeeeé? ¡Rosie, sabes lo que va a suponer eso!
—Larry está detrás de mi, no voy a morir sabiendo que Duncan no me recuerda.
—Rosie... debías haberlo dicho, hubiéramos puesto seguridad en tu casa.
—La seguridad no es impedimento para Larry.
—Déjanos ayudarte, Rosie, por favor.
— Ojalá pero...—la voz se me cortó,— No es tan fácil.
Colgué sin decir nada más y suspiré hondo. No quería involucrarlos y que saliesen mal parados.
Caminé al sofá y me tumbé cómo pude. No quería despertar a Duncan así que dormiría en el sofá.
(...)
Unos molestos ruidos en la cocina, creo, me hicieron despertar de mi sueño. Mi cuello dolía y mi pierna me estaba dando picacera por la escayola.
—Buenos días, no quería despertarte —dijo Duncan desde la cocina. Me incorporé lentamente y negué.
—No te preocupes.
—Te he hecho el desayuno, bueno, no sé si te gustará.
Me levanté con ayuda de las muletas y fui a la cocina donde había una bandeja con comida. Un café, tostadas con mermelada y una fruta.
Era increíble.
—No era necesario, Duncan, pero muchas gracias.
Me senté en una de las sillas y le di un sorbo al café.
—¿Has dormido en el sofá?
—Sí, necesitabas descansar.
—Pero... tu pierna, debías descansar cómodamente, y el sofá es incómodo.
—No te preocupes, sigo viva —reí dando un mordisco a la tostada.
Él sólo se me quedó mirando sin expresión y asintió.
—¡Buenos días! —la voz de Luisa se escuchó por el pasillo.
—Buenos días, Luisa —contesté de vuelta.
—Oh, ¿Duncan?
—Hola Luisa.
—¿Qué haces aquí, hijo?
—Lo sabe todo —dije mirándola. Ella levantó una ceja intercambiando miradas de Duncan a mi.
—¿Todo?
Asentí, y ella miró a Duncan.
—Estoy bien.
—Sophie también lo sabe, que Duncan se ha enterado —dije terminando de comerme todo el desayuno. La verdad que estaba riquísimo.
—¿Se lo ha tomado bien? —preguntó Luisa.
—Bueno, podría haber sido peor.
Me levanté con cuidado y me apoyé en las muletas.
—Debo ducharme y...
—¿Puedo quedarme?
La pregunta de Duncan me descolocó un poco. Luisa y yo nos miramos, y Duncan se miró sus manos nervioso.
—No tengo ganas de ver a mi madre, aquí estoy bien y me apetece estar contigo. Aparte, puedo ayudarte a caminar y hacerte compañía.
—Puedes quedarte, Duncan —sonreí mirándolo.
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Maltratada
RomantizmRosie Scott es una mujer de 23 años, la cuál se muda de la casa de sus padres. Ella puede con todo y contra todo. Menos con Larry, su novio desde hace 5 años. Ella sufre constante maltrato tanto psicológico cómo físico por parte de Larry. Duncan Ha...