Maltratada

Capítulo 27

Chicxs antes de empezar este capítulo quiero aclarar un par de cosas. Si tardo en actualizar es porque no puedo ese día o simplemente no estoy inspirada. Si no estoy inspirada, me salen mal los capítulos, y para eso prefiero no hacerlo. Espero que lo entendáis. #Yomequedoencasa

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NARRA ROSIE

Mi cabeza me daba pequeños zumbidos, sentía mi cuerpo pesado y me costaba abrir los ojos. Un pitido se oyó e intenté abrir los ojos de nuevo.

—¿Ha despertado?

Una voz conocida sonó por la habitación en donde me encontraba. Abrí los ojos finalmente y miré a las dos personas que se encontraban allí. Chloe y Justin.

—Ey, Rosie —susurró Chloe sonriendo.

Mi garganta se sentía seca.

—Llamaré al médico —habló Justin. Salió por la puerta y Chloe dirigió su mirada hacia mi.

—¿Estás bien? —preguntó y negué lentamente. Ella hizo una mueca y acarició mi mano, en la cual había una vía intravenosa.

—Buenos días, Rosie —la voz de un hombre entrando por la puerta hizo que Chloe y yo mirásemos hacia la misma. Un doctor con bata bastante alto nos miraba mientras sostenía una carpeta.

—Hola —susurré. Una enfermera entró detrás del con un vaso de agua en la mano. Me hizo levantarme un poco y tragar. La verdad que mi garganta se lo agradeció por mil.

—Bien, Rosie Scott, 23 años. Su diagnóstico es, desmayo por anemia, ¿ha estado comiendo correctamente las últimas semanas?

Negué sin mirarlo.

—Debes comer Rosie, es importante que lo hagas. Te mandaré unos suplementos de hierro y vitaminas, para que te ayuden a no estar cansada. Y guarda reposo durante dos días, es necesario.

—Bien.

El doctor se fue dejándome el alta y miré a Chloe. Tenía una mirada enfadada y la entendía. Yo me estaba comportando como una niña, y me estaba perjudicando a mí misma.

—Lo siento mucho, Chloe, no t-

—Tienes una hermana y una sobrina que darían la vida por ti, Rosie. No sé porque no estás comiendo, se que lo de Duncan te ha superado pero cariño, tienes que mirar hacia delante y no hundirte, porque estoy segura que él te recordará. Tarde o temprano, lo hará.

—Lo siento.

Ella se quedó callada y asintió.

—Vamos, te ayudaré a vestirte.

(...)

Luisa me vigilaba cada diez minutos y real, que era agobiante. Me estaba acosando en mi propia casa. Tenía que ir a firmar unos papeles a la editorial, y comprar unas cosas al super.

Compresas y tampones.

Básicamente, eso.

—Luisa, saldré a comprar unas cosas, vuelvo enseguida.

Salí del apartamento sin escuchar respuesta y bajé por el ascensor hasta la planta baja. Los coches pasaban constantemente ya que eran las 9 de la mañana. Todo el mundo estaba yendo a trabajar o dejando a sus hijos en sus respectivos colegios o institutos.

Tras caminar un rato, llegué a la editorial. Saludé con la mano a la mujer de seguridad y subí por el ascensor.

Una vez llegué a la planta, salí y lo primero que vi fue a Duncan discutiendo con Justin, Sophia estaba a su lado llorando.

—¡Deja de decir eso! —gritó Duncan.

—Maldita sea, es por tu puto bien, ¿acaso no te das cuenta de lo que ocurre? —exclamó Justin moviendo las manos. Me acerqué tímidamente y miré a Justin.

—Justin, vengo a—

—¡Cállate un momento!

Justin interrumpió mis palabras con un grito que me estremeció el cuerpo.

—No le hables así. ¿Es que no tienes modales? —Duncan salió en mi defensa.

—¿Y a ti que te importa? ¡No eres el más indicado para hablar!

—¿Pero que mierdas dices ahora?

—Sólo venía a firmar los papeles que me dijiste, Justin —dije en voz baja.

Justin me miró de nuevo y asintió. Abrió la puerta de su despacho y entré sin mirar a ninguno.

—Lo siento, Rosie. Mis hermanos me sacan de mis casillas, realmente lo siento.

—No te preocupes —susurré.

Sacó un tocho de papeles y los puso encima de la mesa. Cogí un bolígrafo de su mesa, y tras leer un par de cláusulas, firmé.

Salí de su despacho sin despedirme y vi a Sophia y Duncan ir al ascensor.

—¿Bajas? —preguntó Sophia, y asentí. Los tres entramos y nos sumimos en un profundo silencio.