—Duncan —susurró cuando me vio. Ella estaba en pijama, en un bonito e infantil pijama de bambi.
—¿Puedo pasar? Sé que es tarde.
—Claro, pasa.
Ella abrió la puerta con una muleta en la mano y entré. Cerró la puerta tras de mi y entré en su apartamento. Las luces estaban apagadas, solo se dejaba ver la luz de la televisión. Seguramente estaba en el sofá tapada con la manta que había encima de este desparramada.
—¿Ha pasado algo con Sophia o...?
Negué.
—Quería hablar contigo.
Por sus ojos pasaron miles de emociones camufladas en nerviosismo.
—¿C-Conmigo, por qué?
—Sentémonos, estarás incómoda con la muleta.
Ella asintió y la ayudé a sentarse en el sofá de su salón, una corriente eléctrica me recorrió la mano cuando toqué su cintura.
—Bueno, dime.
—¿Te acuerdas cuando te dije que me sonabas pero nadie quería decirme quién eres?
No sabía cómo empezar, pero debía ser por el principio.
—Si —murmuró jugando con sus manos. Estaba nerviosa y se le notaba a millas.
—Le pregunté a mi madre y me mintió, me dijo que eras la ex novia de mi hermano y que lo engañaste para sacarnos el dinero. Fue cuando la rabia me cegó y decidí echarte de la empresa, sentía que me estaba equivocando contigo pero no tenía más respuestas que esa. Decidí agarrarme a eso, y fue cuando sucedió tu accidente. Mi hermano me lo contó todo y, me sentí la peor mierda del mundo.
—No te preocupes por eso, entiendo que no sabías nada y te aferraste a la única respuesta que te dieron.
—Lo siento tanto, Rosie, esto me está... sobrepasando. Me suenas, siento cosas cada vez que estoy cerca de ti pero, no sé quien eres, y necesito saberlo. Necesito saber porque siento esto cada vez que te veo. Me vienen imágenes aleatorias de ti, pero no consigo unirlas a nada.
Su pecho subía y bajaba con más rapidez de la normal.
—Duncan, me encantaría decirte toda la verdad, créeme que...—su voz se cortó con un suspiro, y sus ojos estaban llorosos, —...créeme que me encantaría que supieses todo, y que todo fuese más fácil. Duncan, yo no soy la que debe decirte quién soy, no soy buena para ti, y si nadie te lo ha contado, es porque a lo mejor piensan que no soy lo suficientemente segura para ti.
Sus palabras me habían confundido más. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que ella aguantaba con toda su fuerza. Me daba la impresión de que nos conocíamos más de lo que yo pensaba.
—¿Por qué no eres segura?
—Duncan, por favor, no lo hagas más difícil.
—Rosie, creo que es mi decisión saber de ti o no, creo que merezco saberlo. No es cuestión de que sea malo o bueno, es que necesito saberlo, necesito respuestas. Por favor, dímelo, y después te dejaré en paz, si eso quieres.
Ella tragó saliva y suspiró. Esto estaba siendo más duro para ella que para mí.
—¿Quieres que empiece por el principio?
Preguntó, y temblé, ahora el que estaba nervioso era yo.
—Sí, con todos los detalles.
ESTÁS LEYENDO
Maltratada
RomanceRosie Scott es una mujer de 23 años, la cuál se muda de la casa de sus padres. Ella puede con todo y contra todo. Menos con Larry, su novio desde hace 5 años. Ella sufre constante maltrato tanto psicológico cómo físico por parte de Larry. Duncan Ha...