Capítulo 2

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Oscuridad, era lo único que lograba ver, aquellos pasillos con agua, apenas eran iluminados y ese constante goteo que parecía ensordecedor. Por alguna extraña razón, ahí se sentía seguro, su cuerpo no dolía, de alguna forma se encontraba en paz, sin embargo, si se sentía cansado, claro, después de todo está en su subconsciente, es obvio sentirse cansado con todo el maltrato que recibe diario, tanto física como mentalmente.

Ni siquiera se había percatado de la gran jaula que había detrás de él. Llevó sus piernas a su pecho, abrazándoles con sus brazos y hundió su cara en sus rodillas, solamente disfrutando de esa pasajera tranquilidad.

Aquellos grandes ojos rojos, cargados de odio le observaban, el era el mas grande testigo de todo lo que aquel niño sentado frente suyo sufría, y lo único que podía hacer, era curarle, curar todas las heridas que le hacen a diario, aunque es difícil, pues es cierto que es es el gran Kyuubi no Yoko, pero ni siquiera su gran poder es capaz de sanarle de la noche a la mañana y el hecho de que sea golpeado día tras día, le complica sanar algunas heridas. Se sentía culpable, de alguna forma, él era el culpable del sufrimiento del niño.

Vio como los brazos de Naruto cayeron a sus costados para después caer dormido, pronto, una gran cola le envolvió, asustándoles y despertando de un golpe y le vio desvanecerse.

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No logré siquiera salir de la academia cuando Naruto saltó de mis brazos, alarmado, pude ver en sus ojos la angustia y el miedo. Su labio inferior comenzó a temblar y pronto lo estaba mordiendo.

—Naruto– dije en un susurro. Cohibido.

—No me pegue....lo siento...no me volveré a dormir..se lo juro..pero no me pegue– Observé como una lágrima caía de su mejilla, quise acercarme para limpiarla, pero tan pronto como lo intenté, él se hizo para atrás, se agachó, cubriendo su rostro, dándome la espalda, era como si ya esperase los golpes. ¿Que tanto había sufrido este niño?, me sentí la peor persona en este momento, yo aquí, lamentando mi pérdida y este niño, sufriendo por algo que ni siquiera cometió y no tiene ni la mas remota idea del porque de su maltrato, es obvio para mi porque le han golpeado.

Lo único a lo que pude reaccionar fue a abrazarle, dio un brinquito en su lugar cuando sintió el tacto, estaba sorprendido, eso lo sé.

—¿No me va a golpear?– dijo con voz quebrada.

—¿Porque habría de hacerlo?.

—Porque soy malo, por eso merezco mi castigo.

Aquellas palabras fueron dagas para mi. Sentí como intento zafarse de mi agarre y luego lo escuche quejarse de dolor. Lo solté inmediatamente.

—¿Estas bien?– se levantó y salió corriendo de ahí. Le seguí, ¡¡Debía llevarlo al hospital!! tienen que curar sus heridas. Le seguí y me sorprendí, vaya que si era rápido, pero logré alcanzarlo y lo tomé del brazo, me arrepentí, se volvió a quejar de dolor.

—Por favor, déjeme ir.....me.....me castigaran si llego tarde.

—¿Quien te castiga?– no era tonto, sabía que el niño con castigo se refería a los golpes.

—Ella lo pondrá a el a que me castigue y me haga eso y me lastima cuando lo hace, me duele mucho– dijo con lágrimas.

No entendía muy bien a que se refería con “eso”, pero estaba decidido, Naruto ya no viviría en ese orfanato, es mas, hablaría con el Hokage ahora mismo.

—No...ya no te lastimarán...vamos..ya no vivirás ahí Naruto.

y sin prestar atención a las quejas del rubio, lo llevó hasta la torre Hokage.

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Sus ojos no daban crédito a lo que miraba y se sintió impotente y decepcionado de si mismo como de los cuidadores del orfanato y también de los aldeanos. Iruka le había dicho que el camino hacia torre Hokage los aldeanos observaban a Naruto con odio y repudio.

El le había prometido a Minato y a Kushina cuidar y proteger a su hijo, sin embargo no lo hizo en absoluto, el creyó que al estar en el orfanato estaría a salvo, sin que los aldeanos supieran la verdad, solo los Jounnin de la aldea como AMBUS saben la verdad del contenedor del zorro de las nueve colas, Naruto, el Jinchūriki del Kyuubi. Pero, algo estaba mal, al parecer, los habitantes de Konoha conocían la verdad, pero, ¿Cómo?.

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Un pequeño y hermoso rubio de apenas tres años de edad se encontraba jugando con unos amiguito de su edad, jugaban como cualquier niño, con los juguetes que les prestaban en el orfanato, se podría decir que esos fueron los días mas felices de Naruto, pues esa tarde pasaría algo que marcaría por completo la vida del niño.

En algún momento se aburrieron de jugar con los juguetes, ahora se columpiaban, uno empujando al otro para ver quien llegaba mas alto, era el turno de Naruto de columpiarse, pero aquel niño le había empujado tan brusco que soltó el agarre en las cadenas del columpio e irremediablemente cayó al suelo, golpeando su mano con una roca que ahí cerca, claro, el golpe le abrió una herida bastante grande, pero no muy profunda, Naruto comenzó a llorar por el dolor en su muñeca y angustiado por la sangre, era la primera vez que se golpeaba a tal grado de sacarse sangre.

Sus amigos se asustaron y salieron corriendo muy asustados y gritándole monstruo cuando vieron un Chakra rojo como la sangre cubrir su mano, justo en aquel momento, aquella mujer salía corriendo de los pasillos al escuchar el llanto del pequeño, pero ella no daba crédito a lo que sus ojos vieron, su mirada endureció poco a poco al darse cuenta que aquel niño era “El demonio Zorro de las nueve colas”, fue entonces donde comenzó el infierno del rubio.

Con el paso de los días, aquella mujer se aseguró de ir por toda la aldea diciendo a diestra y siniestra que aquel niño era el demonio que atacó su aldea. Los aldeano comenzaron a odiarle al niño también.

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—Hokage-sama, con mucho respeto, creo que Naruto ya no puede vivir allí, no después de todo lo que le han hecho.

—No, Naruto vivirá aparte, alquilaré un departamento para él– aclaró el Hokage, dispuesto a proteger ahora al niño.

—Hokage-sama, Naruto es muy pequeño, no podrá vivir el solo....yo podría cuidarlo– aseguró el castaño.

—No Iruka, tu estas en condiciones de cuidarlo.....por tus rencores del pasado...además, será bueno para el niño, aprenderá a cuidarse solo– vio como Iruka iba a contestarle y se apresuró a aclarar la duda que estaba seguro musicaría. —No te preocupes, pondré a un AMBU para su cuidado– Iruka relajó sus facciones.

En medio de agradecimientos Iruka se despidió del Hokage, dejándole a Naruto a su cargo nuevamente, era tanta conmoción por lo recién descubierto y Sarutobi, el Hokage, en medio de su afán por hacer pagar a los responsables que le hicieron al rubio aquello, a ambos se les olvidó llevarle al hospital.

KakaNaru ~Angel del Infierno~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora