KakaNaru ~Angel del Infierno~

Capítulo 12

Con el pasar de los años, uno de los secretos clase ss fue llevado a la luz, ese era el hecho del jinchūriki de Konoha, en ese momento, todos los novatos de Konoha se sintieron fatal con la noticia, ellos habían Formado parte del maltrato de Naruto y todos se revolcaban en la culpa, en especial aquellos que en algún momento le infringieron algún daño físico, como era el caso de Sakura, Sasuke, Ino, Kiba, los demás el simple hecho de nunca querer entablar una relación amistosa con el rubio era mas que suficiente para sentirse culpables, Aunque uno de ellos siempre admiró en secreto al rubio, siendo este Shikamaru, quien ahora era uno de los mejores Jounnin estrategas de Konoha.

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Los pergaminos de los exámenes de Jounnin llegaban todos los días, aquel individuo con el nombre clave de  Kitsune, empezó a causar revuelo y por una de las técnicas que él había presentado habían comenzado rumores de que aquel shinobi probablemente era descendiente del primer Hokage, hijo de la princesa Tsunade, decían. La misma Tsunade había quedado sin palabra al escuchar los rumores. Kitsune tiene una gran habilidad que hasta el momento había sido clasificada como única de un legendario ninja. El elemento madera ha vuelto a aparecer en todo su esplendor. En todo su esplendor porque se sabe que hay un ninja entre las filas de Konoha que también ha sido capaz de dominar el elemento madera, pero nunca como lo hizo el primer Hokage, este nuevo usuario parece romper esas barreras.

—Es....es Increíble– Susurró Shizune al leer junto a Tsunade el pergamino.

Pero eso solo sacaba una sonrisa en el rostro de la oji-miel.

Los días pasaron y con ello los exámenes de Jounnin terminaron.

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—Lamento mucho que no hayan logrado pasar el examen......– Dijo la Hokage a los dos ninjas que habían allí en ese momento.

—¿No nos dirá quien era el tercer participante y por qué no le envió junto a nosotros?– Estaba ardido, aquel si había logrado pasar el examen y como no, si había utilizado técnicas únicas.

—Lo siento, pero eso no es algo que tu debas saber Sasuke...ahora....pueden retirarse.

Ambos chicos salieron de la oficina y Tsunade comenzó a leer el pergamino de logro de cada uno de ellos.

—Obāchan..... ya regresé– Naruto estaba en cuclillas en la ventana de la oficina.

—Naruto, al fin has regresado– Tsunade se puso de pie y haló a Naruto hacia adentro, casi haciéndole caer de sentado al suelo. Lo envolvió en un abrazo. Naruto tenía una sonrisa cálida en su rostro. —Chiquillo tonto– le dijo con cariño y es que ella quería a Naruto como si fuera su hijo. Naruto se quitó la máscara por fin, dejando ver su rostro, el cual había madurado mucho, Tsunade se quedo iluminada con aquel rostro, parecía angelical, al verlo, no tenía palabras, Naruto se había convertido en un joven hermoso.

Naruto le entregó su pergamino de logros y Tsunade comenzó a leerlo, dejando de lado el de los demás. Se sorprendió al ver que Naruto había clasificado para formar parte de las fuerzas especiales AMBU, no sabía porque le sorprendía, era de esperarse. Naruto se mantuvo de pie en la oficina.

—Etto...Obāchan.... no quiero que nadie se de cuenta de mi regreso...al menos no aún– Tsunade enarcó una ceja.

—Se puede saber el ¿Por qué?

—Aún no estoy preparado supongo– fue lo único que dijo. Se escucharon unos toques en la puerta, rápidamente, Naruto se colocó la mascara de nuevo.

—Adelante– dijo Tsunade, se dejó ver una cabellera plateada entrar.

—Tsunade-hime, solo venía a preguntar como le fue a Sasuke en el Examen– Naruto se tensó al reconocer aquella voz, Kakashi posó su mirada ónix en el joven parado Allí. Llevaba puesto unos pantalones negros azulados algo ajustados a su cuerpo, no mucho, pero dejaba ver muy bien su figura, llevaba una chaqueta negra con unos zapatos ninja, pero no fue eso lo que llamó su atención, fue el cabello rubio. Él solamente conocía a dos personas con el cabello rubio así de brillante, uno de ellos era el mismo Yondaime, quien estaba muerto y el otro sería.......Naruto....pensó.

—Hokage-sama...debo retirarme.

—Ven después por tus cosas– logró decir la oji-miel antes de que el rubio desapareciera en un shunshin. Un silencio incomodo se esparció por la oficina hasta que cierto peli-plata lo rompió.

—Era él... ¿Verdad?.......