Capítulo 33

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No podía despegar sus ojos de aquella ventanilla de aquella habitación, donde permanecía una luz roja encendida, lo cual significaba que el paciente que se estaba tratando allí dentro no había salido aún de peligro de muerte. Aún no era capaz de comprender porqué Naruto había hecho lo que hizo. El no merecía que el rubio le protegiera, no después de todas las humillaciones y malos tratos que le dio al joven AMBU en su niñez, cuando él se creía el mejor de toda su generación, incentivado por su sed de venganza y por su linea de sangre, El Sharingan.

Sasuke desvío su mirada hacia su sensei, Kakashi, quien no parecía estar en mejores condiciones. Kakashi miraba aterrado sus manos manchadas con la sangre de Naruto, parecía estar temblando, era como si estuviera a punto de colapsar.

Al otro lado, se podía ver a Iruka y todo el resto del antiguo grupo de gennin de Naruto. Iruka daba vueltas de aquí para allá, Yamato tratando de reconfortarlo. Era curiosa la cercanía de esos dos. La luz roja, en la sala de emergencia, comenzó a parpadear, avisando que el paciente estaba en un paro cardíaco. La tensión en la sala de espera aumentó mas y pronto se empezaron a escuchar los sollozos de las mujeres del grupo.

—Es tan injusto— comentó Tenten. —Él merece ser feliz— dijo, tratando de controlar sus lágrimas.

Neji abrazaba a Hinata, quien se encontraba llorando en el pecho del oji-perla. Kiba mantenía su frente recargada en la pared y le dio un fuerte golpe con su puño, el remordimiento carcomiéndolo. Chouji, por primera vez, hacía algo que no era comer, Shino parecía angustiado, Ino lloraba en el hombro de Shikamaru quien parecía realmente consternado por toda la situación. Rock Lee trataba de brindar apoyo a Tenten y Sakura.

El tiempo transcurría tan lentamente, que a todos les parecía una eternidad, hasta que finalmente la luz pasó de roja a verde. La figura cansada de Tsunade se dejó ver cruzando la puerta. La Hokage masajeaba su cuello con una de sus manos y sus ojos estaban sospechosamente rojos e hinchados.

—¿Como está Naruto, Hokage-sama?— Iruka fue el primero en preguntar.

—Está bien, pero me temo que estará algunos días inconsciente— dijo. —Estuve a punto de perderlo, Iruka. Ni siquiera Kyuubi era capaz de curarle. De repente los signos vitales regresaron a la normalidad y la herida comenzó a sanar, muy lentamente, cabe destacar.

Por su lado, un escalofrío había recorrido la columna vertebral de Kakashi.

—Estará en cuidados intensivos, nadie podrá verlo— sentenció. —Kakashi, sígueme.






















Tsunade observó a Kakashi, el peli-plata estaba un poco mas pálido de lo normal, lo cual era extraño, tomando en cuenta el temple de acero del cual el Jounnin goza. Kakashi es un ninja ejemplar y digno de admirar en la aldea, de incluso, renombre en cada una de las naciones Shinobi. A Tsunade se le subieron los Colores al rostro al recordar aquella escena, ni siquiera sabía como empezar. En especial porque es algo que, en realidad, no debería importarle, pero todo lo que tenga que ver con Naruto le importa.

—No lo tomes a mal, Kakashi. Se que esto no me concierne por ningún motivo, pero espero entiendas que lo hago para velar por la integridad, tanto física como emocional, de Naruto— habló. Quería ser directa, pero tampoco quería parecer entrometida.

Kakashi cerró sus ojos, poniendo toda su concentración en las palabras que la Hokage había dicho. Era imposible. En ese momento no podía pensar en otra cosa, que no fuera en Naruto, su Naruto. Kakashi no estaría completamente tranquilo hasta tener a Naruto en su cama, entre sus brazos, protegiéndole. Tal vez era algo ridículo pensar en protegerlo, cuando hace varias horas, no pudo hacerlo. El mero pensamiento lo enfureció y le puso enfermo y no pudo detener la mueca de autorepugnancia en su rostro, aunque está seguro que su máscara la cubre, al menos eso espera. Lo que más le enoja, es que el le había prometido a Naruto que no permitiría que nadie le volviera a causar daño, en todas las maneras posibles que se pueda hacer, tal vez fue algo insensato de su parte, pero él amor hace que las personas actúen y digan cosas que, probablemente, no estén a su alcance.

—No entiendo, Tsunade-hime— tuvo que decir, no podía concentrarse en nada mas que Naruto.

Tsunade mordió su labio inferior, insegura si decirlo o no. Ella misma era consciente que el Jounnin no estaba bien, emocionalmente, para este tema, y definitivamente no era ni el momento ni el lugar, pero necesita esclarecer sus dudas. Tsunade ha observado, en primera plana, lo cercanos que Kakashi y Naruto son y no le cuesta afirmar que el niño rubio está muy enamorado del Jounnin mayor, pero en Kakashi es diferente, él es capaz de esconder muy buen sus sentimientos, aunque los ha dejado fluir un poco con los últimos acontecimientos. De igual forma, eso no esclarece sus dudas.

Soltó un suspiro antes de decir.

—¿Qué sientes por Naruto?, Se honesto, me daré cuenta si mientes, lo sabes, ¿Verdad?.

Kakashi contuvo muy bien su asombro, la verdad, no esperaba menos de parte de la Hokage. Y entendió, por fin, el punto de Tsunade.

—Entiendo a donde quiere llegar— dijo —Yo nunca le causaría daño a Naruto. Él es la persona mas importante para mi y si tengo que dar mi vida para salvar la suya, lo haría. Naruto.....yo...lo amo— y ahora, mas que nunca, Kakashi estaba completamente convencido de eso. —¿Cómo se dio cuenta?— Kakashi imaginaba que había sido por Neji.

Tsunade se sonrojo un poco.

—Eso es algo que prefiero guardarme— Tsunade está segura de que Kakashi, probablemente, se sentirá muy apenado si le dijera como fue que se enteró.

Ella simplemente había querido cerciorarse si Naruto estaba bien, así que había decido salir a verlo desde el edificio que queda frente a su ventana. En ese momento, Tsunade maldijo el mal hábito del niño por dormir con la ventana abierta, porque ahora, no podía borrar de su mente la imagen de esos dos haciendo el amor bajo las sabanas blancas, de la cama de Naruto.

—Ten— le tiró una toalla. — Limpiarte, puedes verlo. Yo daré la orden para que te dejen entrar— y Tsunade se había ido.






















Kakashi entró a la habitación, Tsunade aún estaba ahí. Naruto estaba tan pálido, sus labios estaban casi morados.

—Le hicimos varias transfusiones de sangre— le dijo Tsunade. —Te lo encargo Kakashi. Tienes quince minutos— Tsunade le tocó el hombro, antes de salir y dejarlo solo con Naruto.

Kakashi se acercó a la camilla y sentó en la orilla. Con su mano acarició su rostro y su mirada ónix se posó en uno de sus brazos, se lo habían amputado, Kakashi ya lo esperaba, el brazo había quedado completamente desecho. Kakashi besó suavemente los labios de Naruto, estaban fríos.

—Lo siento— susurró. Dolido.

KakaNaru ~Angel del Infierno~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora