Aitana desapareció en cuanto su hija concilio el sueño,a la mañana siguiente la cama de Martina sentía el vacío que había dejado el cuerpo de su madre, sus pies descalzos andaban de puntillas hasta el baño, las siete de la mañana, era la única que madrugaba tanto, le gustaba desayunar y vestirse tranquilamente analizando el día que le podía esperar en el conservatorio.
Cepeda se cruzaba con su hija que ni le miraba al pasar por su lado y pensaba en la conversación que había mantenido con Aitana la noche anterior y las palabras retumbaban en su cabeza "siempre has querido lo mejor para ella" " no entiendo porqué le haces esto".
Y la mano de Cepeda reaccionó rápidamente para parar la carrera que su hija estaba dispuesta a dar en cuanto yo bajara la primera escalera, sus ojos verdes se clavaron en los marrones de su padre-puedo llevarte al conservatorio
-ya he quedado con mamá
-Martina.......
-papá, no te esfuerces en darle un capricho a mamá que no te sale de aquí
Martina presionó el pecho de su padre con su delicada mano y desapareció a su habitación, estiró el edredón y coloco los cojines para lanzar su mochila sobre la cama y meter en ella, medias y faldas de tutú que su madre se encargaba de hacerle,varios bodys y algún jersey, sus puntas y su neceser.
Cepeda la observaba bajar y dejar la mochila en la entrada para colarse en la cocina y prepararse el desayuno, era un desayuno envidiable que nadie en aquella casa era capaz de preparar cada mañana con el sueño en sus cuerpos.
Aitana bajaba diez minutos después y dejaba un beso en la cabeza de su hija y uno en los labios de Cepeda que sonreía al volver a sentirla, le preparo un café con leche de avena y unas tostadas que ella acabaría untando de mantequilla y miel.-¿Que tal has dormido?- pregunto a su hija que untaba el aguacate en su tostada
-bien, no he tenido pesadillas
-tus piernas ¿Bien?
-algún calambre leve que no me han impedido dormir
Aitana sonreía y acariciaba las mejillas de su hija, Cepeda había estado escuchando la conversación de las chicas, sabía de las pesadillas de su hija y de que después de tantos ensayos muchas noches los calambres de sus piernas no la dejaban dormir. Pero él llevaba demasiado tiempo sin preguntarle por como había dormido, ni de cómo habían ido sus ensayos o si se sentía muy casada como para escaparse juntos al cine.
-podriamos hacer algo juntos esta noche
Propuso Cepeda, ambas mujeres clavaron sus ojos sorprendidos en él
-hace tiempo que no vamos al cine todos
-me parece una idea increíble
-yo vendré tarde, tengo ensayos hasta las diez
Explicó Martina ante la cara de decepción que se dibujó en su padre y la de ternura de su madre que entendía todos aquellos ensayos pues tan solo quedaba una semana para el estreno de la obra
-bueno, podemos ir en cuanto tú obra este estrenada
Martina asintió a las palabras de su madre
-¿Qué día estrenas?
Un timido Cepeda preguntaba a su hija esperando la respuesta más fría de aquella niña que se había hecho muy mayor sin darse cuenta, su hija se le había escapado entre sus dedos.
-el sábado que viene
El silencio se formó en casa en cuanto Martina desapareció e informaba a su madre de que no quería llegar tarde, Aitana besaba los labios de Cepeda a modo de despedida,dejando a un Cepeda abatido por no saber controlar su ira, sus sentimientos, su nueva vida en Madrid, la vida en la danza de Martina, la fría relación entre Bruno y Martina que había creado toda la situación, lo lejos que estaban de ser una familia.
Martina recogía su pelo en aquellos vestuarios que se habían convertido en un refugio, las chicas se maquillaban ligeramente, y en el espejo Martina veía como Julia se peleaba con un mechón de pelo en su perfecto moñete, Martina sonrió y puso sus manos en el pelo de su amiga para ayudarla
-¿Nerviosa?
-ya sabes que los estrenos no me gustan
-tranquila Julia, lo vas a hacer genial
-no entiendo como no te pones nerviosa teniendo un protagonista
-podrias ser tu la protagonista perfectamente
-siempre serás mejor que yo, Martina
Martina beso la mejilla de su amiga y cerró su taquilla para salir al escenario, las luces ya iluminaban y la escenografía estaba terminando de montarla, cruzo al otro lado hasta llegar a la gran clase llena de espejos, David estaba en el suelo con sus piernas totalmente estiradas y su cuerpo pegado al suelo, Martina sonrió al ver a su compañero tan puntual como siempre.
-¿Que tal estás protagonista?
-bien, con ganas de empezar
-¿Has hecho ya la prueba de vestuario?
-la tengo esta tarde después de comer ¿Tú la has hecho?
-te va a encantar mi vestuario, Martinita
David le guiñaba el ojos derecho a Martina que sonreía estirando su pierna en la barra y comenzado el calentamiento, observando a todos sus compañeros, a compás de Bach.
El día se le había hecho eterno, después de la comida y su prueba de vestuario el ensayo había comenzado y por falta de concentración de había caído dos veces recibiendo los gritos de su profesora y las miradas de sus compañeros, excepto la de David siempre dispuesto a tenderle la mano tras cada caída.
Soltó su pelo y suspiro frente el espejo, el reloj marcaba las diez y once minutos, aviso a Aitana de que fuese a buscar, subió la cremallera de su abrigo y se sentó en las escaleras a esperar observando a los que paseaban tranquilos, a los coches que recogían a sus hijos de aquél duro ensayo.
David se sentaba junto a Martina minutos después y besaba una de sus mejillas. Sonreía al ver su nariz roja a causa del frío, sus pies se movía esperando a que Martina se girara para ver esos ojos verdes.-podias haberte llevado a casa, he traído coche
-no quería molestarte
-Martina nunca me molestas
-a mi padre no creo que le haga gracias verme llegar con un bailarín de 21 años
-aparento tus 18, no sería tan grave
-a mi padre no le gusta los bailarines
David acercó su cuerpo un poco más al de la chica que sonreía con cada insistencia de él en llevarla a casa, sus narices se rozaban y sus manos frías se acariciaban
-puedo hacerle cambiar de opinión- susurro David
Martina sonrió y cerró los ojos para sentir la respiración de su compañero, y cuando todo apuntaba a que sus labios se iban a rozar, Aitana tocaba el claxon para que Martina corriera al coche y beso la mejilla de su madre que sonreía
-espero que me presentes a ese chico
-es solo un compañero, mamá

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Volver a ti
FanfictionContinuación de Llegar a ti. Martina y el baile empiezan a tener una relación muy estrecha. ¿Aitana y Cepeda siguen como siempre? ¿cómo afecta la vida de Martina a Bruno?