Martina apoyaba su espalda en la pared, dejando que las palabras de Sergio la hicieran temblar, pero tenía razón. Ella había ido allí para hablar y ahora no se atrevía a hacerlo, a veces le gustaría ser un poco más como su padre que no se podía callar nada.
-no se por dónde empezar
-puedes empezar por qué decidiste no decirme nada- Martina cerró sus ojos y tragó saliva antes de responder
-me dolía demasiado hacerlo- Sergio ahogó una risa
-Martina Cepeda siempre pensando en ella. Supongo que no sabes lo que me dolió ver esa carta, estuve días sin leerla. Pensando que todo era mentira- dijo Sergio acercándose a ella- pensando que no te habías ido
-lo siento, de verdad
-no digas tonterías, Martina.
Si no llega a ser por lo que ha pasado seguirías allí haciendo tu vida sin pensar en mi-te equivocas
-¿me equivoco? Es el sueño de cualquier bailarina, es tu sueño
-Sergio..... por favor- dijo con los ojos llenos de lágrimas e intentado encontrar las manos cálidas de él que cada vez se separaba más
-déjame Martina, no quiero que vuelvas a poner mi vida del revés, no quiero que te vayas otra vez rompiendo con todo sin dar explicaciones
Y Sergio abandonó el lugar, dejando las llaves del estudio en las manos de Martina, y corrió, no quería escucharla, no quería verla, le dolía. Y había escuchado sus gritos que le pedían que no se marchará y ahora corría sin un destino, estaba huyendo al igual que ella había hecho.
Y no sabe por qué sus pasos le habían llevado al lugar dónde la conoció, y sonrió al pensar en ese momento y pudo ver lo tímida que estaba y como el cigarro bailaba en sus propios dedos, sabía que aquella chica le traería loco por mucho tiempo, y recuerda el viaje en coche hasta su casa.
Decidió que si andaba un poco más llegaba al lugar dónde todo empezó, aquella discoteca, estaba cerrada claro quien iba a ir a una discoteca a las 4 de la tarde.
Pero la mente de Sergio llegó hasta el momento en que la bebió bailar libre, sin pasos establecidos y ahora que lo pensaba, él no había tenido la oportunidad de verla bailar en un escenario, su amor fue un huracán, no les dio tiempo a disfrutarse y quizás merecían una segunda oportunidad o quizás eso solo les destrozaría más. Pero podía recordar el tacto de los labios de Martina y su sonrisa. Esa sonrisa que siempre le pareció tan preciosa ahora la recordaba demasiado efímera.
La puerta estaba aún abierta, ella seguía dentro. Pero si algo no imaginaba Sergio era encontrarla en el suelo,con las manos tapando su rostro y echa un ovillo. Temblaba, estaba al borde de un ataque de ansiedad y Sergio no podía reaccionar, nunca la había visto así. No sabía muy bien que hacer.
Sergio se arrodilló a su lado y rozó con la yema de sus dedos, las manos de Martina intentando buscar la calma que ella necesitaba.
-por favor....... Martina tienes que tranquilizarte y respirar- la voz de Sergio era tranquila pero escondia el miedo que sentía en ese momento. Y Martina seguía sin reaccionar- por favor...... respira conmigo
Sergio consiguió que Martina se quitara las manos del rostro y pudo ver sus ojos totalmente inyectados en sangre.
Sergio apretaba fuerte las manos de Martina y le hablaba para que controlara su respiración, buscando una calma.
Cuando consiguió que la chica se calmará, se apoyó en la pared a su lado.
Habia visto la parte más humana de Martina, se había sentido perdido al igual que ella y habían sabido encontrarse juntos-gracias- susurró Martina
-siento haberme ido así
-estabas en tu derecho, me porté muy mal contigo
-yo también, así que supongo que estamos empatados- dijo Sergio con una pequeña sonrisa, sacando una pequeña en ella.
El móvil de Martina sonaba, rompiendo el silencio de la habitación. Se levantó rápidamente y estuvo hablando durante varios minutos.
-¿me puedes llevar al hospital?- Sergio asintió a la pregunta y no dudo en recoger las cosas rápidamente y acompañarla.
Al llegar vieron como Aitana y Cepeda se abrazaban y se temían lo peor, el miedo otra vez siendo protagonistas de sus cuerpos.
Martina se abrazó a ello esperando una respuesta.-ha despertado- dijo Aitana acariciando las mejillas de su hija con lágrimas en los ojos.
Martina se abrazó a sus padres y sonrió. Sergio lo hacía desde la distancia, estaba feliz por su amigo, pero sabía que esa noticia traía consigo el adiós de Martina.Martina entró a la habitación dónde Julia acariciaba las manos de Bruno, que sonrió al ver a su hermana entrar, le esperaba un duro tratamiento de recuperación para volver a andar y a que su cuerpo volviera a ser el de siempre pero estaba allí.
-ha tenido que ser grave para que tu estés aqui- dijo un adormilado Bruno
-veo que sigues siendo el mismo tonto de siempre-dijo Martina limpiando las lágrimas de sus ojos
En la terraza del hospital Sergio fumaba, pensando en que quizás su historia con Martina siempre estuvo destinada a no ser, siempre tuvo una fecha de caducidad. O puede que ellos rompieran con todo, por no saber ser cuerdos en una relación de locos.
Otra calada al cigarro y la sonrisa de Martina en su mente, el sonido de su risa, las cosquillas en su cuello, el tacto de sus manos.......
Saco del bolsillo de su chaqueta aquella carta que nunca había conseguido acabar de leer, le dolía demasiado pensar que ella se había marchado.
Querido Sergio:
Me parece tan absurdo empezar a hacer esto, escribirte a ti es como jugar a la ruleta rusa, sabiendo que vas a morir, que la bala atravesará tu sien, pero que te gusta jugar porque quizás la bala esa no será para ti.
Me voy, cuando leas esto estaré lejos, no preguntes a Bruno, ni a Julia, les pedí que no te dijeran dónde voy, tampoco les culpes, todo esto fue culpa mía por no saber despedirme de ti.
Porque si sacas a la bailarina de la caja de música se siente pérdida y tu me hiciste ver un mundo demasiado bonito, que obligaba a la bailarina a querer romper con todos los esquemas y volar de aquella caja que decora el salón de casa.
No te rompas, espero que nos volvamos a ver, para poder a aprender a quererte como nunca he sabido, te mereces a alguien que sepa valorar esa sonrisa que se te escapa después de cada beso, y que acepte esa manía tuya de quedarte en la cama cinco minutos más y que cante a tu lado en el coche.
Nunca olvides quererte.
Ni pierdas la sonrisaTe quiere siempre
Martina.
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Volver a ti
FanficContinuación de Llegar a ti. Martina y el baile empiezan a tener una relación muy estrecha. ¿Aitana y Cepeda siguen como siempre? ¿cómo afecta la vida de Martina a Bruno?