9-Estar contigo

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Julia era consciente de lo mal que le podía hacer aquella droga a su amiga, la presión que se estaba metiendo a si mismas y la que le metía el entorno en el que se empezaba a refugiar. Sin duda tenía que advertir a Bruno para que hablara con su hermana, pero Martina siempre había sido demasiado inteligente, no iba a dejar que Julia hablará sin más con Bruno, no iba a permitir que sus padres la alejaran del baile y le quitarán esa libertad de la que gozaba.

-sabes que si dices algo, tu futuro como bailarina se pondría en riesgo, creo recordar que tu madre trabaja para la familia de David

-Martina, no me puedes hacer eso........ Solo me estoy preocupando por ti....... Esas pastillas no te hacen bien

-deja que me cuide por mí misma, si dices algo ya sabes lo que pasará

Martina abandonaba el vestuario dejando una Julia totalmente derrotada, sin saber muy bien que camino tomar, claro que quería ayudar a su amiga, pero no podía permitirse el hecho de que su madre perdiera su trabajo, era su única fuente de ingresos en casa desde que su padre decidió abandonarlas, y por sus mejillas corrían las lágrimas mientras que el frío de Madrid golpeaba en su cara.

-¿Qué haces aquí?- dijo al ver a Bruno acercándose a ella en cuento la vio salir

-he venido a verte..... Y a ver si veo a Martina- Julia sorbió su nariz entre suspiros al escuchar el nombre de su amiga- ey, ¿Que pasa?

Se sentía incapaz de responderle, pero Bruno había aprendido demasiado de su padre, había aprendido a que a veces no hacen falta la palabras cuando alguien te grita en silencio un abrazo, y así lo hizo. Julia se acomodó en su pecho y el besaba su cabeza, con su pelo aún recogido en un perfecto moñete. Al separarse de su cuerpo observó aquellos ojos verdes idénticos a los de Martina, tan diferentes a la vez. Bruno siempre había sido el reservado, el serio y el estricto con su trabajo, quizás ahora Martina era la estricta, ella que nunca se había preocupado de la perfección en sus pasos de baile, eso es lo que la había llevado a ser la mejor bailarina hasta el momento, bailaba por pasión, siempre se había dejado llevar por la música, por sus pies.

-solo ha sido un mal ensayo

-¿Me dejas mejorar un mal día?

-¿Cómo?

-un helado siempre lo soluciona todo

-Bruno..... Estamos a finales de noviembre

-no podemos dejar que noviembre nos hiele- dijo el chico tendiéndole el casco de la moto, sacándole a Julia la primera sonrisa.

Bruno miraba como Julia disfrutaba de ese batido que había decidido tomar al contrario que el que había pedido un helado de chocolate y vainilla, lleno de virutas de diferentes colores, a Bruno se le hacía difícil ocultar lo mucho que le gustaba aquella bailarina de la que alguna vez prometió no enamorarse solo por ser la mejor amiga de su hermana, pero finalmente ambos habían caído en las redes de Cupido. Una tarde cuando el verano comenzaba a desaparecer coincidieron junto a unos amigos del chico y quizás fue el alcohol el que hizo que Bruno se lanzará a los labios de la chica y que las continuas quedadas que vinieron después fueron cosas del destino.

-¿Se puede saber qué miras?

-a ti, me gusta mirarte ¿No puedo?

-eres muy tonto de verdad

-pero me quieres- la chica negó con la cabeza y Bruno rápidamente atrapó sus labios que sabían a fresas y chocolate

-mi madre quiere que vengas a casa a comer

-Bruno....

-Julia..... No tenemos porque ocultarnos

-pero tu hermana

-que le den a mi hermana, Julia yo te quiero, quiero estar contigo...... Sin escondernos. Y mi hermana ha decidido y creo que ninguno de los dos estamos en sus planes

-pero ir a tu casa, quizás es demasiado

-mira, mi padre ha encontrado local para el nuevo estudio y Amaia y Alfred van a venir a celebrarlo con la pequeña Helga que te puedo asegurar que esa niña es una dulzura y te encantará pasar tiempo con ellos, y en cuanto a mis padres, mi madre te adora y mi padre casi que también, comemos en casa el sábado juntos no acepto un no

Julia sonrió a las palabras de Bruno, le había hablado muchas veces de la pequeña Helga, que tenía 4 años y era como una hermana para ellos, una hija más para Aitana y Cepeda.
En seis días se reunirían todos,con la duda si Martina se sentaría en la mesa con ellos, con Amaia que la había cuidado y aconsejado tantas veces o con Alfred que la llenaba de besos cada vez que la veía, quizás ahí estaba la respuesta en Amaia, Alfred y la pequeña Helga.


Martina entraba a casa cargada de su bolsa de deporte  y subía rápidamente a su habitación aún sabiendo que sus padres cenaban en la cocina, miró su móvil para mandarle un mensaje a David deseándole unas buenas noches.
Pero unos golpes en la la puerta de su habitación le hacían temblar, Martina veía a su madre por primera vez cara cara después de varias semanas, y por primera vez se sentía destrozada al ver a su madre así.

-¿Qué haces aquí?

-solo quería ver qué tal estabas

- ya ves que estoy bien- dijo fríamente

-Martina por favor

-mamá estoy bien, no tienes de que preocuparte

-solo venía a decirte que este fin de semana vendrán Amaia y Alfred, me gustaría que comieras el sábado con nosotros

-lo pensaré

-Martina, recuerda que ellos no tienen culpa de nuestros errores..... Buenas noches

Aitana desapareció dejando a una pensativa Martina que adoraba a esos amigos que consideraba unos tíos, adoraba a la pequeña Helga, no podía dejar que ellos notarán que las cosas con sus padres no iban bien.

Y aquella noche Martina se derrumbaba en su habitación a solas, y con las lágrimas corriendo por sus mejillas.

Espero que os guste, me apetecía que conocierais un poco a Bruno y su relación con Julia.

¿Que pasará en la comida? ¿Ganas de conocer a Helga?

Os quiero 💛💙😘

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