Epílogo

1.7K 71 25
                                        

5 años después

Los rayos de sol entraban por la habitación de hotel en la que se instalaba en Londres, después de un mes bailando en el teatro, ha perdido la cuenta de las veces que ha bailado la obra, iba a echar de menos aquella habitación que tantos secretos había guardado durante un mes.

El pelo de Martina estaba perfectamente recogido y agradecía los vaqueros y las nuevas zapatillas que por fin tenía la oportunidad de estrenar, necesitaba uno de los masajes de su madre en sus pies llenos de heridas.

Se había acostumbrado a los vuelos, más cortos o más largos pero odiaba las esperas en los aeropuertos, contestaba mensajes en su móvil mientras que sus piernas se movían nerviosas, a su lado Nicolás, su representante y la persona que la acompaña a diario, contesta emails de trabajo. Fue una gran tranquilidad encontrar a una persona joven y responsable que se encargará al cien por cien en su carrera, haciendo que ella solo se preocupara por ensayar y bailar en grandes de teatros de todo el mundo.

-odio esperar- dijo Martina echando su cabeza hacía atrás y guardando el móvil en el bolsillo de su pantalón

-un poco de paciencia- dijo el joven sin mirarla, la conocía demasiado como para saber a la perfección que cara estaba poniendo la chica

-son una pérdida de tiempo, ¿sabes todas las cosas que podemos hacer en este tiempo?- Nicolás seguía tecleando en su móvil- podemos tomar un helado de chocolate, o un crepé, ir al cine, al teatro, o estar en algún bar con algún refresco

-escuchandote nadie de aquí diría que eres una de las mejores bailarinas de la compañía "Volar"

-que sea bailarina no quiere decir que no me guste comer, ya sabes que tienes que romper con todos esos prejuicios sobre el mundo de la danza

-sabes que lo intento, pero tu eres una bailarina excepción- dijo el mirando como la chica estaba apoyada en el respaldo de la silla con la cabeza hacia atrás y cruzada de brazos- pasó más tiempo que tú en los camerinos y se ven muchas cosas

-es una suerte tenerte como repre- dijo la chica acariciando el cuello de Nicolás que sonreía negando la palabras de Martina

Y en un gimnasio Bruno y Julia andaban en una de las cintas, el chico nunca había sido demasiado fanático de los gimnasios pero después de acabar su recuperación necesitaba fortalecer sus piernas, aunque su pierna derecha a veces seguía dándole problemas estaba totalmente recuperado de su accidente.

-sigo entender porque tenemos que venir aquí

-Bruno es por tu bien

-estoy perfectamente, suficiente tengo con tus masajes, me vienen genial- la chica rodó sus ojos- no va en serio ¿que hacemos aquí?

-Bruno por favor, es por tu bien y solo quedan 20 minutos

-¿te digo cómo aprovecharía yo esos 20 minutos?- dijo Bruno sonriendo a Julia que negaba con la cabeza dándose por perdida en aquella conversación- además hoy vuelve mi hermana

-no pongas de excusa a tu hermana, llevas cinco años viéndola ir y venir de cualquier parte del mundo- dijo Julia clavando su mirando inquisitiva en Bruno que seguía andando con desgana en aquella cinta.

Tras un rato en aquella cinta escuchando como Bruno maldecía, Julia se marchó al vestuario dejando que el chico siguiera protestando por lo poco que le gustaban las duchas de aquél gimnasio. A la salida Julia ya le esperaba de brazos cruzados, mientras que Bruno salía mirando a su móvil con una gran sonrisa.

-¿ya estás hablando con la novia?- dijo Julia sonriendo, mientras que el chico negaba y besaba sus labios

-seguro que si tuviese una amante no me traería casi a diario a este maldito gimnasio, pero no estoy hablando con nadie

Volver a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora