Martina dibujaba en su escritorio aquella mañana de sábado, le hubiese gustado escaparse a ensayar pero David la había convencido la noche anterior de que sus pies debían recuperarse al menos descansar hasta el lunes, y la chica había decidido hacerle caso por primera vez desde que se conocieron. Pintar siempre la había relajado y después de la semana tan dura de ensayos le estaba viniendo muy bien, quizás la ayudaba saber qué Bruno y su padre no estaban en casa y tardarían en llegar. Sentir que su madre diseñaba en la habitación de al lado siempre la había hecho sentir bien, no le gustaba quedarse sola en casa.
Las melodías de Bach sonaban en la habitación de Martina cuando Aitana entraba a su habitación y la veía con su cuerpo totalmente erguido y sus pies en puntas
-Pensaba que ibas a descansar
-mamá.....
-es por tu bien
Martina volvió a poner sus pies sobre el suelo y se sentó en su cama, obedeciendo a su madre y coincidiendo en sus ojos verdes iguales a los de ella
-hoy es un día duro para todos
Aitana acarició la melena de su hija que caía sobre su espalda
-supongo que por eso papá y Bruno han huido de casa
-Martina.....
-mamá..... Lo que pasó....... Nos afecto a todos
Las lágrimas caían por las mejillas de Aitana al recordar aquel día en el que la sangre corría por sus piernas, como el miedo se instauró en los ojos de Cepeda y como a sus dos hijos les tocó crecer sin quererlo, de repente y con una rapidez que asustaba a los más mayores.
-quizás ese pequeñin encontró un lugar mejor en el que vivir- explicaba Aitana intentado calmar el dolor de sus recuerdos
-puede que sea un nuevo Peter Pan y ha crecido en nunca jamás
-puede ser.....
-mamá..... Fue muy injusto...... Lo queríamos sin verle la carita ya era uno más aquí
Martina se llevó la mano al pecho con lágrimas en los ojos que Aitana limpiaba con sus dedos, intentado que las suyas no empezarán a caer, evitando los recuerdos y la depresión que vino tras perder al bebé, los intentos de Cepeda por qué Aitana reaccionara a algún estímulo a que quisiera volver a dormir junto a él, a que volviera a besar las mejillas de sus hijos, fue un trabajo duro para toda la familia, para ella también, la culpabilidad de perder a ese niño,la idea de que ya no podrían aumentar la familia.
-cariño..... La vida no siempre es bonita y hay que pensar que quizás no era el momento y por eso sucedió
Martina entendió que su madre no quería hablar más de aquél tema, que aquella herida abierta a veces era mejor no tocarla porque podía empezar a sangrar, y las recaídas no son buenas.
Bruno y Cepeda entraban riendo en el silencio que estaba instaurado en casa, Bruno corrió hacia su habitación haciendo una pausa para observar entre la puerta de su hermana, como ella estaba concentrada en cuidar las heridas de sus pies, su pelo caía sobre su hombros y hacía gestos de dolor a cada roce de sus dedos en su piel. Bruno sonreía con dolor, toda la pasión que su hermana le ponía al baile eran heridas en su piel, heridas que cuidaba con mimo y delicadeza ella sola, sin pedir la ayuda de nadie y quizás echaba de menos a la pesada de su hermana que no le dejaba estudiar cuando había examen o que le besaba en cualquier lugar cuando él odiaba los besos.
Cepeda entraba a la cocina y la veía apoyada sobre la encimera con su cabeza totalmente agachada, abatida por los recuerdos y cerró sus ojos fuerte al verla así, para abrazarla y besar su cabeza. Aitana encontró el hueco entre su cuello y su pecho y se permitió que las lágrimas corrieran por el jersey de él, sintiendo el olor de su perfume, y notando las manos paseando por su pelo y su espalda.
-estas aquí- susurro Aitana entre suspiros
-no podía dejarte sola........ Otra vez no- Cepeda volvía a besar su cabeza
-Luis...... Nuestros hijos......
-Aitana- sus manos se colocaron en las mejillas de ella y la separó de su cuerpo para que la mirará- quiero cambiar esto........ Voy a hablar con Martina
-¿Que va a pasar con nosotros?
-siempre fuimos más fuertes juntos
Aitana sonrió y levanto sus pies para rozar los labios de Luis, un beso dulce que sabía a recuerdos amargos, que olían a una habitación de hospital, a un llanto de pérdida, a unos sueños rotos, y a una familia que empezó a romperse.
Minutos después, Aitana animaba a Cepeda a hablar con su hija, y el subía las escaleras con su cuerpo temblando, sabiendo que carácter tenía su hija, dio varios golpes en su rodilla antes de entrar en la habitación de su hija perfectamente ordenada, con algún dibujo sobre el corcho, y zapatos de danza que le habían quedado pequeños sobre la cama.
La mirada de Martina se clavó en su padre y detecto al segundo que venía en son de paz y que sus nervios le hacían temblar el cuerpo, dejo un hueco en su cama y le ofreció sentarse manteniendo una distancia prudencial que les permitiera mirarse a los ojos.-Martina, se que quizás no es el día indicado....... Pero venía a disculparme....... Por todo lo que ha pasado desde que vinimos a Madrid
-papá...... No hace falta que te disculpes......solo es una época mala
-quiero intentar que la época mala sea una época buena- dijo cogiendo las pequeñas manos de su hija
-a mi también me gustaría papá
-poco a poco- Martina sonrió asintiendo a las palabras de su padre, le parecía un buen trato aquél
-espero verte junto a mamá el sábado
-no la volveré a dejar sola
-te necesita....... Necesita al que se fue a Londres a buscarla, que la volvió a buscar en Barcelona y que le daba igual donde viviéramos si estábamos los cuatro juntos........ Papá necesito al que me cantaba antes de dormir cuentos inventados
-¿No eres un poco mayor para cuentos?
Martina sonrió ante la broma de su padre y volvió a mirarle con ternura
-el dolor siempre lo cura una bonita melodía
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Volver a ti
FanfictionContinuación de Llegar a ti. Martina y el baile empiezan a tener una relación muy estrecha. ¿Aitana y Cepeda siguen como siempre? ¿cómo afecta la vida de Martina a Bruno?