20-Inesperado

1.4K 59 11
                                        

25 diciembre

Comidas navideñas, primos, tíos, abuelos y la mesa llena de comida, era lo que Martina concebía como Navidad, había recibido regalos por parte de los tíos y primos de su madre. Bruno estaba encantado con un reloj que media sus pulsaciones para hacer deporte, a los dos les habían hecho regalos similares y Martina tenía otra que utilizaría para controlar su ritmo cardíaco en cada paso de baile.

Cepeda paseaba solo, necesitaba un poco de aire, pensar en que el año se acababa, que no había sido tan malo como esperaba el año anterior. Martina se unió al paseo de su padre, sin hablar, él la rodeó con su brazo y paseaban juntos.
Hasta que un rostro conocido se plantó delante de ellos, un hombre alto y de pelo negro, los ojos de Martina dejaban ver el miedo que sentía al volver a tener a ese hombre cerca de nuevo.

-vaya Cepeda, veo que tú niña ha crecido-dijo con chulería intentando tocar el rostro de la chica

-no la toques, déjanos seguir

-venga Cepeda un día fuimos grandes amigos

-y casi pierdo a mi familia, no te quiero volver a ver

-pero eso no fue culpa mía, Cepeda, tú solo entraste en el juego- Fran respondía con chulería y Martina no podía dejar de apretar fuerte la mano de su padre- y casi pierdes a más de un hijo- río Fran y Cepeda respiro hondo y trago saliva

-quiero que desaparezcas ya de mi vida

-lo haré, pero si algún día la niña esa que tienes como mujer se cansa de ti ya sabes dónde estoy- Fran dejo el paso libre y siguió su camino riendo, Cepeda sentía demasiada impotencia por no poder contestarle a esa persona que lo destrozó todo.

-papá....... No vas a volver a las casas de apuestas ¿Verdad?

La voz de Martina, ya no era una niña, pero con esa pregunta Cepeda sentía que viajaba en el tiempo, y que su hija volvía a ser la pequeña que pedía con ojitos mientras tiraba de sus pantalones. Y no, claro que no podía volver a las casa de apuestas, se lo prometió a si mismo y a Aitana, recordaba a la perfección aquella noche de hospital, ambos estaban destrozados, acababan de perder un hijo, lloraban juntos y en silencio, fue ahí cuando Cepeda prometió no volver a volver a las casas de apuestas, ni a jugarse el dinero en internet, su familia había acabado casi en la ruina y todo por su adicción.
Y quizás el baile de Martina les había venido bien para romper con todo, para poder empezar de cero, y él no podía volver a arruinarlo todo.
Acaricio el cabello de su hija y beso su frente

-te prometo que no volveré a ese lugar- Martina sonrió mirando a su padre fijamente a los ojos, sus palabras eran sinceras.

26 diciembre

Aitana y Cepeda habían regresado a Madrid, volverían para Nochevieja, cenarian esa noche rodeados de amigos de siempre y familia. Bruno también había decidido volver a Madrid, el no volvería para Nochevieja pues tenía planes con Julia.
Martina es la única que permanecía en Barcelona, con sus abuelos y esperando poder escaparse a ver el mar y que sus pies pisarán la arena y fueron mojados por el agua salada.

-¿Has hablado con tus padres?- pregunto Belén sonríendo a su nieta

-con mamá está mañana, dice que ya nos echa de menos la exagerada

-tu madre siempre es muy exagerada. ¿Qué vas a a hacer esta tarde?- Martina se encogió de hombros- puedes ir a ver a Marta, seguro que está encantada de volver a verte

- no es mala idea, la tita Marta a ver si me cuenta ya como le va con el inglesito y su relación a distancia

Belén río ante las ocurrencias de su nieta, y Martina desapareció a enfundarse en su jersey y ponerse su chaqueta para salir a casa de Marta, se despidió de su abuela que se preparaba para ir a su partido de pádel, Belén nunca perdería esa energía que la caracterizaba.
Al salir a la calle Martina se dio cuenta de que no hacía tanto frío como ella esperaba y que probablemente a mitad de camino le sobrará la chaqueta y entonces lo escucho, ese silbido tan característico, tan de Sergio, miró a todos lados y no veía nada, tal vez solo era un sonido similar y ella echaba de menos a Sergio más de lo que pensaba, quizás se estaba volviendo un poco loca o estaba sintiendo cosas que nunca imaginó.
Y entonces una manos frías taparon sus ojos, el miedo que podía llegar a sentir se esfumó en cuanto reconoció su olor, el de su perfume, y al girar sobre sus talones le vio con una sonrisa y encogiéndose de hombros

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde viene mis abuelos?

-mi hermana ha decidido quedarse unos días en mi puesto de trabajo para que yo pudiese conocer Barcelona, y respecto a lo otro Bruno ha hablado mucho de San Climent, he preguntado a unos vecinos si sabía donde vivían los padres de la diseñadora Aitana Ocaña que era nuevo trabajando como cartero y aquí estoy- Martina río y se dejó caer sobre los brazos de Sergio que besaba su cabeza.

-te quiero mucho

-yo a ti más- dijo Sergio besando sus labios

-¿Donde piensas quedarte?

-buscare un hotel o mi coche es un buen lugar

-quedate conmigo, mis abuelos estaran encantados y seguro que nos guardan el secreto

-Martina..... No sé

-por favor- dijo poniendo su mejor cara de niña buena, penetrando con sus ojos verdes los del chico y entonces su sonrisa y un tierno beso en los labios

-esta bien

Se vienen capítulos muy tiernos pero no os acostumbreis.

Por cierto! La nueva historia ya tiene nombre, pero creo que acabaré la historia de Martina para empezar a publicar la otra, por cuestión de que llevar dos historias al mismo tiempo es muy difícil. Pero si queréis el día 6 puedo subir el prólogo para que me digáis que os parece y si queréis más.

Nos leemos, gracias por todo
Os quiero mucho 💛💙😘

Volver a ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora