Capítulo final- Martina

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Un mes después todo estaba preparado para la fiesta de bienvenida a casa a Bruno, después de muchas horas en aquella habitación, después de miles de pruebas y con una silla de ruedas y con muchas horas de ejercicios apuntadas en una libreta, llena de horarios para una futura recuperación. Pero Bruno volvía a casa y tal y como su madre le prometió le iban a hacer una fiesta, también para celebrar la llegada del nuevo miembro de la familia.

Martina y Cepeda lo descubrieron juntos, la misma tarde en la que Martina decidió contar toda su verdad en Nueva York y su propuesta de crecer como bailarina siendo ella sola, y sin que nadie la manipulara. 

Aquella misma tarde, en la habitación de hospital de Bruno, el chico miró a su madre con una sonrisa y los dos se entendieron sin necesidad de palabras. 

Aitana habló emocionada y con las lágrimas a punto de brotar de sus ojos, Cepeda no daba crédito a las palabras de Aitana, un nuevo miembro en la familia y todo empezaba a funcionar de como una montaña rusa en la que las emociones suben y  bajan. Martina se lanzó a los brazos de su madre y la abrazó tan fuerte que pensaba que se iba a romper, siempre le había hecho ilusión tener un hermano, cuando conoció a Bruno supo que serían uña y carne, pero al final no era un niño pequeño, tenía su misma edad y siempre había sido más maduro que ella. Un nuevo miembro suponía, un pequeño terremoto en casa, que pondría la vida de todos del revés.

Julia anda de un lado para otro en el local dónde se va a celebrar la fiesta de Bruno, esta todo perfectamente decorado y no se puede creer que el chico vuelva a casa, el hospital al final les agotaba un poco a todos.

-¿puedes dejar de morderte las uñas? Te vas a quedar sin dedos- dice Sergio que entraba cargado de bolsas 

-¿que llevas ahí? pensaba que te ibas a encargar de la música 

-la llevo en el bolsillo derecho- dice el chico que ladea su cadera para que la chica pueda coger el pen drive que estaba en su bolsillo- y en cuánto a las bolsas, es más comida que Aitana me encargó recoger y estas de aquí es porque me he encontrado a la familia Ocaña en la puerta y no me he podido negar a ayudarles 

-¿los abuelos de Bruno están aquí?- grito sorprendida la chica

-no hace falta que te pongas tan colorada, son muy majos. Seguro que les caes bien 

-mira Sergio, vete un poquito a la mierda- dijo la chica mientras que Sergio se marchaba riendo de la situación de nervios que estaba viviendo Julia.

Los invitados no tardaron en llegar, familia y amigos de Bruno se reunían para celebrar la recuperación del chico, incluso Encarna había hecho el viaje para ver a su nieto, esa mujer que desde la muerte de su marido no salía demasiado de Ourense, se lo estaba pasando muy bien charlando con Belén.

Cuando Bruno entro, fingió muy mal que no se lo esperaba, realmente era un actor pésimo. Julia besó sus labios y después Bruno dejó que todos sus amigos y familia le saludaran, mientras que Cepeda y Aitana observaban nerviosos sus móviles a la espera de algún mensaje de su hija.

Martina llevaba un mes en Londres, se había decidido por estudiar a distancia un curso de dirección de escenografía que le ayudaría a su carrera como bailarina, fue Noemí la que le consiguió un cásting para una compañía de ballet que tenía muy buenas críticas, tras las pruebas Martina empezó los ensayos en Londres y hacía una semana la obra se había estrenado en uno de los mejores teatros de Londres, la chica no había vuelto a saber de David ni de su familia tras haber cambiado de número de teléfono y cualquier contacto con el conservatorio que ellos dirigían y dónde ella lo aprendió casi todo. 

Sergio charlaba con Alba, la chica se había convertido en una buena amiga después de muchas sesiones de composición juntos. Era una buena chica y ansiosa por sacar su primer single y su primer disco el próximo verano. Julia les observa con una sonrisa, está feliz por ver a su amigo bien, por que quizás Martina y él estaban destinados a ser, pero en otro momento y en otro lugar.

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