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Al día siguiente lo recordé, era Dinah, la que Normani me había dicho intentó ser amiga de Camila, claro, era bastante tarde.

Ya lo había arruinado. Mi mente no estaría en paz pese a que probablemente Camila no se enteraría o no recordaría en caso de que lo hiciera.

Me encontré con ella en la escuela, venía vestida de rosa, su color favorito, y traía un lazo en su cabello. Se veía hermosa. Era tan diferente a como se veía diario.

No puedo negar que mi mente se había aclarado después de Dinah, pero no por ella, más bien, porque me sirvió para entender que no me gustaría otra chica que no fuese Camila. Dinah era linda, pero no era mi estilo. Claramente, entendí que en definitiva me empezaba a gustar Camila cuando la ví de aquella forma.

Ella agachó la mirada cuando me vio—. Hey —saludé—. ¿Qué tal?

Después de todo, quería de alguna forma pagarle el haberla dejado de aquella forma.

Me observó curiosa—. Uhm, hola, yo eh, ¿Sabes dónde está el salón F-3?

—¿Te gustaría que te acompañase? —bromeé, pero ella sólo me observó raro, como confundida—. Vamos, Camila. —hice una seña para que me siguiera en un intento por disimular mi incomodidad.

—¿Cómo sabes mi nombre? —volteé a verla. Me detuve en sus ojos, parecían menos perdidos que siempre, ella parecía más brillante y menos Camila. Al menos, la Camila que yo había conocido.

—Estás en mi clase.

—Ah.

Suspiré, ¿Alguna otra personalidad de Camila que no estaba enamorada de mí? O tal vez, ¿La había lastimado la última vez como para que quisiera olvidarme verdaderamente y lo hiciera? ¿Qué iba a hacer si alguna de las dos opciones era cierta, más cuando acababa de notar que estaba comenzando a gustarme?

No pude seguir mi delirio emocional porque mi mente se bloqueó al observar a Dinah en el pasillo.

Ella al verme sonrió, pero al ver a Camila, abrió sus ojos exageradamente. No se nos acercó, y le agradecí internamente, pero no pude sentirme más incómoda. Y la Camila rara no ayudaba.

—Llegamos —anuncié con pesadez. La castaña asintió y entró rápido al salón, la seguí y me senté a su lado. Me siguió observando y le sonreí.

—¿Soy tu amiga o...?

Elevé ambas cejas—. Eres mi novia.

Se tornó roja, negó con la cabeza y se alejó un poco de mí—. No es divertido.

—¿El qué? —pregunté.

—Tú sabes que yo no recuerdo las cosas. Lo sé porque no me preguntaste nada. Y no reaccionas raro cuando te pregunto algo. —eso lo dijo en un tono más bajo, pero suficiente para nosotras—. No juegues conmigo, yo no soy gay.

Me encogí de hombros—. Yo tampoco.

—Eres odiosa. No sé cómo es que te he hablado antes, en primer lugar. —fruncí el ceño.

—Me preguntas diario sí quiero ser tu novia y yo he empezado a decirte que sí. Entonces eso te hace mi novia, ¿No? —ella negó.

—Tengo, entre algunos de mis problemas mentales, trastorno de identidad disociativo. Lo que has conocido es un alter ego. También tengo amnesia global transitoria. Y esa es la razón por la que no recuerdo mucho después de un día. Aunque claro, que tampoco sé lo que hace Camila cuando está fuera. —suspiró—. Yo soy Karla, la real. Y jamás te habría dicho eso. Por tanto, no soy tu novia.

—¿Cómo sé que eres la real?

—Camila no te ha dicho que lo sea.

—Me ha contado de sus problemas. Y si tú eres la real, ¿Por qué ella está más tiempo dominando? —frunció el ceño—. Conozco a tu madre, y ella me dijo "¿Eres amiga de mi Camila?"

—Ella está fuera más tiempo. Y se lleva mejor con mamá. Ella es ugh, no es la real. —apartó la vista.

Cerré ligeramente los ojos, ¿Por qué Camila tenía otra personalidad? ¿Habría sufrido mucho en el pasado? Cerré completamente mis ojos. Yo sólo quería que me pidiera ser su novia, como siempre. Pero ese día no pasó.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora