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Tomé mi celular y escribí el mensaje, presioné enviar y lo dejé reposar en mi cama, nerviosa por la respuesta. No sabía ni porqué lo estaba. Era una simple invitación.

Había olvidado que tenía que hablar de Karla con Camila, así que era el principal motivo de mi petición.

Pero, ¿Y si lo tomaba de otra forma?

Mi celular no me dejó continuar pensándolo, ya que vibró en señal de que acababa de recibir un mensaje, al tomarlo noté que efectivamente se trataba de Camila.

“Claro, nos vemos ahí :). ”

Solté todo el aire que había acumulado y sonreí tontamente antes de levantarme directo a darme un buen baño.

Una vez vestida, me dirigí hacia la cafetería que frecuentaba tanto Camila, como yo, y estaba en un punto medio entre nuestras casas.

Llegué y ella ya estaba sentada en una mesa, observando el menú.

—Ho-la —saludé por costumbre, me sonrojé, recordando que aquella chica no sabía aquel saludo nuestro—. Lo siento.

Me sonrió—. Hola. —me senté frente a ella y llegó la mesera, ordenamos y se dirigió a la cocina, hice una mueca al no encontrar a la mujer que siempre nos atendía—. ¿Sucede algo?

Negué—. Nada realmente.

—Estás un poco extraña hoy —comentó—. Creo que te preocupa algo.

Asentí—. Sí, bueno —hice una pausa—. No sé si ya conozcas a Karla.

Abrió sus ojos exageradamente, confirmando que la conocía—. ¿Te dijo algo?

La mesera llegó con nuestros cafés y nos sonrió antes de irse—. Pues, ella y yo no teníamos una buena relación, pero unos días antes del accidente me envió rosas, y hace poco me dijo que quería ser mi amiga. —bebí un poco de mi taza—. Para serte sincera, no confío en ella.

—¿Alguna razón en específico?

Negué—. Nuestro historial juntas. —bebió de su café también y la mesera volvió con un pastel de chocolate para mí, y uno de chocolate blanco para Camila—. Es extraño que de un día para otro actúe amigable. Desde que la conocí me dejó claro que no le agradaba.

Por alguna razón, a la cubana le causó risa—. Tal vez se enamoró de ti.

—Ella tal vez siempre lo estuvo —conté mis pensamientos en voz alta por primera vez—. Quiero decir, hacía todo para que me alejara de ti porque decía que te iba a lastimar, pero, eres una chica fuerte, y ambas lo saben. Me daba la impresión de que en realidad estaba preocupada por mí. —comí de mi pastel—. Tal vez estoy confundida, y en verdad sólo estaba preocupada por ti, pero no lo sé.

Asintió comiendo también, estaba analizando mis palabras con cuidado, mientras observaba las chispas en su pastel—. Ella de algún modo me advirtió para que tuviera cuidado de no lastimarte, no me preguntes cómo, sólo sé que debo cuidarte, ya que tal vez esto está siendo demasiado para ti, ya que yo no recuerdo ser tu novia, y eso debe ser doloroso.

Suspiré—. No importa.

—Sí, eres importante, por lo poco que sé de ti, puedo decir muy que eres una persona que vale muchísimo, y estoy segura de que me amas, y es de una forma sincera y pura. —sonrió—. No estás aprovechando la situación de ningún modo, y me tienes consideración.

Comí de mi pastel—. Sí-, sí te amo, y por eso sólo quiero que estés bien.

—Debiste ser una novia increíble —aseguró, si ella supiera que ella era la increíble, la que pese a que no lo recordaba me hacía sentir bien todo el tiempo con sólo preguntarme algo, sonreí, estaba completamente enamorada de ella—. Creo que sí tenemos futuro juntas, Lauren, algo me lo dice.

Lauren.

Amaba mi nombre en sus labios—. Tal vez yo te lo esté diciendo, Camila.

Rió y comió de su pastel, sonriéndome sin perder en ningún momento el contacto visual—. Digo, no estás para nada mal.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora