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[Maratón 1/2]

—Lauren. —tocaron mi puerta y me levanté tan rápido que casi caigo al suelo.

—Mierda —maldije mientras me acercaba a abrir, una vez lo hice, mi hermana apareció frente a mí con un ramo de rosas blancas en sus manos—. ¿Qué?

—Son para ti, las trajo Camila —explicó dandomelas—. Parecía apenada.

Elevé una ceja—. ¿Camila? —asintió. Tomé la tarjeta de las rosas y leí el nombre de su alter-ego, cosa que no esperaba—. No las envió ella —susurré confundida. Era toda una novedad.

No sabía que buscaba Karla enviándome flores, pero no pude pensarlo demasiado ya que mi hermana estaba presente, seguramente intentando averiguar qué sucedía.

Suspiré y las coloqué en mi escritorio—. Lauren —llamó mi hermana, apreté los ojos—. ¿Algo que tengas que decirme?

Negué rápidamente—. No, ya sabes, olvidó su nombre y lo mandó con otro. —confiaba en mi hermana, no tenía porqué ocultarle cosas, sabía el problema de memoria de mi novia, pero había olvidado contarle sobre Karla, y ese no era el momento para hacerlo. Era un tema delicado, y no estaba segura de cómo lo tomaría.

Ella se llevaba muy bien con aquella mesera que intentó advertirme de Camila, y, últimamente hablaba con Normani y Dinah, quienes decían aceptar a la castaña, pero no estaban tan a favor de nuestra relación. La aceptaban por mí.

—¿Segura? —elevó una ceja, y sus ojos tomaron ese color que me advertía que no creía en mí.

Asentí—. Nada de que preocuparse. —sonreí.

—Hable con tus amigas —confesó. Rodé los ojos—. No tienes que molestarte. Sólo quiero hablar.

Me hice a un lado y la dejé entrar a mi habitación—. Habla.

Me observó tranquila y luego se sentó en mi cama—. Siempre amaste más a papá que a nadie, ¿no? —golpeó el sitio a su lado, resignada me acerqué hasta la cama y me senté, observando mis dedos—. Era tu héroe.

—Lo sigue siendo.

Escuché una risita nostálgica de su parte, no quería hablar de eso, pero supuse que era mejor que hablar de Camila.

—Era increíble. —asentí—. ¿Sabes quién es mi héroe?

Elevé mi cara para observarla—. ¿Papá?

Negó—. Tú. —sonrió, me mostré sorprendida y se apresuró a volver a hablar—. Antes de que papá muriera no estabas obsesionada con la justicia y esas cosas. —volví la visión a mis dedos—. El mundo no es justo.

—Pero- —me cortó.

—No estoy diciendo que cambies tu forma de verlo, sólo quiero que no vivas engañada con cosas que no son verdaderas —explicó mientras colocaba sus manos sobre las mías—. A veces siento que sólo estás con Camila porque crees que lo merece.

¿Había dicho eso? ¿Realmente lo había dicho? En ese mismo segundo aparte mis manos de las suyas y me levanté—. No vuelvas a decirme algo como eso. —hice una seña para que saliera de mi habitación, ella elevó ambas cejas—. Vete, por favor.

—Lauren —susurró—. Lo siento.

—Sal de mi habitación —repetí. Se levantó con un suspiro y sus ojos se encontraron con los míos—. No puedo creer que hayas despreciado de esa forma mis sentimientos.

—No era mi intención.

—Sólo vete. —asintió y me dejó sola.

Cerré con seguro y observé las rosas. Las tomé con cuidado y las desenvolví para colocarlas en un florero en el que tenía piedras de mar, sin agua, por lo que fui hasta mi baño para llenarlo y dejarlas vivir. Volví a colocarlo en mi escritorio y observé mis pies. No me gustaba enojarme con mi hermana. Intentaría pedirle disculpas dentro de un rato.

Mi celular vibró y al desbloquearlo, leí un mensaje de Camila.

“Espero y te gusten las flores.
                                       -K.”

Sonreí, le preguntaría a Camila después sobre aquello, pero por el momento me podía alegrar de que mi relación con Karla fuera mejorando. Cosa que no entendía, pero me agradaba.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora