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Estaba nerviosa, Camila no había ido a la escuela el día anterior, por lo que me tocó en equipo con ella, ya que había sido al azar.

Me encontraba frente a su casa. Hacia bastante frío, y llevaba rato esperando a que alguien me abriera. Y como nadie lo hacía, sospechaba que no estaban en casa.

Toqué una vez más, fue exactamente la misma respuesta, así que decidí irme. Al llegar a mi casa, le propuse a mi hermana tener nuestro almuerzo de sábado, aunque no sería un almuerzo como tal, ya que eran las tres de la tarde. Ella aceptó y nos pusimos en marcha.

Sonreí cuando llegamos y en la mesa de al lado ví a Camila, tomando una malteada de fresa.

-Dame un segundo -le dije a mi hermana. Me paré frente a la chica, que estaba vestida como la Camila que yo conocía-. Ho-la.

Alzó la mirada y me sonrió débil-. Ho-la.

-Tenemos un trabajo juntas, ¿Sabías? Fui a tu casa, pero nadie me abrió. -hice una mueca y ella asintió.

-La secretaria me avisó. -bebió de su malteada-. ¿No crees que es una hermosa casualidad?

Solté el aire que tenía un poco contenido, estaba nerviosa. No sabía quién sería ese día. Pero que bromeara conmigo, me decía que era mi Camila-. Es muy perfecta.

-Como tú, y tu trasero. -mi hermana me pasó de largo para sentarse frente a Camila. La chica la miró extrañada-. Uhm, ¿Quién eres?

Taylor sonrió-. La hermana de Lauren. -me senté a su lado y la castaña me observó.

-Me gusta tu cara -afirmó-. ¿Quieres ser mi novia?

Asentí sin pensarlo, había anhelado eso por dos días-. Claro.

El resto del almuerzo pasó rápido, y mi hermana regresó a nuestra casa sin mí, ya que yo debía trabajar con Camila.

Teníamos nuestras manos entrelazadas, e íbamos caminando a paso lento-. Estás muy callada -mencioné.

-Estoy yendo a algún tipo de terapia -susurró-. Estoy repasando lo que hice en la mañana como ejercicio.

Asentí-. ¿Y qué hiciste en la mañana?

-No estoy muy segura. Cuéntame qué pasó el jueves -pidió-. No tengo nada de ese día.

Nada.

Eso me hizo preguntarme si recordaba al menos algo de los demás.

-Conocí a Karla. -la escuché suspirar-. Dijo que era la verdadera.

Negó-. Ninguna lo es. -mordió su labio, jamás la había visto hacer eso, pero no se vio nada mal-. Más bien, ambas lo somos.

No presté mucha atención, estaba distraída, me perdí en lo rosa y húmedos que eran sus labios. La acerqué hacia mí y sonreí antes de besarla. No fue un beso simple, ni agresivo. Fue un beso nuestro. Y eso lo hizo increíble.

Al separarnos, me sonrió también-. Puedes continuar.

-Gracias, ya no tengo que planear un escenario perfecto para nuestro primer beso. -reí-. Y eso es bueno porque empezaba a desesperarme.

-Oh, no es nada. Cuando quieras.

-¿Sabes que recuerdo? -hice un gesto para que continuara hablando-. La primera vez que pedí que fueras mi novia. Y cuando te dije de mis problemas.

-Entonces recuerdas que esa primera vez me besaste, ¿O tan malo fue? -bromeé. Una parte de mi corazón sentía que Camila estaba tensa o preocupada por algo aquel día, así que quería que estuviera mejor. Era lo justo.

-No, Lauren, apuesto a que no fue malo, pero no lo recuerdo. -apartó la vista hacia el suelo.

-¿Sabes que recuerdo? -pregunté.

Obviamente, ella negó-. ¿Debería saber?

-Recuerdo que me prometí que cada vez que no lo recordaras, te daría un primer beso inolvidable. -sonreímos-. Supongo que este no entra en esa lista, pero bueno.

Se rió a carcajadas-. Podemos repetirlo, ya sabes. En mi habitación.

-Me encantaría, señorita.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora