30 | Final

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[Años después]

Abrí los ojos por los rayos de sol que comenzaban a perturbar mi sueño, fruncí el ceño porque Camila había dejado abiertas las cortinas y por ello no podía seguir soñando. Y vaya que mi sueño era hermoso, una vida en la que una mujer podía embarazar a otra y entonces yo podía hacerlo con mi novia. Sonreí al observarla a mi lado, aún dormida y sin que el sol la molestara gracias a mí.

Podía ignorar mi enojo matutino sólo por su rostro en aquellos momentos. Acaricié un mechón delgado que cubría un poco de sus ojos, luego de apreciarlo lo suficiente lo coloqué detrás de su oreja.

Suspiré y me levanté sólo a cerrar las cortinas.

—Lau...ren... —la escuché balbucear.

—Voy, Camz —susurré una vez cumplí mi objetivo y volví a acostarme a su lado, pero cuando lo hice abrió los ojos como si estuviera sorprendida—. Lamento despertarte.

—¡Lauren! —gritó. La observé con confusión—. ¡Recuerdo! ¡Recuerdo lo que había perdido por el accidente!

Mi mente no lo proceso rápidamente, estaba demasiado sorprendida como para creer algo así—. ¿Es en serio? —mi tono sonó como si estuviera a punto de llorar, y tal vez lo estaba.

—¡Sí! No todo, pero sí bastante —explicó—. No sé cómo pude olvidar momentos tan importantes entre nosotras. —se le notaba un poco triste, y como su cambio de emociones fue tan rápido, reaccioné finalidad a lo que había escuchado—. Lo siento.

La acerqué a mi pecho—. Tranquila, sólo no me olvides mañana, ¿Sí?

Negó—. Nunca, Lauren. —sonreí—. Porque eres mi justicia.

Asentí con los ojos cerrados—. Y tú la mía, Camila.

—Gracias por ser mi novia —susurró. Me alejé de ella sólo para mirarla a los ojos.

—Gracias a ti. —me acerqué de nuevo, pero para juntar nuestros labios, finalmente se sentía a victoria. Habíamos ganado.

Nos quedamos así hasta que dio la tarde, y con ella llegaron las llamadas por parte de su madre. Obligándonos a levantarnos.

—Lauren, ¿Te he dicho que tienes un buen culo? —preguntó la castaña mientras me estaba cambiando.

Reí asintiendo—. Lo dices todo el tiempo. Pero ya te dije que el tuyo es por mucho mejor.

Sonrió—. ¿A qué hora era la fiesta de Sofí? —volteé a verla con el ceño fruncido—. Tranquila, sólo bromeo. —elevé una ceja—. Es a las 3:00.

Entrecerré los ojos—. Bien.

Se rió antes de acercarse a mí—. ¿Tenemos tiempo? —posó su manos en mi cintura y me pegó a ella. Observé el reloj de pared y negué—. ¿Qué hora es?

—2:30.

—Mierda.

[...]

—¡Lolo, Mila! —la chica nos saludó alegre—. Necesitaba verlas. —hizo un pequeño puchero.

—Mira lo que te compramos. —le señalé un automóvil atrás de nosotras. Tenía un moño, pero como la adolescente era muy despistada no se había percatado.

—¡Estás bromeando! ¡Ni siquiera tengo licencia! —nos abrazó rápido y le di las llaves, en ese mismo segundo corrió hasta el vehículo y se apresuró a encenderlo.

—¡Un segundo! —gritó Camila. La chica volteó a vernos—. Fue un regalo porque creí que mamá ya te había acompañado a sacar tu permiso.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora