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Alguien tocó mi hombro, no reconocí el perfume por lo que volteé confundida, era Karla.

Me sonrió apenada y entonces recordé lo último que había pasado con ella, y sonreí del mismo modo también.

—¿Hola? —cuestionó más que saludar. De algún modo sentía que engañaba a Camila, pese a que ya no éramos nada. Y eran “la misma persona”, pero eran tan distintas que parecían personas diferentes, realmente—. ¿Te gustó lo que te envié el otro día?

Acababa de tomar la decisión de que hablaría con Camila de lo sucedido en cuanto la viera, así que no podía, de alguna forma darle alas a Karla ya que sería no tomar en cuenta a la chica de la que yo me enamoré—. No te lo diré hasta que no me digas qué estás intentando. Creí que me odiabas.

Suspiró—. Yo sólo intentaba darte un regalo.

—¿Después de pedirme que me alejara de ti? —observó el piso—. ¿Qué quieres lograr?

Tomó aire—. Bien, digamos que se me ocurrió que tal vez, que seamos amigas es una buena idea.

Fruncí el ceño y entrecerré los ojos—. Estás mintiendo.

Negó—. Para nada, Lauren, en verdad, creo que es mejor que nos llevemos bien.

Sonrió tranquila, del modo que algunas veces sonreía Camila para calmarme, suspiré y asentí, pensando en mi novia.

—Estaré atenta —advertí—. Así que mejor que sea verdad tu cuento.

Asintió varias veces—. Lo prometo, gracias. —me abrazo y la aparté un poco, rió y luego se fue.

No eran parecidas, de ningún modo.

[...]

—¡Lauren! —sonreí—. ¡Tienes visitas!

Me levanté de mi cama y abrí la puerta, observé a Camila ya subiendo las escaleras y tomé su mano—. ¡Gracias, Tay! —la acerqué a mí y ella sonrió sonrojada—. Mierda, perdón, yo, olvidé que tú y yo ya no- —rasqué mi nuca en cuanto la solté.

Ella asintió—. Traje lo necesario para hacer la tarea.

—Ahh, sí, la tarea —recordé, claro, Camila había venido por tarea—. Siéntate donde quieras.

Se sentó en una silla del escritorio, luego sacó de su mochila un cuaderno. Comenzamos a hablar del trabajo y luego de un rato habíamos hecho más de la mitad, llevábamos bastante, así que decidimos que era hora de parar.

—Bien, ¿Entonces así lo dejamos? —asentí.

—¿Quieres agua, o algo de comer? —sonrió tímida—. Claro que quieres, pediré pizza.

—Oh, no tienes que hacerlo, lo que tengas está bien.

Negué—. Sé que te gusta mucho, no te preocupes. —tomé el celular y marqué para pedirlas, le mandé un mensaje a mi hermana para que cuando llegara la pizza la recogiera.

—¿Cuál es tu comida favorita, Lauren? —cuestionó observándome.

—En realidad, todo está bien para mí —respondí—. Suelo comer ensalada en la cafetería, así que tal vez eso podría ser mi favorito.

Asintió—. ¿Te gusta mucho leer, no?

—Vaya, eres observadora. —tomé un libro al azar y se lo pasé—. Un día dijiste que te gustaría leer también. Ahora que puedes recordar no debería ser un problema.

Lo tomó entre sus manos y lo abrió—. ¿Harry Potter?

Me sonrojé y reí—. Sí, lo tengo desde los siete.

—¿Es tu favorito?

Negué—. No, pero es tu destino leerlo. Así que puedes quedartelo, cuando lo termines te prestaré los demás.

—Bueno, gracias, la verdad siempre me ha llamado la atención. —la puerta sonó y me levanté a abrirla.

—Toma, Lauren, me debes una. —me guiñó el ojo, negué.

—Oye, espera, eran dos grandes. —sonrió.

—Tomalo como una cuota. —se agachó y me dió la otra—. Ay, sabes que no lo haría, pero recuerda guardarme un poco. —asentí, y cerré la puerta, me senté al lado de Camila, quién ya estaba leyendo el libro que le había prestado.

—Hora de comer —anuncié, le tendí un pedazo y elevó ambas cejas—. Di ahm.

Sonrió un poco e hizo lo pedido. La alimenté y continuó su lectura. Comí también. Se veía tan linda concentrada.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora