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—Hey. —Dinah apareció frente a nosotras, e instintivamente, Camila tomó mi mano. Me apretaba más de lo normal, y podía pensar que estaba nerviosa—. ¿Puedo almorzar con ustedes?

Normani nos observó cómo buscando aprobación nuestra para decirle que sí, pero si incomodaba a mi novia, no la iba a conseguir. Observé a la castaña y ella se encogió de hombros, la morena rodó los ojos y asintió.

—¿Por qué tan repentinamente quieres sentarte aquí? —pregunté, Normani me pateó por debajo de la mesa. Pero no me arrepentí de mis palabras.

—No sé, sólo me entraron ganas de hablarles. —podía notar los nervios de la rubia en cada palabra que decía, y no sabía si era por lo que alguna vez pasó entre nosotras, o por su relación con Camila.

—Tranquila, entiendo porqué lo hiciste —tranquilizó mi novia, todas en la mesa entendimos a que se refería, y, contra todo pronóstico de que ella no recordaba su situación con Dinah, nos hizo saber que lo hacía—. No te guardo rencor.

—¿T-tú... Lo recuerdas? —sin duda, Dinah era la más sorprendida, pues Normani y yo sabíamos que Camila recordaba algunas cosas, y no precisamente lo hacía por su tratamiento. Camila asintió—. Oh, yo, he querido disculparme desde entonces, así que lo siento, nunca quise hacerte daño de ninguna forma, sólo pensé que, no sé ni qué pensé, Lauren abrió mis ojos, yo- —la de ojos cafés la interrumpió.

—Está bien, olvídalo. Te perdono. —seguido de eso, me observó, me encogí de hombros. Sabía que me preguntaría después, así que le contaría después.

El almuerzo siguió normal, no era incómodo, pero tampoco era lo más agradable del mundo almorzar con Dinah. Me sentía culpable por lo que habíamos hecho. Y me sentía más culpable por jamás decirle a Camila.

A la salida, acompañaba a la cubana a su casa, y pensé que era el momento, ya que sentía que no me había preguntado ni dicho nada porque esperaba que yo se lo contara por mi voluntad.

Suspiré—. Dinah pensó que me hacía un favor advirtiéndome sobre tus problemas, yo sabía lo qué me iba a decir, así que la evité, hasta que un día no viniste y tuve que hablar con ella. —mi mirada fue de nuestras manos hasta mis pies en movimiento—. Lógicamente, no me convenció de nada, y como ya escuchaste, yo le abrí los ojos.

—Creí que tenía más ciencia. —rió. Me tensé, tal vez no pensó extraño que Dinah me hablara, sin embargo, decidí hablar.

—Tal vez, quiero decir —me tomé una pausa para tomar aire y solté su mano—. Un día, estaba dudando de mi sexualidad y de lo que sentía. Estaba confundida, así que le llamé a Normani, fuimos a un bar gay y encontré a Dinah, pero no la reconocí como la chica que te había abandonado hasta el día siguiente —confesé—. Me había ido confundida de tu casa.

No me atrevía a verla. Me sentía más libre, pero no tenía idea de cómo iba a reaccionar. Y me merecía lo que pasara.

—¿Y siguieron hablando?

—No, no, sólo quedó ahí. Ella sólo me hizo darme cuenta de lo que- —me corté. No estaba segura de si debía decirlo. Más bien, no estaba lista.

—¿De qué...? —alcé la mirada, sus ojos estaban tranquilos, ella sólo quería respuestas, ya que al parecer, no lo había tomado a mal. Y yo, aunque no me sintiera lista, no me sentí capaz de dejarla con la duda.

—De que me gustas —admití—. Dinah siempre supo que sólo sería esa noche, así que ninguna de las dos le tomó importancia, pero supongo que se preocupó al verme contigo.

—Yo también estuve confundida de mi sexualidad, cuando era niña, así que supongo que no es nada malo. Total, no recordaba que eras mi novia en el momento en que pasó —afirmó. Mordí mi labio—. No cuenta como engañarme.

—Lo siento, por favor, perdóname —pedí. Ella tomó mi mano y me sonrió.

—Está bien. Pero no puedo creer que ella ya haya tocado ese trasero y yo no. —reímos. Pero no supe si realmente lo tomó tan a la ligera.

¿Quieres Ser Mi Novia? [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora