———Olivia———
—¡Nieve!¡Ta nevando!—Bruno saltaba encima de mi cama despertándome.
—¿Cómo...?—musité despertándome, y al entre abrir los ojos pude ver a través de mi ventana como estaba todo cubierto por una abundante capa blanca de nieve blanca—. ¿Qué?— me pregunté a mi misma. Estábamos a finales de octubre...¿con nieve?
—¡Vamos a fugá Olivia!¡A fugá con la nieve!—me insistía Bruno queriendo salir a fuera.
—Desayunamos primero, ¿no?—dije levantándome de la cama y ayudando a B runo a bajar—. Y tenemos que abrigarnos, ¡la nieve trae frío!
—Es Ja Fos el que tae fío. — dijo tirando de mi mano hacia su cuarto. Una vez allí le abrigué bien, para acto seguido ir a por unas galletas las cuales Bruno devoró con velocidad supersónica y me arrastró hacia el patio trasero.
—¡Bieeeeen!¡Ha nevado!— dijo Bruno cogiendo nieve con sus manos. Era realmente tierno.
—En seguida vuelvo, voy adentro a hacer una llamada. Ten cuidado ¿vale?—dije yéndome hacia la cocina por una puerta que comunicaba las dos estancias y desde donde se veía el patio a través de las ventanas. Mientras observaba a Bruno a través del cristal, llamé a comisaría.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?—preguntó una mujer al otro lado de la línea.
—Llamo por la desaparición de Amelia Holmes...¿se sabe algo?¿Han encontrado o averiguado algo?—me senté en la encimera dándole la espalda al patio.
—Señorita, hemos empezado la búsqueda esta mañana—miré el reloj de la pared de mi cocina: 11:30 a.m.—, esté tranquila, Amelia estará bien. La mayoría de veces que ocurren estos casos, el desaparecido suele estar en casa de algún conocido.— observaba la cocina de un lado a otro, no tenía hambre para desayunar.— de igual manera, en cuanto sepamos algo la llamaremos. Buenos días—dijo y colgó.
Miré el teléfono asqueada y lo dejé en su sitio. Me bajé de la encimera y me di la vuelta. Observé algunos platos que había para fregar. Levanté un poco la mirada hasta atravesar el cristal con la vista.
Gran...¿error?
Bruno, allí en mitad del patio nevado, flotaba en el aire. Parecía como si alguien lo tuviese en brazos, sin embargo no había nadie allí. Él reía y jugaba con las manos. La boca se me abrió de par en par.
Salí rápidamente de la cocina y bajé casi resbalándome las pocas escaleras que marcaban el cambio de dentro de la casa a fuera.
—¡Bruno!—grité cogiéndolo en brazos y alejándome del sitio. No había nada.
—¡Eeee!¡Toy con Ja Fos!—se quejaba Bruno revolviéndose en mis brazos por haberlo alejado de ahí.
—Vamos dentro. Hace frío.—respondí seca y asustada.
Una vez senté a Bruno en la encimera de la cocina cerré la puerta que daba al patio (no sin mirar a todos lados sin ver nada malo) y me coloqué delante del pequeño, con ambas manos a los lados de sus piernas, mirándolo fijamente. Él miraba su peluche con algo de escarcha en las orejas.
—¿Cómo estabas flotando?—le pregunté algo alterada.
—No lo etaba. Ja Fos me ha cogido.—dijo de manera natural.
—Bruno, Jack Frost no existe. ¿Cómo lo has hecho?—dije cruzándome de brazos.—Te podrías haber hecho daño, eso ha estado mal.
—¡Que yo no he sido!¡Ha sido Ja Fos, él si existe! Y te etá midando ahoda mismo. Desde ahí detás.—dijo señalando las sillas de la cocina. Miré hacia ellas, y de nuevo, algunas sillas parecían tener escarcha.
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No se quien es Jack Frost.
FanficOlivia, una chica de 16 años, vive sola con su abuela Amelia de 91 y su hermano Bruno de 3, debido a que sus padres siempre están de viaje. Desde que ellos se fueron, han empezado a suceder cosas extrañas, y Amelia y Bruno han empezado a actuar de u...