———Olivia———
Miré hacia donde debían estar los esqueletos. Y ahí estaban, pero cubiertos con una capa de hielo, congelados. ¿Jack? Miré a todas partes esperando encontrarme con él peliblanco. Efectivamente, él me miraba desde la puerta de la cocina, preocupado. Me levanté rápidamente a abrazarlo mientras una sonrisa se agrandaba en su rostro provocada por la mía. Él abrió los brazos con intención de recibirme.
Pero algo tocó mi barriga impidiéndome acercarme a él. ¿Mi bate de béisbol? Estaba sujetado por Melanie, impidiéndome abrazar a Jack.
—Coge el bate y ponte a pelear—me ordenó con el ceño fruncido.
Cogí el bate y me puse a pelear con ganas de darle a ella en vez de a los esqueletos, los cuales pasaban de ella olímpicamente. No me extrañaba, si yo fuese esqueleto tampoco querría acercarme.
———Jack Frost———
Había pasado poco tiempo desde que Olivia y Sandy se habían ido. Estábamos todos en el taller de Santa, aunque cada uno a su bola. Melanie no se separaba de mí y empezaba ser agobiante. Desde que llegó no me dejó acercarme a Olivia de ninguna manera, ni siquiera para hablar.
De repente escuchamos ruido en plantas superiores. Arena negra empezó a envolver el globo terráqueo delante de nosotros. Melanie se refugió en mis espaldas y los guardianes nos pusimos alerta. Caballos formados por arena negra y ojos amarillos empezaron a aparecer ante nosotros, pero no había ni rastro de Sombra.
—Pesadillas...—susurró Conejo. Ya conocíamos aquellos engendros y a su creador.
—No vamos a pelear—dijo Santa—, aquí no. ¡Todos al trineo!
Fuimos hacia el trineo. Conejo a duras penas por su miedo. Pusimos rumbo a casa de Olivia. Yo iba guiando Santa. De vez en cuando le hacía una jugarreta a Conejo y y Melanie reía. Tooth iba preocupada. Melanie intentaba cogerme de la mano todo el rato, ¿qué le pasaba a la sobrina nieta de Santa conmigo?
Llegamos a casa de Olivia y aparcamos el trineo en el patio trasero. A través de las ventanas quedaban a la calle pude ver el resplandor verde de los esqueletos.
—Olivia...—susurré adentrándome rápidamente en su casa, buscándola. Temía lo que podría haber pasado.
La encontré tirada al final de las escaleras, con una mano en la cabeza. Dos esqueletos temblorosos se acercaban a ella soltando llamas verdes por la cabeza. No iba a permitir que la tocasen, no en mi presencia. Les lance hielo congelándolos al instante, justo a menos de un metro de tocar a Olivia. Ella abrió los ojos extrañada, buscando respuestas de porque seguía viva.
Estaba preocupado por ella. ¿Estaría bien? Entonces me miró y agrandó los ojos junto con una sonrisa que me contagió. Abrí los brazos para recibirla en un abrazo. Sin embargo quedó separada de mí por el bate de béisbol, que de una manera inoportuna Melanie sujetaba contra su estómago.
—Coge el bate y ponte a pelear—Le dijo Melanie con cierto tono de dureza en su voz. Olivia cogió el bate y me miró decepcionada. Acto seguido se puso a pelear contra los esqueletos.
Intercambié una mirada de complicidad con los guardianes y nos pusimos a luchar contra más esqueletos.Tan solo quedaban unos pocos.
—¡Oh, ayuda!¡Socorro!—gritaba Melanie en la cocina, rodeada de esqueletos. Melanie me estaba mirando. Y los esqueletos no hacían ningún movimiento peligroso hacia ella, más bien pasaban, pero no podía quedarme ahí y arriesgarme. Entonces fulminé a los engendros con mi bastón mágico haciendo que se cayeran a pedazos al suelo.
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No se quien es Jack Frost.
Fiksi PenggemarOlivia, una chica de 16 años, vive sola con su abuela Amelia de 91 y su hermano Bruno de 3, debido a que sus padres siempre están de viaje. Desde que ellos se fueron, han empezado a suceder cosas extrañas, y Amelia y Bruno han empezado a actuar de u...