———Olivia———
Entramos al salón donde estaban todos sentados esperándonos.
No pude sentarme al lado de Jack debido a que Melanie se interpuso, pero para no causar problemas no dije nada y me senté al lado de la peliblanca.
—Bien, damas y caballeros...—comenzó Santa—. Hemos llegado a una conclusión—hizo una pausa mirandonos a todos, creando tensión.
—¿Y esa conclusión es...?—insistió Jack. Tenía que reconocer que su voz era preciosa.
—Como ya suponíamos algunos, todo está relacionado. La desaparición de Amelia, que todo el mundo duerma, las estrellas...—Santa se apoyó en la mesa sopesando la situación—. Y por supuesto Sombra está de por medio.
—Sombra...—se escapó ese maldito nombre de mi boca. Todos, hasta Melanie, me miraron.
—¿Qué pasa con Sombra?—me preguntó Conejo.
—No he dicho nada antes porque no ha salido el tema... pero Sombra me ha visitado hace unas horas. Me atrapó en mi habitación, rodeada de arena negra... justo antes de que vinieran los guardianes...—respondí con la voz cortada sin separar los ojos de mis manos.
—Ese amargado...¿qué te dijo?—preguntó Santa.
—Trató de averiguar mis miedos, fue raro—miré a Jack y seguidamente a Santa—. Me dijo que me quería a mi, pero que no todavía. Que ya lo entendería...pero no sé qué tengo que entender.—dije un tanto perdida.
Hubo un silencio incómodo.
—Tranquila Olivia, estamos aquí para averiguarlo...—me consoló Santa. Jack me miraba—. Por ahora debemos irnos a dormir todos, sobretodo los mortales, son las dos de la mañana...—Santa me miró.
—Claro, tenéis el cuarto de Amelia, el cuarto de mis padres, y los sofás. Decidid entre vosotros—concluí.
—Por Sandy no te preocupes, duerme en el aire.—comentó Jack mirando a Sandy. Este levitaba a unos centímetros del suelo, dormido. Miré a Jack y sonreí.
—Yo quiero dormir donde Amelia, ¡tiene que ser maravillosamente fantástico!—dijo Tooth llena de ilusión.
—Todo tuyo—le sonreí señalando las escaleras. Tooth subió volando con varias de sus hadas detrás.
—Tu dormirás en los sofás—le dije a Jack levantando una ceja.
—¿Contigo no puedo?—preguntó pícaro. Negué con la cabeza, guiñándole para hacer notar que estaba bromeando, aunque no pensaba que durmiera conmigo.
—Yo también dormiré aquí en el sofá—dijo Melanie. Una sensación rara y violenta creció en mi estomago y casi me daban ganas de dejar a Jack dormir conmigo.
—Conejo, Santa—dije jugando con mis dedos—, tendréis que dormir en la cama de mis padres... juntos...—dije. Conejo agachó las orejas asustado de lo que le esperaba.
—Mientras no tenga pulgas a mí me da igual—dijo Santa bostezando, empezando a subir las escaleras. Cogí unas mantas de un mueble cerca del sofá y se las ofrecí a Melanie. Dudaba que Jack tuviese frío.
—Gracias maja—dijo Melanie irónica y cogió las mantas con brusquedad—. Jack ponte a mi lado, así no tendremos frío—dijo sonriendo inocente.
—Lo único que puedo dar yo, es frío—respondió Jack desganado. Estaba en cuclillas en el sofá agarrando su palo.
—Buenas noches, Jack—dije para acto seguido dirigirme con Conejo escaleras arriba.
—Yo me quedo aquí—le dije una vez arriba, parándome en mi puerta. Él me abrazó.
Me dirigió una mirada de cariño y se fue escaleras arriba.
***
Abrí mis ojos. Todavía el sol no se había puesto en ángulo para atravesar mi ventana y bañar mis ojos. Tan solo se intuía claridad. Eran las ocho y cuarto de la mañana y la situación actual no me permitía seguir durmiendo más tiempo.
Me levanté y eché un vistazo a los guardianes. Fue una risa descubrir a Conejo durmiendo en el suelo y a Santa roncando a pierna suelta a todo lo largo de la cama. Tooth dormía en la cama de mi abuela abrazada a sus peluches, con varias hadas en la almohada. Sandy, a su lado, dormía en un cojín de arena dorada. Esta noche no habrían trabajado, ya que no podrían influir en nadie.
Después bajé y me dirigí directamente a la cocina echando un vistazo rápido al salón. Me extrañó que Melanie no hubiera dormido encima de Jack.
Una vez en la cocina empecé a prepararme el desayuno. Con el zumo ya hecho, me di la vuelta a coger unas galletas, sorprendiéndome con que Jack estaba en la puerta apoyado en su bastón y con una sonrisa de lado.
—Me has asustado—dije llevándome la mano al pecho relajando mis latidos.
—¿Tan feo soy?—dijo manteniendo la sonrisa daleada.
—No inventes—respondí sonriendo yo también. Cogí las galletas del mueble y las llevé junto al zumo.
—Te has levantado divertida, sonríes—dijo dejando su palo apoyado en cualquier sitio y viniendo hacia mi.
—Ni se te ocurra tocar mi zumo de naranja, o si no te echo de mi casa—dije bromeando.
—Venga ya, ambos sabemos que tú no quieres que pase eso—dijo con voz juguetona y penetrante, mirándome divertido.
El corazón me dio un vuelco. Solté un suspiro, a lo que él respondió acercándose a mí y besándome lentamente. Nuestros labios se compenetraban dando pequeños besos recíprocos. Sus manos se apoyaron en la encimera rodeándome, chocando con el zumo.
—Por poco tiras el zumo, bestia.—dije separándome de él y riendo.
Le miré a los ojos momentáneamente. Mierda, la voz de mi cabeza se había quedado muda. Su pupila se agrandó y nuestras respiraciones se relajaron.
"Quiero más" decidió por sí sola mi consciencia. Un instinto me hizo atraerlo hacia mí para besarle de nuevo. Esta vez los besos eran más confiados, más jugosos. Su aroma era confortablemente atrayente.
"Ahora si" la voz de mi cabeza estaba satisfecha. ¿Era yo, o había empezado a escucharla desde que conocía a los guardianes?
Escuché un carraspeo de garganta desde la puerta de la cocina. Giramos las cabezas rápidamente para encontrarnos con Conejo con los brazos cruzados y las cejas arqueadas.
—Si no os importa, me gustaría hacer mi desayuno...—dijo con tono sarcástico—. Aunque no desayune.
Jack y yo nos miramos durante una milésima de segundo para separarnos rápidamente. Me recogí un mechón de pelo detrás de la oreja. Jack se alejó hacia su palo. Hice como si siguiera pensando en el desayuno, pero realmente mi pensamiento estaba ocupado por unos ojos azules intensos y unos besos jugosos. Se me escapó una sonrisa.
—Preparemos el desayuno de los demás, también están despiertos—dijo Conejo viniendo a mi lado.
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No se quien es Jack Frost.
FanfictionOlivia, una chica de 16 años, vive sola con su abuela Amelia de 91 y su hermano Bruno de 3, debido a que sus padres siempre están de viaje. Desde que ellos se fueron, han empezado a suceder cosas extrañas, y Amelia y Bruno han empezado a actuar de u...