18. ¡No! Tooth, ¡dientes no!

777 65 21
                                    

———Olivia———

Salimos de la madriguera y levanté ligeramente la cabeza mirando nuestro alrededor. Estábamos en mi salón. Conejo me dejó suavemente en un sillón y se agachó delante de mi hasta quedar a mi altura. Desde el principio sentí que con Conejo iba a estar segura pasase lo que pasase. 

—¿Dónde está Jack?—me preguntó suavemente.

  Escuchamos un ruido en el patio y Conejo se levantó. Alcé la mano y agarré su muñeca. "No me dejes sola" habló mi voz de la cabeza. Yo no podía, mis músculos no me lo permitían. Conejo lo entendió y esperó pacientemente a mi lado a que llegasen los guardianes al salón. 

Sandy se acercó a mi y me agarró la mano, mostrando cariño. 

—¿Qué ha pasado?— me preguntó cariñosamente Santa. Pasaron unos segundos antes de que respondiera.

—Jack vino a salvarme. Y lo consiguió—dije soltando una risa triste—. Rompió la cerradura y me sacó de aquella asquerosa celda— conté mientras tenía la mirada perdida en el suelo. Mi voz se debilitaba poco a poco— . Esmeralda se interpuso y...nos dio la opción de que sólo saliese uno. Jack eligió salvarme a mi...él se quedó. Se sacrificó por mi— dije con la voz temblorosa. Mis ojos empezaban a escocer y restregué mi muñeca por ellos.

—Debemos ir por Jack— apuntó Santa.

—Y por Amelia­— añadió Tooth— . ¿Te has enterado...bueno...de qué va todo esto?— preguntó mirándome tierna. Asentí con la cabeza.

—Esmeralda me lo contó. La leyenda de la princesa Flame— miré a Santa— . ¿Por qué no me contaste que era la guardiana de Amelia? A lo mejor podría haberme concienciado...podría haberlo hecho mejor— los guardianes pusieron cara de que estaba diciendo un disparate. Se miraron entre ellos y empezaron a reír como si hubiera contado un mal chiste.

¿Qué les hacía tanta gracia?

Entonces escuché algo. Algo que hacía mucho tiempo que no escuchaba.  

—¡Silencio! Escuchad...—pedí. Los guardianes callaron.

Un llanto se escuchó. El llanto de Bruno. Todos nos sorprendimos. Me levanté rápidamente y fui al cuarto de mi hermano. Abrí la puerta para ver a Bruno llorando en su cuna. Al verme alzó los brazos hacia mí y le cogí. Mi corazón se aceleró.

—¡Bruno! Al fin...—dije estrechándole entre mis brazos—. Tranquilo peque, ya estoy aquí, ya está...— dije consolándolo. Las palabras de Jack vinieron a mi cabeza. Me di cuenta de que actué como una niña protegida cuando Jack me rescató. Pensé de lo bonito que era el sentimiento.

Me separé de Bruno y le miré. 

—E coco...e coco te llevaba y desapadecías...—dijo restregándose los ojos. Yo seguía esperando que sus sueños fuesen solo eso, sueños. Pero ahora que había vivido todo esto, ¿cómo iba a decirle que eran solo pesadillas?

—Tranquilo, ya ha pasado. ¡Tengo una sorpresa para ti! ¿Quieres verla?—Bruno asintió todavía un poco triste.

Bajé hasta el salón con él en brazos, donde los guardianes esperaban impacientes. Al verlos, Bruno abrió los ojos como platos y sonrió vergonzoso. 

—¡No seas tímido! Son Santa Claus, el Conejito de pascua, Sandy, Tooth...han venido a salvarnos del coco...— le dije haciéndome la sorprendida. Bruno movió los pies y le dejé en el suelo.

—Edes muy bonita...— le dijo a Tooth. Esta se enterneció y aleteó feliz las alas.

—Muchas gracias...Tengo una sorpresa para ti...— respondió.

No se quien es Jack Frost.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora